El 6 de mayo de 1964 a las 8:30 p.m., los campesinos residentes en la finca Los Ramones, de la zona de Venegas-Perea, en el actual municipio espirituano de Yaguajay, escucharon un fuerte tiroteo por la vuelta del camino que cruzaba el lugar, sin saber a ciencia cierta de qué se trataba, aunque supusieron que era un cerco o peine sorpresivo de las milicias que habían chocado con una banda armada por aquellos contornos.
Alertados por el ruido de los disparos, los milicianos de la zona cogieron sus armas y corrieron a ocupar sus puestos. Cuando llegaron al lugar, encontraron los cadáveres de los jóvenes Santos Caraballé Abreu y Abel Roig Santos, queridos activistas revolucionarios, militantes del Partido Unido de la Revolución Socialista de Cuba (PURSC), que venían de una reunión de promoción de la Batalla por el Sexto Grado en la escuela primaria de Los Ramones.
También estaba allí, herido de gravedad, el joven Lorenzo Hernández Brito, militante de la Unión de Jóvenes Comunistas (UJC), quien fue trasladado con urgencia hacia un centro de salud donde se logró salvar su vida. Los bandidos, que habían profanado los cuerpos de los dos fallecidos, los despojaron a los tres de todos sus objetos de valor.
Cuando la noticia se esparció por las zonas circundantes, un manto de consternación y dolor, y también de rabia, se abatió sobre quienes conocían a esos muchachos ejemplares, afanados en la noble tarea de enseñar a la masa campesina y desarrollar el campo recién recuperado para sus legítimos propietarios, los campesinos que trabajaban la tierra.
UN ZACEÑO EN YAGUAJAY
Golpeado por la vida en el campo misérrimo por el capitalismo tropical que azoló a Cuba hasta 1959, Abel había nacido en el hogar humilde conformado por Antonio Roig y Eumelia Santos, en la finca Las Varas, barrio de Zaza del Medio.
Cuando Abelito apenas tenía tres años fallece la mamá y él queda al amparo de un primo de ella nombrado Cirilo Santos. Al cumplir los siete, su familia fue desalojada de las tierras donde vivía por la Guardia Rural, que tiró al Camino Real sus pocas pertenencias. Se mudan entonces para la finca El Blanquizal, donde se dedican al cultivo de la tierra.
En la nueva ubicación pasa de la niñez a la juventud, y cuando se produce el Golpe de Estado de Fulgencio Batista y se generaliza la lucha armada, Abel se suma al clandestinaje. Pero triunfa la Revolución y al poco tiempo es intervenida la finca de la que él y los suyos habían sido despojados. Ellos regresan y cuando se crea allí la cooperativa Benito Concepción, figuran entre los fundadores.
El joven se integra a las Milicias y participa en la Limpia del Escambray, luego retorna a la estructura campesina y lo envían para Matanzas a estudiar en la Escuela Automotriz Augusto César Sandino. De nuevo en su terruño encuentra la cooperativa transformada en la granja del pueblo Mártires de Bellamota y a él lo nombran responsable del taller de maquinaria, donde se destaca por su laboriosidad.
En febrero de 1962 ingresa en la UJC, después lo eligen obrero vanguardia a nivel de granja y más tarde obrero ejemplar, luego pasa a integrar el Partido Unido de la Revolución Socialista, es promovido a secretario general de su núcleo y más tarde, a secretario de Educación del Seccional del PURSC en Venegas-Perea.
DE LA ENTRAÑA DEL PUEBLO
Venido al mundo el 23 de octubre de 1939 en el núcleo familiar formado por Lorenzo Caraballé y Fidencia Abreu, Santos Caraballé Abreu se sentía orgulloso de su nacimiento en la finca Los Hondones, municipio de Venegas, donde el 6 de febrero de 1869, el prócer espirituano Serafín Sánchez Valdivia se levantó en armas contra la dominación colonial de España en Cuba.
Destacado desde pequeño por su entereza y espíritu de superación, el joven casi adolescente empieza a trabajar en la finca El Recreo, del latifundista Alberto Moya, donde sus padres son aparceros. Allí afronta junto con ellos y sus tres hermanos el constante temor al desalojo y a las altas rentas, mientras soñaban con un mañana de libertad e igualdad de oportunidades para todos.
Por eso la Revolución triunfante tiene a Santos Caraballé entre sus más entusiastas propulsores. Por eso ingresa en las Organizaciones Revolucionarias Integradas (ORI), y poco tiempo después, en un núcleo del PURSC. No fue extraño entonces que Santos Caraballé fuera alfabetizador y que una vez que Cuba fue declarada Territorio Libre de Analfabetismo, pasara a ser maestro y desplegara una fructífera labor como educador y más tarde como activista de Educación.
Al ser ya dirigente de la Juventud Comunista, Santos se dedica a la promoción de la Revolución Técnica preconizada por Fidel, uno de cuyos primeros pasos era la Campaña por el Sexto Grado, y en esas funciones estaba junto a su amigo Abel, realizando las asambleas de compromiso entre los pobladores de la zona cuando en su camino se interpuso el odio.
DETALLES DE LA EMBOSCADA Y EPÍLOGO
Según se pudo establecer más tarde, los bandidos estaban al tanto de la reunión en la escuelita de Los Ramones y de que a esta asistirían algunos dirigentes locales, por lo que con toda alevosía montaron la emboscada junto a una cerca que haría detener forzosamente el vehículo en que viajaban.
Próximas las 10:30 p.m. el jeep llegó a ese punto y recibió una granizada de balas, disparada por los bandidos al mando del cabecilla Mario Bravo. Sin tiempo para reaccionar, Santos y Abel murieron instantáneamente, mientras Lorenzo Hernández, secretario de la UJC del Seccional, resultó gravemente herido.
Temiendo la reacción natural del pueblo hecho milicia, el cabecilla Mario Bravo y su banda se retiraron rápidamente del lugar para continuar con sus fechorías en otra parte, hasta que, seguidos de cerca por los batallones de la LCB, son localizados el 20 de junio de 1964 en la loma El Blanquizal, Yaguajay, y al día siguiente se tiró el cerco, dificultado por una topografía muy escarpada.
El 23 de junio se inicia el peine, matizado de varios tiroteos y escaramuzas en las que son capturados algunos integrantes de la banda, hasta que el 24 por la noche cae Mario Bravo en manos de sus perseguidores, herido de suma gravedad y, a pesar de que intentan salvarle la vida, fallece antes de la llegada al hospital. Pereció este hombre —convicto de otros crímenes— como había vivido.
Muy bueno recordar a esos mártires, que dieron su vida por erradicar el analfabetismo.
Una precisión: la escuela estaba en Los Ramones (Nuevos) pero la finca donde se produce el hecho era Las Delicias, a 2 km de Perea por el camino viejo a Florencia