El equipo que participará en la Serie del Caribe deberá demostrar en el terreno que no ha dejado de ser aquel grupo de Leñadores que encantó por su forma de jugar el béisbol
Por fin la Serie del Caribe va. Menos mal, por el béisbol de la región y el deporte en sí. En una nueva sede: el estadio Nacional Rod Carew, de Ciudad Panamá y ahora a partir del 4 de febrero, seis equipos buscarán el título del área en representación, más que de los clubes que ganaron sus ligas, de los países donde juegan: Toros de Herrera (Panamá), Estrellas Orientales (República Dominicana), Cangrejeros de Santurce (Puerto Rico), Cardenales de Lara (Venezuela), Charros de Jalisco (México) y Leñadores de Las Tunas (Cuba).
Después de la ardiente polémica generada aquí es lógico que ahora el momento sea para el disfrute de un evento que pugna por arraigarse en la preferencia de las aficiones del área, tras el cambio de sede y la ausencia de figuras con destinos dirigidos desde la MLB.
En cuanto a los Leñadores o el Cuba-Tunas, Pablo Civil tendrá la dura misión de mostrar la viabilidad de un equipo cuya integración levantó muchas ronchas. Y no es que sea exclusivo, pues no hay selección cubana que pueda lanzar la primera piedra en eso de ser cuestionada por la afición por dejar fuera a este o aquel pelotero, o incluir a más de uno sin el suficiente argumento. Incluso, como tónica, todos los equipos que han asistido a las Series del Caribe, desde la reinserción del país en el 2014, han llevado menos jugadores propios que ajenos y en todos los casos han parecido más elencos Cuba que los de las provincias ganadoras del título nacional.
Solo que esta versión de los Leñadores es la que menos atletas “auténticos” lleva, aunque para mí no es el peor de los asuntos y en eso deberíamos pensar. ¿Hasta dónde esa invasión de extraños para un torneo tan corto rompe la dinámica grupal en tan pocos días para cohesionarse? Y ya se sabe que con “trabucos” solo hemos ganado una vez con el Pinar del Río del 2015.
Lo cuestionable para Civil, que dice haber tomado él solo la decisión de a quién llevar, son otros puntos, como el convocar a los “contratados japoneses”, por encima de otros, propios o prestados. Más allá del altercado mediático-comunicativo por la negativa púbica de Alfredo Despaigne de servir como refuerzo de Villa Clara, resulta ilógico que tanto él como Yurisbel Gracial, Raidel Martínez e Iván Moinelo integren un equipo, y lo digo por varias razones, una es que necesitan descansar del largo periplo japonés al cual retornarán en breve o al menos fue una de las excusas expuestas por el granmense, además de las lesiones.
Entonces, ¿hasta dónde están en forma deportiva estos atletas? Es una pregunta que se responderá en Panamá. Lo que ha dicho la historia es que hasta hoy Despaigne poco ha podido aportar (acumula 198 de promedio ofensivo). Y no es que no existan opciones. Una pudo ser el industrialista Stayler Hernández, líder en jonrones de la campaña y de altísimo rendimiento con Villa Clara; o Colás, uno de nuestros mayores talentos, que rindió con dos equipos y dio una lección al sumarse como uno más pese al “acuerdo de no jugar en Cuba” que habían hecho sus compañeros de liga en Japón.
Lo otro es que no creo que tengamos que llevar a los contratados a todos los eventos y que los deberíamos preservar para torneos más fuertes, como los clasificatorios a los Juegos Olímpicos, las propias Olimpiadas o los llamados Súper 12; y en ello incluyo al espirituano Frederich Cepeda, quien, pese a su incuestionable calidad, al parecer enseñó síntomas de cansancio al final de la campaña tras empatar un torneo con otro, tanto fuera como dentro de Cuba. ¿Cuándo y cómo comenzaremos a forjar y preparar talentos que nos harán falta para el futuro?
Tampoco se entendió bien la inclusión del receptor industrialista Oscar Valdés, con poco aún detrás del home y con quien la receptoría no parece tener mucho anclaje defensivo. Y lo afirmo porque en más de una Serie del Caribe a nuestros catchers les han robado hasta los zapatos y por ahí se ha ido más de un juego.
Se sabe que, como en otras variantes de equipos Cuba, no todos juegan al ser pocos los partidos. Entonces, de llevar a un extraño que se añejará en el banco, hubiese sido preferible estimular a quienes se estrujaron la camiseta con Las Tunas, como Rafael Viñales, quien tomó con decoro los arreos cuando Yosvany Alarcón se lesionó este año y también el anterior en que su equipo fue subcampeón. Lo mismo pudo aplicarse para otros como Dennis Peña, Erlis Casanova, Leandro Martínez, Yasiel Santoya…,
incluso el joven talento César Prieto, quien le hubiese agregado, aunque fuera de emergente, mayor rapidez a un elenco que puede perder uno de los atributos que lo condujo al título por un cambio brusco de composición donde sobran hombres lentos, sin entrar a analizar qué hacer con tantos potenciales designados.
Pero si a estímulo, justicia y lógica vamos, una de las mayores exclusiones en este Cuba-Tunas es la del preparador físico de un equipo campeón que, si algo tuvo de distinción y fortaleza, fue la excelente forma deportiva que mantuvo en toda la lid y la manera en que llegó a la fase final, y eso pasa, indiscutiblemente, por horas de trabajo, pensamiento y terreno de Edesio Pérez, quien se ha ganado el reconocimiento de impartir hasta conferencias en eventos internacionales.
Estos Leñadores, a quienes aplaudiré desde mi palco de cubana, podrán ganar o perder como les ha tocado a sus antecesores, pero deberán demostrar que, en el terreno, no han dejado de ser ese equipo que encantó y sumó por su título contundente.
Elsa estoy de acuerdo con lo que usted plantea en su comentario yo creo que a la serie debió ir el equipo con todos los jugadores que lo llevaron a ese resultado independientemente de lo que pase en el torneo. Me parece que hay que estimular a los atletas y olvidarnos un poco de «los contratados» pues estos están insrtados en otro sistema competitivo y como usted bien dice dejarlos para empeños mayores y si por fin se materializa el acuerdo con la MLB nuestro país en un plazo razonable puede volver a ocupar el lugar que siempre tuvo en el beisbol mundial
Y yo, de machista no tengo nada, pero concordo una vez más con Elsa en su análisis, sobre todo con la parte que habla de la no inclución del preparador físico tunero.
Parece que, aunque de forma inconsciente, todavía me salen rasgos de machismo que en mi niñez manifestaba. Digo esto porque cuando marqué éste artículo en mi celular, pensé que siendo una mujer la que comentaba no iba a tener mucha calidad, que machismo el mío. Por favor, te pido mil disculpas, porque me he encontrado con uno de los análisis más objetivo, imparcial y con mayor profundidad que he leído sobre el tema. Te felicito. No tengo nada que agregar.