Conserva el aliento del maratonista que fue. Tiene en la persistencia y la pasión por lo que hace los mejores atributos y el aval que convierten a José Manuel Betancourt Arrozarena en el mejor activista deportivo de la provincia espirituana.
Bastan para saberlo no solo las calles y el estadio de Yaguajay, sino también las carreteras de varias provincias cubanas donde los atletas que entrena lo han recompensado con medallas.
En esos ajetreos lleva casi 40 años de los 58 que tiene, un largo periplo en el que, como activista que es, no ha recibido remuneración. “Vivo orgulloso de eso. Nuestro Comandante en Jefe Fidel Castro dijo una vez que el activismo es la columna vertebral del deporte, por eso defiendo lo que hago y me entrego a mi labor”.
Lo de entrenar se le quedó en la sangre cuando fue atleta durante unos 15 años y recorrió todas las especialidades en carreras de fondo, desde los 800 metros hasta los 42 kilómetros. Puso a prueba su valía en eventos desde el municipio hasta la nación, algunos con carácter internacional como las Copas Cuba y Memorial Barrientos, con cosecha de seis medallas de bronce.
Cuando no pudo correr más decidió concretar lo que siempre le dijo su profesor Jorge Irigollen. “Nos enseñó que había que hacer todo cuanto fuera posible por el desarrollo del deporte”.
En ese lapso, solo interrumpió su labor en 1989 cuando viajó a Angola en cumplimiento de una misión que lo llevó a construir un aeropuerto en la provincia de Caboledo. También a Venezuela, donde como gloria deportiva compartió su sapiencia en el estado de Barinas y compulsó la participación de varios atetas medallistas en diversas competiciones. Después de eso, Yaguajay, Sancti Spíritus y Cuba lo conocieron multiplicado entre sus oficios de cochero y entrenador-activista.
“En los inicios de los 80 comencé con muchachos desde 12-13 años hasta juveniles y mayores. Con ellos hemos asistido a diferentes maratones reconocidos como el de Trinidad, el de Bayamo, en Granma, el Internacional de Varadero, el de La Farola, en Baracoa. En todos siempre obtenemos medallas”.
Por mantener vivo el deporte no ha escatimado sacrificios; lo mismo para buscar recursos e implementos con el fin de mejorar las instalaciones de práctica en el estadio Luis Torres, como el cajón de salto, que pasar dos días para ir y otros dos para regresar de Baracoa o dormir en terminales y viajar en lo que aparezca, una aventura en la que lo acompañan varios de quienes corren a su paso por calles de Yaguajay o de otros sitios.
Tiene que ver con el poder de convencimiento que muchos le atañen y que emana, más que de palabras, de su ejemplo personal. “Cada tarde sobre las cinco me dedico a preparar a la gente, incluso espero por algunos que vienen de los cayos un poco tarde”.
Una de sus recompensas mayores en estos años se ha coronado en personas como Yordan Ramos Viamonte, un yaguajayense que en el 2008 fue noticia en los Juegos Escolares Nacionales cuando implantó récord nacional en el Cross Country, aún vigente; también ganó oro en los 1 600 metros y al año siguiente fue captado para el equipo nacional por sus resultados. “Para mí es un orgullo saber que lo entrené”.
En medio de tanto ajetreo, saca tiempo para atender las tareas de la Ansoc, organización que dirige en su municipio, y también para participar con los atletas espirituanos de esa asociación en sus competencias nacionales, además de cumplir los requerimientos como árbitro nacional.
No falta quienes le cuestionan el porqué de tanto esfuerzo sin que medie ningún pago y hay hasta quienes le han estimulado a irse para los cayos, adonde han partido no pocos profesores. “Hay gente que me dice que para qué hago esto, pero les contesto que uno hace por lo que siente amor. Incluso mi hija Melisa asegura: “Ahí se va él para su delirio”.
Por eso extraña que no tenga en sus reconocimientos ninguno de carácter nacional, como no sea la medalla Mártires de Barbados. “No es que uno trabaje para eso, pero sí me duele porque veo que gente que llegó después que yo lo tienen, pero no importa, seré activista mientras respire”.
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