Los escritores y artistas de Cuba agrupados en la Uneac afianzan este sábado el compromiso de contribuir para que esta organización penetre y dialogue con el tejido social de la nación.
Al inaugurar el noveno Congreso, el presidente de la Uneac, Miguel Barnet, destacó que el principal objetivo de esa organización es cultural y social.
En el camino hacia este noveno Congreso hemos puesto en práctica un método mucho más eficaz para el debate de nuestra agenda y para garantizar una mayor profundidad en la vocación participativa de los creadores, afirmó el etnólogo al inaugurar la jornada de debates en el Palacio de Convenciones, de esta capital.
Según explicó, la realización de asambleas a nivel de secciones, filiales y comités municipales en todo el país permitió revisar a fondo el funcionamiento de las estructuras, propició un diálogo mucho más fecundo y puntual con las instituciones y estableció una ruta crítica para de conjunto despejar problemas y definir estrategias.
Fueron expresadas con entera libertad y absoluto respeto las más diversas opiniones en asambleas que contaron casi siempre con una altísima participación, lo que confirmó el poder de convocatoria de la organización, sostuvo.
Barnet reconoció la voluntad del Ministerio de Cultura, sus instituciones y direcciones provinciales de trabajar coordinadamente con la Uneac en la construcción de un diálogo abierto, desprejuiciado y transparente.
El desarrollo cultural en una sociedad como la nuestra no solo compete al movimiento intelectual y artístico, ni siquiera a las instituciones del sector, sino a la sociedad toda, subrayó.
La Uneac siempre ha sido un estandarte de la verdad y la diversidad cultural. Hemos luchado denodadamente contra el pensamiento único que lacera las conciencias; por eso defendemos el debate profundo de nuestra cultura, añadió.
El poeta, narrador y ensayista recordó que la Uneac ha contribuido con su óptica a establecer principios y jerarquías en la cultura, en una lucha sin cuartel contra lo banal y lo superfluo.
Al decir de Barnet, es necesario y urgente fomentar los valores éticos y estéticos y favorecer el crecimiento integral del ser humano, ese gran protagonista del socialismo.
La cultura es la brújula que nos debe indicar el camino. La cultura debe acompañar el esfuerzo que se está haciendo hoy para desplegar las fuerzas productivas del país y lograr un socialismo próspero y participativo, a contracorriente de la creciente hostilidad imperial, observó.
A la vez, recordó que un componente de la prosperidad, de la calidad de vida que se espera alcanzar, radica en la dimensión espiritual que ofrece la cultura.
En las condiciones actuales mantener la cohesión de la política cultural cubana resulta una tarea prioritaria frente a los intentos de los enemigos de dividir al movimiento artístico con cantos de sirenas y manipularlo con propósitos subversivos, apuntó.
De acuerdo con el presidente, la Uneac está en el deber inexcusable de apoyar y promover la auténtica cultura nacional.
Nuestra más alta aspiración no puede ser otra que la conquista del humanismo revolucionario. Y esto solo se logra desde un pensamiento instalado en la verdadera vanguardia, subrayó.
Para cerrar las
palabras inaugurales, Barnet convidó a dedicar las labores de este IX
Congreso de la Uneac, a la memoria y el legado del líder de la
Revolución Cubana, Fidel Castro, quien -dijo textual- es y será guía y
fuente de inspiración para la vanguardia intelectual y artística.
El evento sesiona este 29 y 30 de junio en el Palacio de Convenciones, bajo el lema ‘Sin cultura no hay libertad posible’, y se espera que marque el punto de partida para una nueva etapa de trabajo.
La Uneac, fundada en 1961 por el poeta nacional Nicolás Guillén, estimula, protege y defiende la creación intelectual y artística en Cuba.
En total, la entidad cuenta con nueve mil miembros y filiales en todas las provincias del país y 250 delegados participan en el IX Congreso, que acontece en esta capital.
Escambray se reserva el derecho de la publicación de los comentarios. No se harán visibles aquellos que sean denigrantes, ofensivos, difamatorios, o atenten contra la dignidad de una persona o grupo social, así como los que no guarden relación con el tema en cuestión.