El palpitar rutinario del corazón de la cuarta villa de Cuba marca, por estos días, un ritmo diferente. Además del ir y venir constante de quienes disfrutan del verano o quienes con paso apurado transitan habitualmente por el céntrico bulevar de la cabecera provincial, han topado justo en sus narices con labores inusuales en tres de los elementos más preciados de ese espacio: los retratos escultóricos de Francisquito, Oscar Fernández Morera y Serapio.
Una trilogía de personajes populares testigos, desde hace varios años, de todo cuanto ocurre en esa arteria. Plantados allí para evitar que el tiempo, en su indetenible paso, los retoque con el polvo del olvido.
Y precisamente por estos días una buena nueva llegó hasta el artífice de esa magistral materialización, el escultor Félix Madrigal, quien conoció que finalmente serán fundidos en bronce para así darles mayor durabilidad.
Mas, lograrlo exige completar un proceso minucioso que roba horas de un intenso trabajo, tanto en el lugar in situ, como luego en el taller del creador y más tarde en Santiago de Cuba.
“Ya podemos hablar de que en Sancti Spíritus se ha ganado en cultura en el tema de conservación, pues gracias a la Dirección Provincial de Servicios Comunales se logrará esta idea. Además, en varios parques municipales se han recuperado bustos. Eso habla en bien de nuestra sociedad y su patrimonio”, expresó Madrigal en un descanso obligado porque el colectivo de creadores aprovecha cada segundo para cumplir con el pacto de que en el menor tiempo posible se puedan disfrutar las esculturas en su material bronceado.
Desde que supieron la noticia y sin perder tiempo, Félix Madrigal y dos jóvenes creadores se subieron las mangas al codo para protagonizar un hecho poco usual en este terruño. Bien temprano en la mañana, al estilo de Indiana Jones, permanecen horas y horas sumergidos en un trabajo preciosista. Escoltados por un armamento de gruesos tubos, revestidos con tela de saco, les toman cada centímetro a las piezas. El sol y las altas temperaturas les imponen un ritmo no muy rápido, pero el éxito está en el detalle de cada trazo.
“Estamos reproduciendo la pieza en muchos fragmentos. Técnicamente se llama negativo. Luego, en mi taller se rellenarán con el positivo para armar la estatua porque para fundir hay que tener el original o una copia”, explicó Félix.
Todas esas labores, que culminarán con la salida de las piezas de los hornos de la Fundación Caguayo,entidad cultural dirigida por Alberto Lescay en Santiago de Cuba, no deben dilatarse más de tres meses.
“Allá se moldearán en arena de fundición y, después a un espesor de entre 8 y 10 milímetros se obtendrá la forma integral en bronce”, añadió.
Tras ese complejo proceso, Gerardo Echemendía Madrigal (Serapio), con su periódico Escambray bajo el brazo y maracas en mano; Francisquito, el hombre de pelo bronco, saco de oscuro confuso como su piel y ropas raídas, enigmático por ser tan exacto como un reloj suizo, y Oscar Fernández Morera, uno de los precursores de las artes plásticas espirituanas por captar los colores de la villa como pocos, retornarán a nuestro bulevar con una textura que les permitirá surcar la eternidad.
En el caso de la pieza de Fernández Morera, se le incluirá un caballete con un marco calado para que las personas se coloquen como si fueran las obras de nuestro pintor y así adquiere un carácter interactivo.
“Estoy muy contento porque sé que ya serán perdurables. Resistirán más las condiciones medioambientales y las no pocas indisciplinas sociales que, en ocasiones, las han lacerado”, refierió el autor de otras importantes creaciones que hoy engalanan el patrimonio espirituano.
Junto a estos tres personajes populares emplazados en un espacio público estrecho, de piso de mármol, con objetos decorativos y centros estatales y particulares, se pensó, en los inicios del proyecto, en la inclusión de otros retratos escultóricos que escriben la historia que se cuenta de boca en boca en la añeja villa del Yayabo.
Serían, igualmente protegidos por el ir y venir constantes, los saludos vía Internet, la venta de los periódicos o el pago de la electricidad. Mas, contratiempos lógicos y falta de presupuesto han impedido, hasta este momento, que se inmortalicen en yeso.
Los elegidos para sumarse a esa galería a cielo abierto, como ha sido considerado nuestro bulevar, fueron Bulla-bulla y Ramón, El Cojo.
“Aspiramos en un futuro no muy lejano concretar esa idea. Esas dos pasarían del modelado en barro al yeso y luego al bronce. También nos queda pendiente, a un costado de la Terminal de Ómnibus Nacionales, el Monumento a los Mártires, al cual le falta una corona de laurel que tiene que ser fundida en bronce. De lograrse, todo eso, nos colocaríamos a la altura de lo que se hace en el resto del país en este tipo de labor”, concluyó Félix Madrigal.
Bulla-bulla, con su andar despacio, seguido de su caballo como tantas veces se le vio, será emplazado a pocos metros de la intersección del bulevar con el recién remodelado boquete El Coco, mientras que Ramón, El Cojo, se dejará descansar en uno de los bancos cercanos al Correo y la sede del Comité Provincial de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba para sentir, junto al resto de los personajes inmortalizados en bronce, el palpitar de la villa que los catapultó a la popularidad.
Es verdad que la situación económica es dificil pero esta idea de Madrigal la considero maravillosa y necesaria para perdurar la cultura de nuestra añeja villa, en varias ocasiones he conversado con mis compañeros en la Universidad de Ciencias Médicas donde trabajo, lo bonito que fuera colmar el bulevar de otros personajes pintorescos de Sancti Spiritus, a estos se le pudiera unir más adelante la figuar de primo Napoles, con su guante y pelota tirándola contra las paredes para destacar sus dotes de buen torpedero. Esta idea es cultura, muy necesaria de mantener en estos tiempos, para nuestros jovenes. Yo cada vez que paso por frente a Francisquito me acuerdo de mi niñez cuando lo esperábamos en la noche para preguntarle la hora. Yo soy profesor de la Universidad de Ciencias Médicas, y muchas de mis clases las motivo con la imagen de Francisquito y pocos alumnos conocen de su historia, por eso elogio la idea de ver a Ramón y a Bullabulla, nuevamente entre nosotros.
Estamos en condiciones de realizar estos gastos? Las condiciones actuales lo permiten?