Diversos medios de prensa destacaron este dos de abril en Madrid el rechazo expresado por el ministro español de Relaciones Exteriores, Josep Borrell, al recrudecimiento del bloqueo económico de Estados Unidos contra Cuba, durante una visita a Washington.
Las agencias
de noticias EFE y Europa Press, diarios como El País y 20 minutos y la estatal
Televisión Española se hicieron eco del encuentro que Borrell sostuvo la
víspera con el secretario norteamericano de Estado, Mike Pompeo.
En esa reunión, según reflejan esas fuentes, el canciller de este país dejó
clara su oposición al endurecimiento del prolongado cerco que Estados Unidos
mantiene sobre la isla caribeña, en particular la posible activación del título
III de la extraterritorial ley Helms-Burton.
‘Hemos hablado de la posibilidad de que se aplicara el capítulo III de la ley
Burton a Cuba, y ya sabe Estados Unidos que en eso estaríamos radicalmente en
desacuerdo los europeos y España en particular’, aseguró el jefe de la
diplomacia española.
Desde su aprobación en 1996, el título III de la citada normativa fue suspendido
por todos los gobiernos estadounidenses cada seis meses, de manera que nunca
llegó a entrar en vigor por completo.
En enero, cuando tocaba renovar ese aplazamiento, el presidente Donald Trump
disparó todas las alarmas al hacerlo por apenas 45 días y, con posterioridad,
en marzo, volvió a renovar dicha suspensión durante 30 días, una medida que
expira el venidero 17 de abril.
En declaraciones a periodistas tras su encuentro con Pompeo, Borrell explicó
que España se opone a la aplicación de ese capítulo de la Helms-Burton por una
‘cuestión de principios’, pero también porque podría perjudicar a empresas
ibéricas afincadas en Cuba.
A principios de marzo, las autoridades cubanas denunciaron que, desde su
entrada en vigor, la polémica norma procuró universalizar el bloqueo económico,
comercial y financiero mediante presiones brutales e ilegales de Washington
contra terceros países, sus gobiernos y sus empresas.
Una nota oficial difundida entonces afirmó que mediante la Helms-Burton,
Estados Unidos persigue asfixiar la economía cubana y promover o aumentar las
carencias de la población, con el propósito de imponer en la isla un Gobierno
que responda a sus intereses.
La nación caribeña defendió, además, que ‘las nacionalizaciones cubanas se
llevaron a cabo amparadas por leyes, con estricto apego a la Constitución y en
conformidad con el Derecho Internacional’.
El texto precisó que ‘todas las nacionalizaciones contemplaron procesos de
compensación justa y adecuada que el gobierno de los Estados Unidos se negó a
considerar’.
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