Los peligros y riesgos que entraña el cambio climático para los países del Gran Caribe, encontraron tribuna en el segmento de alto nivel del Octavo Encuentro de la Asociación de Estados del Caribe (ACE).
De una u otra forma los Estados miembros plenos y los territorios asociados, más organismos internacionales observadores, coincidieron en señalar que la zona, sobre todo los pequeños países insulares, constituye una de las más vulnerables del planeta a causa de ese fenómeno provocado por el desarrollo industrial desenfrenado de las antiguas potencias coloniales y neocoloniales.
El presidente cubano, Miguel Díaz Canel, evocó las palabras del líder histórico de la Revolución cubana, Fidel Castro, cuando en fecha tan temprana como 1992 en un foro de las Naciones Unidas alertó que la especie humana estaba en riesgo de desaparecer por la rápida y progresiva liquidación de sus condiciones naturales de vida.
Daniel Ortega, mandatario anfitrión del encuentro, denunció la vulnerabilidad de la región ante los embates provocados por el desarrollo sin fronteras que no se mide en términos de sostenibilidad.
Refirió que las naciones caribeñas han sido víctimas de la situación global porque no cuentan con los recursos para enfrentar un daño sufrido a causa del saqueo de sus recursos naturales por las grandes potencias.
El Salvador reclamó en la voz de su jefe de Estado, Salvador Sánchez Cerén, la necesidad de promover en la región un futuro más sustentable ante la amenaza del cambio climático.
Tras mencionar los logros de los proyectos medioambientales desarrollados por su gobierno, el presidente salvadoreño dijo que la aceleración de ese flagelo repercutirá negativamente en los esfuerzos por la erradicación de la pobreza y a la vez profundizará fenómenos como la sequía y problemas sociopolíticos al estilo de los flujos migratorios.
El Encuentro de Managua eligió al canciller y ministro de Comercio Exterior de Barbados, Jerome Walcott, para asumir la presidencia pro tempore de la AEC, mientras representantes de México, Panamá y Guatemala ocupan las vicepresidencias.
Esperamos trabajar de manera muy seria con la Secretaría y los comités especiales para seguir con la labor ya en curso de la AEC, expuso Walcott en las palabras que pusieron fin a tres días de sesiones en el capitalino Centro de Convenciones Olof Palme.
En medio de esas jornadas fue aprobado el Plan de Acción 2019-2021, ratificado por los jefes de delegaciones, así como la Declaración del Encuentro.
Ese documento final de 27 puntos reafirmó la vigencia y relevancia de los principios y objetivos reflejados en el Convenio Constitutivo de la AEC como organismo de consulta, concertación y cooperación para avanzar en la unidad e integración del Gran Caribe.
Subrayó la vital importancia del mar Caribe como activo común de los pueblos que habitan en su entorno y el papel unificador desempeñado en su historia e identidad.
La Declaración celebró la voluntad política y el compromiso mostrado por algunos países desarrollados que asumieron la responsabilidad de incrementar su contribución al Fondo Verde para el Clima.
El Octavo Encuentro de la AEC resultó -además- el marco adecuado para la celebración del primer cuarto de siglo de la organización subregional, fundada en Cartagena de Indias, Colombia, en julio de 1994.
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