Agentes de Estados Unidos iniciarán este domingo una gran redada contra migrantes ilegales, en la que pretenden arrestar a miles de miembros de familias indocumentadas.
Así lo anunciaron al diario estadounidense The New York Times dos oficiales, uno retirado y otro activo, del Departamento de Seguridad Nacional de los Estados Unidos, quienes prefirieron mantener su anonimato porque la operación se encuentra en su etapa preliminar.
Las redadas, que tienen el respaldo del presidente Donald Trump, serán ejecutadas por la Oficina de Inmigración y Control de Aduanas (ICE, por su sigla en inglés) durante varios días, e incluirán deportaciones “colaterales”, según los funcionarios.
De acuerdo con los oficiales, los agentes de ICE tienen ordenes de deportar a unos 2000 migrantes que permanecen en el país de manera ilegal, en al menos 10 ciudades importantes.
Durante el proceso de deportaciones, las autoridades podrán detener a otros migrantes que se encuentren en los lugares donde se desarrolle la operación, a pesar de que no sean el objetivo de las redadas.
Cuando sea posible, los familiares que son arrestados juntos podrán ser recluidos en los centros de detención familiar en Texas y Pensilvania. Pero debido a las limitaciones de espacio, algunos podrán quedarse en habitaciones de hotel hasta que se puedan preparar sus documentos de viaje.
Según detalló el texto publicado por el New York Times, las familias que fueron seleccionadas cruzaron la frontera recientemente y el gobierno estadounidense aceleró sus procedimientos de inmigración durante el otoño pasado.
En febrero a muchos de esos inmigrantes se les pidió que se presentaran en una oficina de ICE y les notificaron que debían marcharse de Estados Unidos, dijeron las autoridades de seguridad nacional.
Reacciones y divisiones en EEUU ante amenaza de deportación
La amenaza de deportación ha sacudido a las comunidades de inmigrantes en todo el país, provocó reacciones airadas entre los políticos locales y los funcionarios de la policía y ha generado una división dentro del Departamento de Seguridad Nacional, la agencia encargada de realizar las deportaciones.
De acuerdo con los agentes, la operación podría tener un éxito limitado porque ya se ha corrido la voz entre las comunidades de migrantes sobre cómo evitar el arresto; por ejemplo, muchos ya saben que pueden negarse a abrirle la puerta de sus casas a los funcionarios, y los agentes de ICE no se les permite legalmente ingresar por la fuerza a una residencia.
Asimismo, es probable que los abogados defensores presenten mociones para reabrir los casos de inmigración de las familias, lo que retrasaría significativamente —o detendría por completo— su expulsión de los Estados Unidos.
A principios de junio, el secretario interino del Departamento de Seguridad Nacional, Kevin K. McAleenan, le dijo al director de ICE en ese momento, Mark Morgan Morgan, que suspendiera la operación.
Según los funcionarios, McAleenan no apoyó las redadas en parte debido a la preocupación de que los padres indocumentados pudieran ser separados de cualquiera de sus hijos que sean ciudadanos estadounidenses. Luego, Morgan presionó directamente a Trump para que impulsara las redadas.
En una tensa reunión con los funcionarios de la Casa Blanca el 21 de junio, dos días antes de que comenzaran las redadas, McAleenan describió nuevamente los desafíos de la operación, incluida la separación de familias y la logística de su alojamiento hasta que puedan ser deportados.
Por ejemeplo, si se descubre que los padres indocumentados tienen hijos que son ciudadanos de los Estados Unidos, por ejemplo, los agentes de ICE deberán esperar con los niños en una habitación de hotel hasta que un familiar pueda buscarlos.
En contexto
- Los cruces de migrantes han disminuido desde mayo, cuando se detuvo a 144.200 migrantes en la frontera suroeste, la mayor cifra registrada en 13 años.
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