Las piernas y las fuerzas de Eugenio Palmero Díaz se dividen en dos “orillas”. Por eso aprovecha su escaso tiempo de permanencia en Cuba para jugar con su equipo de Sancti Spíritus en la 104 Liga Nacional de Fútbol, tras intervenir durante casi seis meses en la Liga Profesional de República Dominicana.
Así ha sido durante las últimas dos temporadas, desde que logró incluirse en el once regular del Atlético Vega Real, uno de los 12 equipos de dicha liga, que inició en el 2015.
Pero para el muchacho de 29 años, quien militó en las principales selecciones nacionales hace algunos años, más que desgaste, el ejercicio es un complemento
“Es muy fuerte, pero las dos cosas se pueden llevar a la vez, la preparación de aquí me ha servido mucho para allá y viceversa. Solo descanso un mes, vuelvo a las prácticas y me va bien porque cuando llego allá estoy en plenitud de forma”.
El complemento también se facilita porque en ambos torneos se desempeña como defensa central, una posición que ha primado en sus 13 años como futbolista.
“El formato de aquel campeonato es parecido al de Cuba, con 12 equipos que juegan todos contra todos, clasifican seis y luego cuatro para semifinal y final, y es de febrero a julio con la participación de jugadores de diferentes países, lo que te obliga a esforzarte más. La liga me ha aportado mucho en el trabajo táctico y físico y, al igual que aquí, el fútbol se basa en la velocidad y la resistencia”.
A la liga dominicana, donde juegan otros cubanos, llegó por la diligencia de Carlos Ramírez, quien se desempeñó como técnico de ese deporte en tierra espirituana. Y desde que entró supo que de él mismo dependía su permanencia
“Él me ayudó y espero no defraudarlo. El contrato es por un año y lo que se valora es el rendimiento, si rindes te lo renuevan, si no, te mandan para la casa. He tenido dos temporadas muy buenas y por eso voy para mi tercer año, de ahí que me empeñe en seguir entrenando”.
Aspira como a otros que el fútbol cubano pueda tener una mayor inserción en el mundo para así elevar el nivel actual: “Creo que todo cubano puede jugar en cualquier liga del mundo, hoy hay muchos jugadores en países como Antigua, Panamá, Guatemala, Estados Unidos y creo que pueden aportar mucho para Cuba”.
Y aunque no podrá estar toda la temporada con los suyos, espera que su equipo espirituano enderece el rumbo después de un inicio en el que solo ha podido conseguir dos empates.
“Este será siempre el equipo de mis sueños, aquí nací y me hice futbolista, por eso desde allá siempre sigo su desempeño. Hay muchos muchachos jóvenes, la competencia es fuerte, pero creo que existe potencial para clasificar y luchar por estar entre los cuatro primeros”.
Escambray se reserva el derecho de la publicación de los comentarios. No se harán visibles aquellos que sean denigrantes, ofensivos, difamatorios, o atenten contra la dignidad de una persona o grupo social, así como los que no guarden relación con el tema en cuestión.