El viaje del ya expresidente boliviano Evo Morales desde Cochabamba hasta México, país que le ha concedido asilo, ha sido todo un «periplo» por la política de la región que ha exigido un gran esfuerzo de negociación al Gobierno de Andrés Manuel López Obrador para que el traslado pueda llevarse a buen puerto.
A la espera de que Morales aterrice en Ciudad de México en torno a las 11.00 (hora local) de este martes en un avión de la Fuerza Aérea mexicana, el ministro de Exteriores del país azteca, Marcelo Ebrard, ha explicado a la prensa cómo se gestionó su traslado una vez que el dimitido presidente boliviano aceptó la oferta de asilo de México.
«Ha sido como un periplo por diferentes espacios y decisiones políticas», ha ilustrado Ebrard. Para llegar a Bolivia, la «primera ruta» pasaba por Perú, país que autorizó el aterrizaje en Lima para repostaje.
Una vez en suelo peruano, el aparato «tuvo que esperar» porque faltaban por conseguir «las autorizaciones en Bolivia» algo que, dada la situación actual, no resultó fácil porque «no está claro quién decide qué». Sin embargo, al llegar al espacio aéreo boliviano, las autoridades les notificaron que el permiso había sido revocado, por lo que hubo que volver a Lima.
Tras varias gestiones, finalmente fue «el comando de la Fuerza Aérea (boliviana) el que otorgó el permiso, lo cual también dice quién tiene el poder ahorita en Bolivia», ha resaltado Ebrard. México ha tachado de «golpe de Estado» la renuncia forzada de Morales el domingo tras la intervención del Ejército, que le «sugirió» su salida.
Una vez en Cochabamba, donde Morales esperaba, y con todo listo para regresar por el mismo camino, el Gobierno de Perú notifica que «por valoraciones políticas» ya no autorizaba a usar su territorio para repostar de camino a México.
#ULTIMAHORA: Canciller #Mexico explica contratiempos para llevar a #EvoMorales a #Mexico. Tensiones en aeropuerto de #Bolivia. Negativas para despegue avión y luego impedimento para sobrevolar nuevamente espacio aéreo boliviano. #Ecuador no permitió sobrevolar su espacio aéreo. pic.twitter.com/eE3zMmL436
— Rolando Segura (@rolandoteleSUR) November 12, 2019
COCHABAMBA, «EL MOMENTO MÁS TENSO»
Este fue, según Ebrard, el momento «más tenso» y «más difícil», puesto que los seguidores de Morales se encontraban en torno al aeropuerto y en su interior «había elementos de las Fuerzas Armadas». Así pues, ha añadido, hubo que conseguir «un plan B».
El Gobierno mexicano contactó entonces con Paraguay, ayudado también en la gestión por el presidente electo de Argentina, Alberto Fernández, que contactó directamente con el mandatario paraguayo, Mario Abdo Benítez, y recibió autorización para volar a Asunción, repostar y hacer las gestiones pertinentes.
Al final, y gracias a la «capacidad de diálogo» del general a cargo de la aeronave, la Fuerza Aérea de Bolivia dio luz verde al despegue, «porque no nos iban a permitir», y el avión puso rumbo a Asunción. Desde aquí, nuevo contacto con Perú para que permitiera sobrevolar su espacio, y con Ecuador, a quien también se pidió que autorizara un posible aterrizaje para repostar en Guayaquil.
Pero en ese momento surgió un nuevo problema: «Bolivia no daba permiso para cruzar el espacio aéreo», ha indicado el canciller, lo que obligó a buscar «alternativas», obteniéndose el permiso de Brasil para «poder volar en la línea fronteriza entre Bolivia» y ese país con destino a Perú.
Sin embargo, este no sería el último obstáculo en el periplo, ya que una vez en vuelo, tras partir de Asunción a las 2.00 horas de México, «hubo que rodear Ecuador» porque el país revisó su permiso, optándose por entrar en aguas internacionales.
Ebrard ha confiado en que no haya ya más «contratiempos», tras lo cual ha calificado lo ocurrido de «viaje por la política latinoamericana y cómo se toman las decisiones y los riesgos que se corren», adelantado que será él quien vaya a recibir al aeropuerto a Morales, que llega acompañado por el que fuera su vicepresidente, Álvaro García Linera, como ha informado este último en su Facebook, donde ha publicado una foto con la «tierra» boliviana que se lleva al exilio.
El canciller no ha querido desvelar dónde residirá Morales en México «por razones de seguridad» y ha recordado que al Estado mexicano le corresponde garantizar su seguridad, como al resto de asilados en el país.
En cuanto a la situación interna en Bolivia, ha dejado claro que México no puede «proponer acciones» en ese país, sino que tienen que ser los bolivianos los que decidan. Lo que «desearíamos, como América Latina y como todo el mundo», es que haya una «salida democrática, pacífica y pegada a la Constitución».
Al fin llegó a Mexico, ahoa a continuar la lucha por su pueblo.