El paisaje natural nos llevó de a poco hasta la comunidad de Curva de Coca, perteneciente al Consejo Popular de Arroyo Blanco, en Jatibonico. En medio de la tranquilidad, encontramos un lugar que sirve de refugio para el corazón de los más pequeños de casa. Su faz concuerda con su mundo interior, y su pensamiento busca el bienestar de todos los que acarician su entorno.
Sus laberintos desnudan cada etapa de la niñez, y sus pasos recorren las más insospechadas habilidades de los infantes. Su rostro lo expresa todo cuando abraza a los niños, y sus manos descubren los misterios y los miedos de cada chico que roza por primera vez su semblante. Con tales trazos dibuja la naturaleza el Centro de Pioneros Exploradores Panchito Gómez Toro, ubicado en este territorio espirituano, el cual recibe a pequeños de los municipios de Yaguajay, Taguasco y del propio Jatibonico.
DESCUBRIENDO SENDEROS
Como quien persigue un sueño, el centro prepara a las nuevas generaciones para la vida en campaña a través de actividades del Movimiento de Pioneros Exploradores, la visita a tarjas históricas, así como el recorrido por las lomas contiguas al lugar.
Y para no perder las riendas de su corazón, el sitio busca la motivación de los alumnos que llegan hasta allí ávidos de esparcimiento.
“Los principales ejercicios que se ponen en práctica están encaminados a favorecer la vida en campaña, y la supervivencia —comenta Yoel Trujillo Valdés, guía profesional de pioneros en la institución—. Nos concentramos en que los pioneros venzan diferentes modalidades de las 25 que tenemos contempladas. Por ejemplo, trabajamos las habilidades de forma individual y colectiva; orientación por medios naturales; construcciones rústicas; y competencias del plato tradicional, silvestre, y comestible, entre otras pericias”.
El centro, aun cuando regula la entrada de pioneros de cuarto a noveno grado, también hace concesiones, y se desliza para recibir a estudiantes del preuniversitario previo acuerdo con la Unión de Jóvenes Comunistas. Oportunidad que ensancha las puertas de un sitio que no solo perfila el camino de la exploración y el campismo, sino que vincula esta línea con los trabajos productivos.
“Tenemos un área dedicada al autoconsumo para la siembra de viandas, y algunos granos que se utilizan para la comida de los animales que poseemos en el minizoológico, y para la alimentación de los niños. A esta zona trasladamos a los escolares, con el propósito de estimular su atención hacia las carreras de perfil agropecuario, y de esta forma hacemos desde aquí trabajo de formación vocacional”, alega Adelfo Sibero Díaz, director de la instalación.
UN CENTRO DE REFERENCIA
Caminar por el sitio implica tropezar con el silencio de la tierra y el cielo; sentir su aspecto sombrío debido a la espesa arboleda que lo circunda, y arrobar las almas con la contemplación del bellísimo cuadro natural que lo rodea. Y es que este lugar pinta las más diversas amistades con el entrenamiento de cada práctica.
“Llevo varios años viniendo a la institución, y no me aburro. Aquí me siento bien. Aprendo sobre naturaleza e historia, porque vamos hasta una loma cercana donde está escrito con piedra el nombre de Fidel, y también está la bandera del 26 de Julio. No dejo de venir en las vacaciones, porque el campamento es como si fuera mi otra escuela”, describe Dianelys Hernández Guerra, pionera de sexto grado de la comunidad de Purialito, en Jatibonico.
Esta imagen se perfila gracias a las labores acicaladas de los trabajadores y de la comunidad. “La localidad apoya al campamento en todas las faenas: desde la búsqueda de soluciones a los problemas que enfrenta, la limpieza y el embellecimiento, hasta la realización de trabajos voluntarios”, confiesa Yanerys González González, presidenta del Consejo Popular de Arroyo Blanco.
El recinto acoge eventos de carácter regional y atesora sobre sus hombros distinciones como el premio Zapaticos de Rosa, alcanzado en el 2019; Colectivo Martiano y condición de referencia nacional en el 2018.
“El centro consolida el Movimiento de Pioneros Exploradores, pues desde allí los infantes demuestran a través de competencias las habilidades que deben adquirir en las escuelas. Se acercan a los especialistas en la materia y se nutren de conocimientos para la vida en campaña”, explica Doanys Hernández Pérez, presidente provincial de la Organización de Pioneros José Martí.
Así, entre un paraje natural que encanta, el Centro de Pioneros Exploradores Panchito Gómez Toro, de Jatibonico, llena las mochilas de sueños. Y para no dejar que se escapen por los vericuetos de su fisonomía, atrapa cada gesto de la naturaleza y lo pone en manos de los niños, esos que demuestran con saltos, gritos y piruetas de todo tipo, que lo llevarán por siempre al lado derecho del corazón.
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