En medio del apagado del fuego panamericano, la Serie Nacional de béisbol en su versión 59 encendió el suyo, que ojalá logre sofocar las críticas, luego de la pésima actuación de este deporte en Lima.
Por esa capacidad del aficionado cubano de desconectarse y reconectarse con la pelota y sus sucesos circunstanciales, la campaña ya envolvió a los seguidores entre pronósticos y conjeturas a fi n de apostar por quienes deben pasar a la segunda vuelta.
¿Qué suerte pueden correr los espirituanos en esta contienda, marcada por el trueque de peloteros y técnicos de una provincia a otra, la inserción de varios de los que regresaron y uno y mil retos de cara al futuro?
La arrancada enseña a los nuestros en los primeros puestos de la tabla tras un buen inicio de campaña, pero ya se sabe que ningún resultado a esta altura marca tendencias definitivas; por eso, es mejor ir por pasos. Claro que luego de la medalla de bronce de la pasada lid —conseguida fuera de pronósticos— y el oro del Sub-23, muchos no se arriesgan a excluirlos esta vez de la segunda fase. De hecho, el mánager ha ratifi cado la intención de luchar por mantenerse entre los cuatro primeros.
A la distancia de los casi 40 juegos que quedan para ese momento, ¿cómo leer ese propósito más allá del entusiasmo de cada director enrolado en la campaña? Según se vislumbra la contienda, no voy a correr el mismo riesgo de José Raúl, aunque sí creo que el conjunto pudiera estar entre los ocho primeros, ya sea por clasifi cación directa entre los seis o a través de la lucha en el comodín como el pasado año.
Ha transcurrido muy poco tiempo para evaluar las opciones de cada conjunto; de ahí que nos parece más sensato hablar de las que tiene el nuestro. Y parto, primero, de ausencias; sobre todo la de Orlando Acebey, por lo que le aportaba a la dinámica del equipo con su forma de jugar. Aunque el peso de los cuatro lanzadores que no están, como dice el mánager, puede sentirse, la entrada de Yankiel Mauris y Roberto Hernández y un mayor protagonismo del zurdo Edelso Montesino pudieran suplirlos; si no compare usted mismo: entre Ángel Peña, Javier Vázquez, Noelvis Hernández y Humberto Delgado lanzaron 110 entradas y un tercio, con ocho triunfos y seis reveses, además de dos juegos salvados.
Pero tal como lo demostraron el pasado año cuando no pudieron contar con el estelar Frederich Cepeda durante casi toda la fase regular, el equipo ha mostra-do, al menos ahora, que las ausencias se suplen con ganas de jugar, disposición en el terreno y respuestas colectivas, como las de Dismany Ortiz —quien ahora tiene en sus brazos la opción de ganarse una titularidad que nunca ha tenido— o lanzadores jóvenes que asumieron el rol de abridores como el exjuvenil Harbin Castellanos, que consiguió su primer triunfo, mientras otros noveles debieron subir pronto al box.
Parece que por eso han podido triunfar en este inicio cuando no abrieron con parte de su columna vertebral: su receptor titular Yunior Ibarra y los lanzadores Pedro Álvarez —que para mí debe ser líder de staff—; Yuen Socarrás, que demora hasta septiembre, y Roberto Hernández, que se incorpora en breve y a quien habrá que saber utilizar para bien de su brazo y del equipo.
La lógica dice entonces que cuando cuenten con los servicios de estos, el pitcheo se debe reforzar y mucho —tanto como la receptoría—, aun cuando Loidel Rodríguez ha mostrado credenciales como bateador. Los espirituanos tienen también un 1-2 en la alineación que mucho le pueden aportar a la rapidez en el corrido de las bases.
Con el tercer año de experiencia, José Raúl ha aprendido lo suficiente para saber cómo mover las fi chas, según dicten los partidos, que, mirando al futuro, hay que pensarlos jugada a jugada, ahora que para bien se arrastran de una fase a otra.
Como incentivo en la arrancada pueden resultar las cinco subseries seguidas en casa, pues tras terminar ante Guantánamo este viernes continuarán desde el domingo frente a Santiago de Cuba, Isla de la Juventud, Mayabeque y Artemisa.
De momento, le toca a la Serie Nacional con sus 16 equipos la dura tarea del indio: traer de vuelta a los aficionados a los estadios, aunque el sol y el calor sigan como enemigos lógicos de esa intención; sobre todo donde, como en Holguín o Ciego de Ávila, no den las cuentas energéticas para jugar de noche.
Sigo pensando que pueden estar entre los 6.Tienen una ventaja a su favor: deseos de jugar.