Nada parece distraer su atención, ni el sonido del tractor que prepara la tierra donde serán sembradas las plantas proteicas con que se alimentará el ganado, tampoco el ladrido del perro que insiste en avisar la llegada de un visitante. Últimamente toda su concentración estaba enfocada en el cuidado de los ejemplares que prepara, con mucho empeño, para presentarlos en la Feria Nacional del Cebú Cubano, donde cada año se roba el show, como se dice en buen cubano, al acumular la mayoría de los premios que allí se entregan.
Sin que estas fueran sus verdaderas pretensiones, pero con una voluntad y entrega sin límites, Miguel Ángel Milián Méndez, el guajiro que se desempeña como Jefe de la Finca Cacique, en la Unidad Empresarial de Base El Ruano, de Fomento, habla de su ganado con un sentido de pertenencia extraordinario. Será por eso que en sus predios existen tantos animales con fenotipos especiales, fruto del cruzamiento genético y del desarrollo alcanzado por la ganadería.
“Desde hace años me dedico a la cría de ganado cebú de las razas sardo, bermejo y blanco con los cuales tratamos de mejorar la reproducción y desarrollo de los diferentes patios de ganaderos del municipio. Hoy tengo 677 cabezas, entre hembras y machos, que sirven también para comercializar vientres y sementales a otras partes del país”, explica Milián.
¿Cómo logra con sus reses trascender las fronteras de Fomento?
Eso fue a partir de que comencé a asistir a la Feria Ganadera de Sancti Spíritus, en el año 1997, a la que vine con dos animales y regresé con un segundo lugar; entonces me di a la tarea de aprender a seleccionar los ejemplares en correspondencias con sus características genéticas.
Muchos años han pasado, pero a partir de ese momento nos dimos a conocer en el universo ganadero, se nos acercaban los criadores de otras provincias y en la medida que veían cómo mis animales sobresalían en los diversos eventos competitivos, crecía el interés por comprarnos buenos exponentes raciales.
¿Cuáles han sido los principales escenarios competitivos?
En Cuba no queda feria a la que no hayamos asistido, empezando por la nuestra; las de Colón, en Matanzas; Turiguanó y, principalmente, las de Boyeros y Granma, que tienen carácter internacional.
Durante 10 años me he mantenido alcanzando premios como el de campeón de campeones (considerado el de máxima categoría) con ejemplares de ambos sexos; pero también he logrado el reservado de campeón o gran campeón. Eso se dice fácil; sin embargo, para uno ganar en un evento de esta índole hay que preparar muy bien al animal; detrás de cada reconocimiento hay un sacrificio del criador, el cuadrero y otros vaqueros que se vinculan a la actividad.
Los animales llevan mucho manejo, atenciones especiales, alimentación balanceada, chequeo constante a su estado de salud. Nadie piense que una res se cría sola, en medio de un potrero y ya; por el contrario, si no se cuida con celo, si no se desparasitan, entonces no convierten lo necesario ni se logra hacer con ellas una reproducción eficiente.
Desde la finca que dirijo se han vendido animales para Pinar del Río, Artemisa, Villa Clara, Matanzas, Granma y Ciego de Ávila; demanda que crece cada año en la medida que los productores conocen el ganado que aquí se produce y lo buscan para mejorar sus patios.
¿Cómo se inserta la familia en esta tarea?
“Muy bien. En la casa todos somos ganaderos: mi hijo Mario es vaquero y está pega’o al trabajo todo el tiempo y mi esposa, Cirelda, colabora en todo lo que hacemos. Cuando uno cuenta con el apoyo de la familia y todo el mundo se preocupa y ayuda las cosas salen mucho mejor”.
Miguel Ángel Milian recibió los premios Orgullo de Cuba y Maestro Ganadero que otorga la Asociación Cubana de Producción Animal y durante siete años consecutivos ha resultados ser el mejor presentador de las Ferias Ganaderas de Cuba.
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