Muchas voces en el mundo se alzan para condenar el recrudecimiento de la hostilidad del gobierno de Estados Unidos contra Cuba, a fin de frenar su desarrollo y asfixiarla económicamente.
Ante el anuncio de Washington de activar el Título III de la Ley Helms Burton, varias naciones condenaron dicha decisión, encaminada a obstaculizar inversiones extranjeras en la mayor de las Antillas.
Mensajes procedentes de Rusia, China, Bélgica y México, entre otras naciones, llegaron a La Habana en rechazo de esa medida.
Reiteramos que estamos en contra de las sanciones unilaterales y que las restricciones solo pueden ser legítimas si están avaladas por la ONU, declaró la vocera de la Cancillería rusa, María Zajarova.
Por su parte, China manifestó su oposición a las medidas de Estados Unidos que refuerzan el bloqueo económico, comercial y financiero contra Cuba, al enfatizar que constituyen un obstáculo al desarrollo socioeconómico y al bienestar del país caribeño.
Numerosas organizaciones de solidaridad refutaron en Bélgica la activación del Título III de la ley Helms Burton, lo cual consideraron una nueva violación del derecho internacional.
En tanto, un comunicado de la Secretaría de Relaciones Exteriores de México señala que ‘el Gobierno de ese país lamenta la decisión de Estados Unidos de aplicar por primera vez en la historia el Título III de la ley Helms-Burton, que permitirá a ciudadanos estadounidenses interponer demandas en contra de empresas que hagan uso de propiedades confiscadas después de la Revolución cubana en 1959’.
Estas reacciones le siguieron a las de la Unión Europea (UE) y Canadá, que vaticinaron acudir a medidas legales si sufren afectaciones como resultado de la aplicación de dicho acápite que busca privar a Cuba de la inversión extranjera necesaria para su desarrollo socioeconómico, agrediendo además a socios actuales y potenciales.
La UE y Canadá reaccionaron mediante un comunicado conjunto, emitido por la alta representante para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad, Federica Mogherini; la comisaria de Comercio, Cecilia Malmstrom; y la ministra de Relaciones Exteriores canadiense, Chrystia Freeland.
Esta última precisó además que Ottawa está profundamente decepcionada y revisará todas las opciones para defender los intereses de sus nacionales que realizan negocios con Cuba.
En Estados Unidos, el presidente del Comité de Asuntos Exteriores de la Cámara de Representantes, Eliot Engel, consideró que la decisión de activar la aplicación del Título III de la Ley Helms-Burton aislará a Washington de sus aliados.
Desde su cuenta en Twitter, el presidente cubano, Miguel Díaz-Canel, ha rechazado las posturas injerencistas de Washington y dejado claro que las medidas encaminadas a frenar el desarrollo de la nación antillana no intimidarán a su pueblo.
Subrayó el mandatario que ‘las cubanas y cubanos siempre defenderemos nuestra soberanía e independencia frente al imperio, es un legado de nuestra historia que asumimos’.
De acuerdo con el jefe de Estado, la ley Helms-Burton tiene como propósito destruir a la Revolución que triunfó el 1 de enero de 1959 y, además, agrede la independencia y la dignidad de Cuba.
‘Representa el anhelo anexionista y colonial, pretende provocar el cambio del sistema político y económico en Cuba. Es una afrenta a nuestra soberanía y dignidad’, señaló.
Anteriormente, el canciller de Cuba, Bruno Rodríguez, calificó de ataque al Derecho Internacional y a la soberanía la activación del Título III de dicha ley.
Poco después de que el secretario norteamericano de Estado, Mike Pompeo, anunciara en Twitter la decisión de Washington de permitir reclamaciones en cortes norteamericanas sobre propiedades estadounidenses ‘confiscadas’ (como llaman a las nacionalizaciones), Rodríguez expresó su rechazo en la misma red social.
A criterio del titular de Relaciones Exteriores, se trata de un ataque a la soberanía de Cuba y de otros Estados, considerando el carácter extraterritorial de esa legislación.
En vigor desde 1996, la ley Helms-Burton codifica el cerco impuesto por Estados Unidos a la mayor de las Antillas y, con sus cuatro títulos, busca asfixiar al país mediante la injerencia directa en sus asuntos internos.
Ese mismo año, Cuba aprobó la Ley de Reafirmación de la Dignidad y Soberanía Cubanas, que declara nula a la Helms-Burton, sin valor alguno y por lo tanto inaplicable.
Aprobada en referendo popular por la mayoría de los cubanos, la nueva Constitución de la República precisa en su artículo 16 que las relaciones económicas, diplomáticas y políticas con cualquier otro Estado no podrán ser jamás negociadas bajo agresión, amenaza o coerción.
La Carta Magna ratifica además la aspiración de paz digna, verdadera y válida para todos los Estados, asentada en el respeto a la independencia y la soberanía de los pueblos y su derecho a la libre determinación, expresados en la libertad de elegir su sistema político, económico, social y cultural, como condición esencial para asegurar la convivencia pacífica entre las naciones.
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