La Casa Blanca y algunas figuras del Congreso estadounidense se preocupan poco por el impacto de las políticas punitivas de la administración de Donald Trump en el pueblo cubano, denunció el senador demócrata Patrick Leahy.
En un comunicado difundido este jueves, el legislador por Vermont manifestó que cada pocas semanas o meses, el ejecutivo del actual mandatario ‘diseña una nueva forma de aumentar la presión sobre el Gobierno cubano y, al hacerlo, causar mayores dificultades al pueblo cubano en cuyo nombre la Casa Blanca profesa actuar’.
Leahy recordó que tan recientemente como la semana pasada, el Departamento de Comercio anunció la revocación de licencias para arrendamientos de aeronaves a aerolíneas cubanas y la ampliación de castigos para evitar la reexportación a la isla de bienes extranjeros que contengan más de un 10 por ciento de componentes estadounidenses.
‘Dado que esta, al igual que otras sanciones contra Cuba, fracasará, solo hay una explicación racional: la Casa Blanca y sus facilitadores en el Congreso se preocupan poco por el impacto de estas políticas punitivas en el pueblo cubano. Están motivados por ánimos personales e ideológicos’, expresó el senador.
El miembro de la Cámara Alta lamentó que en lugar de alentar a los norteamericanos a viajar a la nación vecina para experimentar la sociedad cubana y construir relaciones con su pueblo, Trump ha cerrado la puerta a esas visitas. Impulsado por un puñado de cubanoamericanos de línea dura en la Casa Blanca, el Departamento de Estado y el Congreso, pocos o ninguno de los cuales han pisado nunca Cuba, el presidente adoptó un enfoque fallido y sumido en la hipocresía hacia ese país, estimó el miembro del Congreso.
Solo para solicitar una visa estadounidense, los cubanos ahora deben viajar a un tercer país a un costo de cientos de dólares que muy pocos pueden pagar, agregó Leahy en su declaración, elaborada para incluirse en el Registro del Congreso.
El legislador añadió que los empresarios privados cubanos, cuyos pequeños negocios dependen de los clientes estadounidenses, han visto caer sus ingresos a medida que las visitas de los norteamericanos al territorio vecino han disminuido en un 50 por ciento.
Criticó además, entre otros temas, los límites impuestos a las remesas familiares enviadas a la nación caribeña, la reducción considerable del personal en las embajadas de ambos países, y el freno en las conversaciones bilaterales sobre una amplia gama de temas, desde salud pública hasta cambio climático.
Esto es lo que sucede cuando la política nacional es subvertida por la política local. Cuando las promesas derivadas de las contribuciones de campaña tienen prioridad sobre el interés nacional. Cuando las quejas familiares y la venganza personal de unos pocos con influencia política pisotean las aspiraciones de la mayoría de los estadounidenses, lamentó el senador.
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