Como un jonronazo de amplias dimensiones puede considerarse lo concretado por el deporte espirituano al ubicarse en el séptimo lugar de los Juegos Escolares Nacionales, el mejor puesto alcanzado en la historia de las 55 ediciones del magno evento.
Inédito también resultó el séptimo puesto de los juveniles en sus Juegos Nacionales y el cuarto del deporte para discapacitados; por su parte, un tanto más retrasada quedó la categoría pioneril en el noveno.
En el caso de los Escolares y, tras cerrarse las cortinas oficiales de los Juegos, los espirituanos acumularon 360 puntos, una suma sin precedentes aquí.
Aunque ello obedece a un resultado integral de todas las disciplinas en concurso, varios deportes contribuyeron de manera decisiva, como el tiro con arco, el tiro deportivo y la gimnasia rítmica, todos campeones nacionales; en tanto la natación, el ciclismo, la esgrima y el hockey se ubicaron segundos y el patinaje, el voleibol y el béisbol fueron terceros.
Los juveniles, por su parte, sumaron 322 puntos —hecho igualmente novedoso—, con aportes decisivos del tiro deportivo y el tiro con arco, merecedores de los primeros lugares nacionales y el ciclismo con su segundo, de acuerdo con la información ofrecida por Alberto Beaton, jefe del departamento de organización y programación deportiva del Inder en la provincia.
En cantidad de medallas los espirituanos se ubicaron séptimos con cosecha de 96 distinciones (35 de oro, 25 de plata y 36 de bronce), aunque en la ubicación final no solo deciden las preseas.
“Este resultado descansa en toda la preparación que se hizo para la competencia, que incluyó la participación en un número mayor de eventos —comentó Beatón—, también influye la manera en que se trabajó en los deportes estratégicos, además de la incorporación de varios deportes que intervinieron por primera vez (se participó en 28 de las 31 disciplinas convocadas).
“Vale destacar que en esta ocasión se corresponden los índices de calidad y desarrollo”, apuntó.
La alegría de la familia deportiva espirituana es justificada con creces al romper un viejo estigma sobre el fatalismo geográfico de la provincia, ubicada generalmente entre el noveno y el décimo puesto; un lugar que, al decir de no pocos expertos y directivos, era el que nos correspondía por el promedio de atletas entre la población del territorio.
“Hay que pensar en grande, esa es la clave que siempre le doy a los miembros de la familia deportiva espirituana —destaca Carlos Bermúdez, director provincial del Inder el evaluar el saldo—.
Lo primero que hay que destacar es el gran esfuerzo y la entrega del colectivo de entrenadores a todos los niveles, en especial los de la EIDE, pues se impusieron a grandes obstáculos, entre ellos la enorme limitación de recursos y el considerable déficit de técnicos.
“Hay que decir que el 50 por ciento es muy joven y, por tanto, de escasa experiencia, y algunos trabajan con dos categorías y con ambos sexos. Tanto ellos como los atletas supieron crecerse por encima del fatalismo y compitieron a gran altura”.
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