Cuando José Fonte Frene dio su primer cuadrangular en la VI Serie Nacional de Béisbol Sub 23 por la banda del jardín derecho en el estadio José Antonio Huelga, lo primero que hice fue fijarme en sus pocas libras y preguntarme de dónde sacó la fuerza.
Era el primer partido de la campaña y fue la inspiración de la victoria al empujar cinco de las ocho carreras; pero lo sustantivo es que no fue aquella una jornada casual. Desde ese día el muchacho comenzó a batear y no paró más hasta el último encuentro en que se coronó como líder de los bateadores de la campaña y único que compiló sobre 400 (426).
Ahora me paro frente a él con sus 75 kilogramos de peso y 1.89 metros de estatura y me llega la misma interrogante de aquel primer día; mas la respuesta me convence: “No me extrañé por ese primer jonrón, mi físico no es impresionante pero tuve una gran preparación; otros años no he tenido tanta fuerza interna, pero hay ejercicios básicos que te ayudan, entre ellos la barra fija, estiramiento de la liga, ejercicios de soga en el gimnasio de judo de la EIDE Lino Salabarría, de pierna para mejorar la agilidad, de tronco, hiperextensiones…”.
También la oportunidad de jugar, que es como se hace el pelotero. “Eriel me dijo que sería regular y entonces me preparé mucho mejor. En campañas anteriores tenía 16-20 turnos al bate y ahora jugaría todo el tiempo, por lo que me dije: Aquí hay muchas figuras, pero tengo que estar entre ellas, echarme este equipo arriba. No es dar jonrón para impulsarlas todas, sino serle útil al elenco mediante toques de bola, robo de bases…”.
Y ha sido muy oportuno. Lo dice su rendimiento total: 49 hits en 115 veces al bate; 22 anotadas, 25 impulsadas, un OBP de 460 y un slugging de 557.
“No me esperaba ser líder, pero sí tener un año por encima de 320 y 340 de average, pues además de la preparación, modifiqué el swing, el mío era como de martillo, un poco hacia abajo, pero lo cambié completamente”.
En Fonte aflora también la consecución de una carrera que comenzó a los 7 años con Harry Durán y que pasó por todas las categorías. “No hacía equipo, solo que trataba de hacer las mismas cosas que el resto de los compañeros que comenzaron conmigo”.
En esta campaña tuvo deudas con la defensa que no le permitieron exhibir un desempeño más integral. “A veces es exceso de confianza”.
Tuvo desde la distancia una suerte de aliciente, aunque las más de las veces se convierte en juez: su papá José, que desde Belice, donde cumple un convenio de colaboración como entrenador de voleibol, sigue cada juego, cada turno.
“Mi papá nunca me inclinó por el voleibol; al contrario, me inculcaba el béisbol, él mismo no empezó con el voleibol, sino con el boxeo, pero él lee mucho, le gusta estudiar y me busca en Internet videos de béisbol”.
“Hablamos a diario. Aparte de mi padre es mi amigo en todo; cuando fallo, ya tú sabes. El día de su cumpleaños me dijo: Regálame aunque sea dos hits y, gracias Dios, me salieron tres. Si estoy mal me apoya, cuando estoy bien me dice: No te puedes quedar ahí, vamos por más”.
Cuando concluya la Sub-23 en la que ahora mismo su equipo se enrola desen la fase semifinal vs. Santiago de Cuba, muchos esperan verlo en la preselección de los Gallos de cara a la Serie Nacional.
“Claro que aspiro a estar en la preselección, este es mi último año en la categoría Sub-23, aunque mi meta es ambiciosa, tanto como jugar regular en el equipo de Sancti Spíritus y el reto principal soy yo mismo, por eso trabajaré duro en todo, hasta en mejorar mi físico”.
Escambray se reserva el derecho de la publicación de los comentarios. No se harán visibles aquellos que sean denigrantes, ofensivos, difamatorios, o atenten contra la dignidad de una persona o grupo social, así como los que no guarden relación con el tema en cuestión.