En una casita sencilla al amparo de las montañas en Banao vive una señora que adorna su hogar y la vida de su gente con el más puro arte naif. Con cuadros repletos de folclor y un profundo amor por la enseñanza, Ana Mirta Rodríguez espera cada miércoles a más de 30 niños que encuentran en la sala de su casa la oportunidad para cumplir sus deseos de ser artistas.
Con mucha humildad, pero con más tenacidad aun, esta mujer ha logrado mantener apoyada por la Casa de Cultura el proyecto Sala de Arte Naif; una idea de más de 10 años de creada en la comunidad y para ella.
No solo a los niños les está reservado un lugar en la casa de Ana Mirta, también acuden los adultos que al igual que sus hijos tienen pocos espacios en Banao para desarrollar sus habilidades artísticas.
A las clases de pintura y al taller literario impartido por el instructor Héctor Lorenzo se le suma en el verano un curso de costura y carpintería que instruirá a los más pequeños en el arte milenario de crear lo útil.
Ojalá los 81 años de Ana Mirta retrocedan unos 50 para que siga pintando eternamente las montañas de su Banao y el corazón de los niños con el más puro arte naif.
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