La tupida neblina del Escambray no impide el paso. En las montañas todavía transita el Che. Por eso cada 16 de octubre se congregan cientos de fomentenses para recordar la llegada de la columna ocho Ciro Redondo a estos predios y la creación del Frente de Las Villas.
Hace más de seis décadas arribó el Comandante Guevara a estas tierras para jamás abandonarlas. Allí, en Manaca Ranzola, sitial que hoy resguarda celosamente la historia de los meses previos al triunfo revolucionario, fueron rememoradas anécdotas y acontecimientos de los que este poblado fue testigo: los obstáculos para lograr la unidad, la toma de diferentes asentamientos, las conversaciones con Camilo y el logro de la unión entre los frentes de lucha con la firma del Pacto del Pedrero.
Y si de historias hablamos no podía faltar el día en que el Che quiso construir la escuelita Silverio Blanco. Hoy los niños de este centro permanecen fieles a su compromiso de ser como él y se acercan a la historia mediante sus protagonistas.
Para los más jóvenes llegar a Manaca Ranzola también implica deber. Por eso integran las filas de la Unión de Jóvenes Comunistas, colocan ofrendas en tributo a los mártires y no olvidan que en ellos está la continuidad.
Comienza así, cada 16 de octubre un nuevo transitar por el lomerío fomentense. Hoy el Che no guía solamente a aquellos hombres que agotados del camino, hicieron revolución. Su andar seguro es faro para todos los que hace más de 60 años cimentamos el presente y futuro de nuestra patria grande: Cuba.
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