El reciente izado de la nueva torre de destilación atmosférica, una estructura de 23 metros de longitud y 30 toneladas de peso que quedó sembrada en medio de la refinería espirituana, resulta acaso la acción más aparatosa, pero no la primera de todo el proceso de reparación capital que desde el pasado año se lleva a cabo en la planta, única del país que procesa exclusivamente el crudo cubano.
El ingeniero Osmel Cabrera Jorrín, director de Inversiones en la industria, confirmó a Escambray que durante el 2018 se concluyeron los trabajos correspondientes a la torre de destilación al vacío y a la planta de aceites básicos, y en lo que resta de año debe concluir la reparación del área de destilación atmosférica, que incluye rehabilitación de dos hornos, montaje e interconexión de la susodicha torre y de un generador de vapor de diez toneladas.
A partir de elementos importados, la estructura fue construida por la empresa de Mantenimiento del Petróleo Habana y la empresa de Mantenimiento a Centrales Eléctricas, ambas del Ministerio de Energía y Minas, y el proyecto de izaje –a cargo de Cubiza, una entidad del Ministerio de la Construcción– fue ejecutado por la firma holandesa Womy Equipment Supply.
La instalación en Cabaiguán del nuevo sistema de destilación obedece a la necesidad de reemplazar por razones de envejecimiento los equipos que se explotan actualmente, una operación que según expertos garantiza mejoras en el aprovechamiento de la capacidad instalada.
¿Llegó el momento, al fin, de inhalar en el pueblo un aire inodoro de las emanaciones de esta refinería?
Demos tiempo a las narices humanas y a sus pituitarias olfativas para responder.
Eso debieron saberlo cuando construyeron cerca