Desde los años 70 del pasado siglo se supo de su existencia, cuando la localizaron un grupo de botánicos, de paso por un sitio cercano al batey de San Felipe, en las inmediaciones de Jatibonico, Sancti Spíritus. Para entonces ya los habitantes de esos predios la habían identificado como palma azul.
Y a pesar de que en ese momento los especialistas no realizaron ninguna investigación específica, recolectaron semillas que fueron plantadas en el Jardín Botánico Nacional, en La Habana. Desde ese tiempo, allí permanece junto a otras colecciones.
“Todo el mundo sabía que se trataba de una planta interesante, rara y llamativa —explica a Escambray el máster en Botánica Julio Pavel García Lahera—; aunque como tal, solo vive en el medio natural, pero por su peculiar ubicación la presentan únicamente en la zona colinosa, con sustrato de roca serpentina, donde predominan unos matorrales cercanos a San Felipe, en un área limítrofe entre el municipio espirituano de Jatibonico y el de Florencia, perteneciente a la provincia de Ciego de Ávila.
En 1995 se recolectan ejemplares para el herbario del Jardín Botánico de Sancti Spíritus; por ello, algunos apuntan ese año como el de su descubrimiento; en tanto, en el 2017 cuatro investigadores pertenecientes a la Sociedad Cubana de Botánica, incluidos especialistas del Jardín Botánico Cupaynicú, de Granma, y el de Sancti Spíritus, emprendieron el estudio a fondo de las singularidades de la palma azul, con detalles de sus caracteres morfológicos, y la comparación de estos con las demás especies de su género.
Es así que “nace” oficialmente la planta, identificada científicamente como Coccothrinax spirituana, que cuenta con una numerosa población en su hábitat natural, aunque solo dispone de unos 25 kilómetros cuadrados de área total para su desarrollo.
El propio máster en Botánica asegura que en el vivero del jardín espirituano existen plántulas de la susodicha palma con el propósito de realizar acciones de educación ambiental y para hacer una colección de conservación que permita, si fuera necesario, trasladarla a su entorno natural.
Pero desde el punto de vista de subsistencia —destaca Julio Pavel—, la palma azul tiene riesgo de extinción; a pesar de su numerosa población, la especie está siendo presionada por la pérdida y degradación de su hábitat: el sustrato del suelo rocoso donde permanece es utilizado para rellenos de caminos y se está reforestando esa propia área con árboles como la acacia, la casuarina y el eucalipto, sin tener en cuenta que para conservar la palma azul, no debemos invadir el matorral espinoso donde vive, por el contrario hay que protegerlo, pues se trata de una planta rara que forma parte de la flora espirituana e identificada como una de las más importantes de Cuba.
Saludos. No he dado entrevista alguna, no he dado anuencia alguna para la salida de este artículo de esa manera. Ya no trabajo en el jardín botánico espirituano hace meses y no hubiera querido, por razón alguna, que mi nombre se vinculara de esta manera a ese centro después de mi salida. En el artículo no dice que yo trabajo en ese lugar pero se sobrentiende que así es. Xiomara fue a verme allí y le dijeron efectivamente, según me cuentan, que ya no trabajaba allí, no me entrevisté con ella, sin embargo está usando esa información como una entrevista realizada recientemente. Por demás ese trabajo ya tiene bastante más de un año de haber salido por otros medios como la ACN, etc, a lo cual no se hace referencia alguna. Con respecto a ese tema no hubiera consentido yo ninguna entrevista (y es que la vez que lo dimos a la prensa, pese que di las fotos adecuadas y enfaticé en su utilización adecuada, salió hasta en Cubavisión Internacional con cualquier foto, con fotos de palmas ni siquiera cercanas en la forma de nuestra azul, y eso provocó algunos roses en el gremio botánico y yo cargué las culpas) y aunque hubiera brindado quizá algún dato, hubiera redirigido con firmeza la entrevista hacia los autores principales de ese trabajo científico (un colega que ya no vive en Sancti Spíritus y un colega de la provincia de Las Tunas). Con todo respeto: será necesario tener más cuidado con estas cuestiones éticas en el futuro, si no lo saben.. las personas no siempre quieren “salir” en los “medios”. Julio Pavel. PD. La palabra “exótica” (usada en el pie de la tercera figura del artículo digital), en Botánica hace referencia a especies extranjeras (alóctonas, no nativas, no indígenas, que viven naturalmente en otros países), nada más alejado de la palma azul que es cubana reyoya, solo vive en un punto del centro de Cuba, nada más cubano que eso, nada más alejado de lo “exótico”.
Julio Pável: Ante todo mi saludo y mi agradecimiento por su observación sobre el empleo erróneo del término exótico, lo cual ya fue enmendado por nuestros editores.
Sobre el resto de sus observaciones quiero acotar lo siguiente:
-En ningún momento digo que usted labora en el Jardín Botánico. No lo digo porque en el contexto de una visita de trabajo para otros asuntos, tal y como usted asegura, fui informada de ello. Reconozco que tampoco dije que no laboraba.
-Ahora, que usted no trabaje actualmente en el Jardín Botánico no significa que no me haya dado, tiempo atrás, la información sobre la Palma Azul. Me dio la información y además me dio las fotos de su autoría que acompañan mi texto. Si no fuera así, ¿de qué manera yo me habría hecho de ellas? Reconozco que tampoco dije que nuestro intercambio había ocurrido tiempo atrás.
-Decidí proponer el texto para su publicación porque, con independencia de que usted labore o no en el Jardín Botánico, el valor del hallazgo se mantiene y el riesgo de extinción de la palma también, algo que usted, como buen investigador, seguramente comprende.
-Lamento los errores cometidos por otros medios con el empleo de imágenes erróneas, una culpa que no debe cargar Escambray que está usando las de su autoría.
Saludos, Xiomara Alsina Martínez.