Miles de personas se reúnen este 21 de octubre en diversos puntos en Santiago de Chile y otras partes de Chile para protestar contra las políticas económicas y sociales del gobierno, pero la represión es cada vez más violenta.
Carros lanza agua, bombas lacrimógenas y disparos selectivos con balines de goma forman parte de la literal cacería de las fuerzas públicas a los manifestantes.
Pareciera que los genes de la dictadura militar implantada por Augusto Pinochet (1973-1990) reviven en este país que se cansó de los desmanes del modelo económico neoliberal representado ahora por el gobierno de Sebastián Piñera.
En la plaza Italia, los carabineros dispararon al camarógrafo del canal multinacional Telesur, uno de los pocos medios de comunicación que transmite las marchas y la violencia de las fuerzas públicas.
Mientras que en el sector de parque Bustamante, en la plaza Ñuñoa y otros lugares de Santiago reprimen los carabineros, en Valparaíso el Ejército se despliega en las calles infundiendo miedo, controlando manifestaciones y generando enfrentamientos.
También en Antofagasta miles de personas se manifiestas pacíficamente por una vida digna y el fin de la militarización del país.
Iquique de igual forma se moviliza contra la represión y el silencio cómplice de los consorcios de la prensa nacional y extranjera.
Estas protestas en Chile han sido calificadas de históricas porque el pueblo ha desafiado el estado de emergencia y los sucesivos toques de queda que le dan carta abierta a los carabineros y militares para reprimir al pueblo.
Asesinos, asesinos, gritan en la comuna de Providencia en esta capital, mientras otros aseguran que la guerra de Piñera es de fusiles contra ollas.
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