La condena contra la ley Helms-Burton impuesta por Estados Unidos contra Cuba crece hoy en todo el mundo pues su aplicación contraviene la Carta de la ONU y los preceptos del Derecho Internacional.
Así expuso el embajador
cubano Humberto Rivera en una reciente reunión del Grupo de los 77 más China, y
ofreció detalles sobre las consecuencias de esa legislación norteamericana.
Desde el pasado 2 de mayo, con la activación de los Títulos III y IV de la Ley
Helms-Burton, Washington puso en vigor nuevas medidas agresivas contra Cuba,
como parte de su política de recrudecimiento del bloqueo económico, comercial y
financiero que mantiene desde hace 57 años, recordó.
La ley Helms-Burton ha procurado universalizar la aplicación extraterritorial
del bloqueo mediante el uso de presiones ilegales de Estados Unidos contra
terceros países, sus gobiernos y sus empresas, explicó.
Asimismo, añadió, persigue asfixiar la economía cubana y, según su propia
letra, busca imponer un gobierno que responda a sus intereses.
Pese a que fue aprobada en 1996, todas las administraciones estadounidenses
habían suspendido la aplicación de sus Títulos III y IV, debido a los daños que
ello ocasionaría a los intereses corporativos de ese país y la fuerte oposición
de la comunidad internacional a su implementación, señaló.
Rivera expuso que el Título III de la Ley Helms-Burton permite entablar
acciones legales en tribunales estadounidenses contra entidades cubanas y
extranjeras, y contra empresarios de terceros países que hayan invertido o
tengan negocios de algún tipo que involucren bienes o propiedades
nacionalizados luego de 1959.
En tanto, agregó, el Título IV tiene por objeto impedir el ingreso a Estados
Unidos de aquellos directivos de empresas y sus familiares, que invierten
legalmente en Cuba en las propiedades que fueron nacionalizadas.
Pero la Helms-Burton descansa sobre dos mentiras fundamentales: la noción de
que las nacionalizaciones realizadas tras el triunfo revolucionario fueron
ilegítimas o indebidas, y el hecho de que Cuba constituye una amenaza a la
seguridad nacional de Estados Unidos, recalcó el embajador.
Si bien Cuba en todo momento ha estado dispuesta y abierta al diálogo, deja
claro que ‘no entablarán negociaciones que impliquen renunciar a nuestros
principios y al derecho soberano de elegir nuestro propio camino’.
Como la Helms-Burton es ilegal e inaplicable, indicó el diplomático, Cuba
considerará nula toda reclamación amparada en dicha ley por parte de cualquier
persona natural o jurídica, sea cual fuera su ciudadanía o nacionalidad.
La verdadera intención de esa legislación radica en reservar los bienes
económicos de Cuba para los intereses de las grandes empresas transnacionales
estadounidenses, y dañar aún más las relaciones legítimas de la Mayor de las
Antillas con sus socios de cualquier parte del mundo, denunció.
De hecho, resaltó, desde hace 27 años la Asamblea General de la ONU ha
expresado su rechazo de manera prácticamente unánime a esta ilegal y absurda
política, con su apoyo a la resolución que pide el fin del bloqueo de Estados
Unidos contra Cuba.
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