Imaginativa como me pongo a veces, he visto por estos días escenas que no llegaron a suceder. Me alegro de que existan solo en mis fantasías, porque si fuera la vida real, una respetable colega estaría ahora mismo golpeada, no sin defenderse con dignidad; no sin, probablemente, salir airosa en la pelea.
Pero ni está la prensa revolucionaria para ponerse al nivel del más soez de sus censores, ni se concibió para atizar fuegos fútiles contra grupos de población, sean cuales fueren. Toca a ella, ya lo exponía Martí magistralmente en el lejano 1875, “encaminar, explicar, enseñar, guiar, dirigir; tócale examinar los conflictos (…), proponer soluciones, madurarlas y hacerlas fáciles, (…). Tócale, en fin, establecer y fundamentar enseñanzas, si pretende que el país la respete, y que conforme a sus servicios y merecimiento, la proteja y la honre”.
Claramente, estas cavilaciones giran en torno al comentario El problema no es el Chacal, de la periodista Elsa Ramos Ramírez. En la versión digital de Escambray puede leerse una extensa relación de opiniones, no todas discordantes con la autora, pero en su mayoría ofensivas y marcadas por la agresividad. No pocas quedaron en los buzones electrónicos, por no cumplir con los requisitos mínimos para su publicación.
“Creo que le quedó grande la yegua”, “usted debe tener problemas mentales”, “falta de respeto”, “una troglodita que se quedó 30 años parada en el tiempo”, “comunista dictadora” y “dedique su talento a otros temas” son algunos de los calificativos o recomendaciones que han escrito los fans de El Chacal junto al comentario de la reportera, una selección que me atrevería a sugerir para alguna de las tantas antologías reguetoneras, que muy bien usted puede estar “degustando” ahora mismo a bordo de una Yutong o parado en la esquina de su casa.
Justo cuando el país se afana en materializar el llamado del Presidente cubano Miguel Díaz-Canel Bermúdez en el reciente Congreso de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (Uneac) “a desatar una irreconciliable batalla contra la incultura y la indecencia”, aflora esta especie de defensa a ultranza de un representante de la llamada música urbana nuestra y, peor aún, este ataque directo a una reportera por el mero hecho de ejercer su criterio como exponente de la prensa nacional.
De más está decir que el músico visitante no era el objeto de la crítica en cuestión, en tanto sí lo fueron los mecanismos que llevan a que letras de la índole de muchas de sus canciones se difundan con tal profusión que llegan a instaurarse en la preferencia del público juvenil. Eso, pese a resultar denigrantes muchos de sus estribillos, debido a su corte sexista, vulgar y grosero.
Nada me impide suponer que bajo el efecto de cuatro tragos y a la salida de un concierto de reguetón duro —jamás a la salida de uno de música clásica o cuando menos, culta—, de haber tenido cerca a la cronista que “atacó” a su ídolo muchos de los internautas que opinaron en Escambray habrían embestido contra ella de forma real. ¡Qué ironía en un país que se ha cuidado de dar instrucción y cultura a su pueblo desde el instante mismo en que se instauró la Revolución en el poder!
Una de las mayores enseñanzas de este incidente es la gran incultura que subyace en las mentes de un amplio número de personas, y la ausencia casi total de modales para comportarse y relacionarse en Internet y las redes sociales. Limitándonos solo a la esfera del lenguaje, resulta vergonzoso su uso por parte de personas que se declaran jóvenes, en el que emergen desde vocablos inapropiadamente utilizados por significar lo contrario a lo que se quiere decir, hasta errores ortográficos y sintácticos garrafales.
Pero para no correr la misma suerte de la colega, crucificada —mayormente— por ignorantes y alabada —también mayormente— por conocedores del tema, me adelanto a aclarar: mi juicio va enfilado, más que a los seguidores de El Chacal o de cualquier otro reguetonero, a los padres o adultos responsables de guiarlos.
Seguí a través de Facebook una polémica no menos enconada que la publicada por mi medio de prensa, solo que aquella estaba despojada de groserías, palabras soeces y serios problemas de redacción, excepto cuando el máximo representante de la Uneac en la provincia, en los días previos al espectáculo que actuó como detonante, citó algunos de los textos que, según él, ha popularizado el cantante, los que ahora Escambray reproduce:
“La cuca, me coge el pepino y me lo machuca por eso, partirte como yuca tú me gustas, con su movimiento esta noche nos fuimos en el evento. Dale cintura, dale cintura, dale cintura, dale cintura, para que la gente vea de que tú eres dura” (sic.)
“Quiere que le meta bien bruto, bien bruto, más bruto. /Se molesta si no la subo. /En esta noche de pasión/ la única precaución/ es usar condón/…”. Y también: “A ti te lo hacen to’/ a ti te lo hacen to’/ en el balcón, terraza y cocina comedor./ Estoy para meterte el palo en la fogata…/”. (sic.)
Ahora quienes desconocían tales “ruidos” o “escándalos”, pero pueden imaginarlos, música de estruendo, baile febril y consumo de alcohol como fondo, penetrando por los oídos de sus hijos —me cuento entre tales “ignorantes”— podrán decidir si, de verdad, les gusta o no cierto tipo de música en la preferencia de sus querubines. Podrán decidir, además, si era como para poner el grito en el cielo luego de leer un comentario que busca alertar, proponer soluciones y fundamentar enseñanzas. Así lo quería Martí.
El gusto se educa, si a usted le dan todos los dias obligado a comer picadillo de tiñosa llega el momento que a usted le gusta y hasta lo prefiere pero la mayoria de las veces los jovenes ponen esas canciones por estar a la moda. se le da mucha divulgacion tanto en la radio como en la TV, en los espacios publicos. usted va a un cumpleaños y ya no se escucha a teresita fernandez, liuba maria hevia, miliki, y otros clasicos de musica infantil, ya lo que se pone es puro regueton, el ultimo exito de turno con lo peor, si a ese niño desde la cuna en la casa, en la radio, en la TV en la escuela en el cumle, etc etc lo que escucha es regueton, pues no se le puede pedir que escuche otra cosa pues no la conoce. he visitado varios paises y a cualquier joven en españa usted le pregunta quien es Lola Flores, Antonio Molina, Manolo Escobar, Sabina, Serrat, etc y saben quienes son, aqui en Cuba salga a la calle y preguntele a un joven quien es barbarito Diez, Celina Gonzalez, La orquesta Aragon y el 99.99% no saben quine es, o digale que le digan cual es el baile nacional y que te digan una orquesta que lo toca y tampoco lo saben. se le ha hecho culto al mal gusto, a la incultura, que Cultura no es lo mismo que instruccion.ç, usted puede ser un catedratico y ser la persona mas inculta del mundo. si seguimos dandole creditos a esos mediocres que solo hacen culto al dinero, al sexo, a la violencia y a la especulacion, no podemos esperar una juventud buena. por que se le permite que mientras un ingeniero o un medico gana 1000 pesos al mes un reguetonero gane 200mil en una hora de actuacion, o un cantante gane 10mil por cantar cinco canciones. asi un pais no avanza. ya en este pais se olvido la maxima del sistema socialista «DE CADA CUAL SEUN SU CAPACIDAD A ACA CUAL SEGUN SU TRABAJO», pues aqui gana el que menos aporta, el mas mediocre.
Es cierto y no se debe permitir esas ofensas en la red. pero tengase en cuenta que quien obra asi es un estupido inculto, solo fijese el tipo de musica que escucha, no tiene cultura para entender otro tipo de musica. ya lo dijo el Gran Lennon, «cada quien es el reflejo de la musica que escucha». hay que ver el credito que se le ha dado a esa mala «musica» si es que puede llamarsele asi, las letras son estupidas, malas, ofensivas, bueno, quin la compone no tiene para mas. pero tambien las instituciones le pagan miles de cuc por concierto como es el caso de Gaviota que le paga 10 000 cuc por un concierto a El Chacal,
Me parece que no es menos cierto q somos un pueblo instruido y que ha abogado mucho por la educación pero no es la musica clásica del gusto de todos y mucho menos de esta generación del siglo 21 que aunque guste del regueton porque es el genero de esta época no significa que deje de ser una generación culta e instruida. Hablo desde mi propio ejemplo que adoro al Chacal me encanta y soy estudiante de la Universidad de la Habana en la facultad de Comunicación Social con una amplia cultura. Gracias
Nunca he leído a cerca d usted pero creo q tiene mucha razón, soy joven de 31 años y soy padre de 2 niñas y en realidad ese no es el mensaje q quisiera transmitirle a mis niñas, me gusta mucho las canciones del chacal creo q es el único cubano de regueton q oigo pero es muy cierto q sus letras han cambiado de respetables a groseras, hoy en día a la juventud les encanta ese tipo d letras en especial a los adolescentes de 15 A 18 años, y creo q para q una canción pegue no es necesariamente que diga esas cosas, al igual q muchos cantantes nuevos q están saliendo nuevos en la industria, creo al igual q usted q el problema no es el chacal es todo aquel q de una forma u otra no transmita un mensaje positivo a la juventud