El senador del Movimiento al Socialismo (MAS) Efraín Chambi presentó este 20 de noviembre el Proyecto de Ley Excepcional y Transitoria para la realización de Elecciones Nacionales y Subnacionales, en medio de la crisis política que vive Bolivia.
Dicha iniciativa presentada esta mañana, en la 204 sesión ordinaria del Senado, debe ser remitida a la Comisión de Constitución para su tratamiento.
De acuerdo con la presidenta del Senado, Eva Copa, las tres fuerzas
políticas de ese ente, coinciden en el objetivo de lograr la pacificación de
Bolivia, sumida hoy en una de las más graves crisis políticas de su historia.
El pasado 20 de octubre tuvieron lugar las elecciones en esta nación
andino-amazónica, y lo que parecía una fiesta cívica desembocó en un golpe de
Estado contra el gobierno de Evo Morales.
La asonada se concretó el 10 de noviembre cuando el líder del Estado
Plurinacional, obligado por militares y policías renunció a su cargo y aceptó
asilo en México.
Sin embargo, desde antes, la derecha conocedora de su nueva derrota en las
urnas, en complicidad con Estados Unidos, venía preparando el golpe, lo cual
corrobora una denuncia del portal Nicaragua Rebelde.
Ese medio, antes de los comicios alertaba que si Evo Morales ganaba las
elecciones del 20 de octubre un gobierno de transición cívico-militar se
pondría en su lugar.
‘Este nuevo gobierno no reconocería la victoria electoral de Evo y alegaría el
fraude durante los comicios’, describió la publicación digital.
Nicaragua Rebelde formuló la denuncia bajo el rótulo de ‘La Embajada de #EE.UU.
en La Paz continúa su accionar encubierto en #Bolivia para apoyar el Golpe de
Estado contra el presidente Evo Morales’.
Para justificar la instauración de un gobierno paralelo en el poder, la
oposición necesitaba crear un clima de inestabilidad en el país suramericano.
Con ese fin, las fuerzas opositoras a través de los comités cívicos y en
alianza con la denominada Coordinadora Nacional Militar estuvo preparando una
tropa de choque de jóvenes para llevar a cabo acciones violentas principalmente
en las ciudades de Santa Cruz y en La Paz.
Según el portal, estos grupos se insertarían en las protestas convocadas con la
orden de provocar confrontaciones violentas con la policía, como sucedió en la
urbe cruceña durante el cierre de campaña del MAS.
Simultáneamente, explicaba la fuente, ocurriría un levantamiento militar, con
acciones organizadas por la Coordinadora Nacional Militar con el apoyo de la
Unión de Militares Retirados de Santa Cruz.
Esta última ciudad sería la sede del denominado gobierno de transición para
consolidar los planes opositores de dividir el país en dos frentes: Occidente y
Oriente, lo cual generaría un caos y hasta una posible guerra civil, explicó Nicaragua
Rebelde.
Al referirse a los preparativos de esta operación, el portal señaló que desde
Miami partieron hacia el puerto chileno de Iquique, cercano a Bolivia,
embarcaciones con armas y municiones dentro de contenedores, cuya carga fue
declarada como ‘miscelánea’.
Personas no vinculadas a la oposición fueron reclutadas y contratadas con el
solo propósito de aportar sus nombres y retirar los contenedores del puerto.
Nicaragua Rebelde precisó que el ciudadano boliviano Juan Carlos Rivero estaba
a cargo de comprar las armas en Estados Unidos y hacerlas llegar a la
Coordinadora Nacional Militar en Bolivia.
Rivero está vinculado directamente al político Manfred Reyes, también radicado
en Estados Unidos y vinculado a la embajada de Washington en La Paz, y
reapareció en la palestra pública boliviana, cuando en la última semana de la
campaña electoral publicó en las redes sociales un mensaje en apoyo al
candidato de Comunidad Ciudadana, Carlos Mesa.
Nicaragua Rebelde indicó que la embajada estadounidense ha seguido
permanentemente la entrega de las armas y municiones a través de colaboradores
secretos, y con ese objetivo se han reunido de manera clandestina con figuras
de la oposición boliviana.
Nada tan cerca de la realidad cuando se cumple un mes de las históricas
elecciones del 20 de octubre.
Este país vive el dolor de un golpe cívico militar que ha dejado 30 muertos y
decenas de heridos y una presidenta autoproclamada (Jeanine Añez) con un
gobierno de facto con marcado carácter racista.
El propio Evo Morales denunció que detrás de este golpe está Estados Unidos y
la Organización de Estados Americanos (OEA) como su instrumento más viable.
Evo, desde su asilo en México responsabilizó a la embajada estadounidense en La
Paz, la OEA y sectores reaccionarios de la derecha boliviana como conductores
de la asonada golpista.
‘La OEA no está al servicio de los pueblos latinoamericanos y menos de los
movimientos sociales, está al servicio del imperio norteamericano’, dijo
Morales en su primera rueda de prensa al llegar a México.
En ese encadenamiento de hechos, diversas fuentes aseguran que el general
Williams Kaliman quien presionó a Evo Morales a renunciar a la presidencia el
pasado 10 de noviembre, fue remunerado por Estados Unidos con un millón de
dólares.
Kaliman recibió ese monto de manos de Bruce Williamson, encargado de negocios
de la embajada estadounidense, mientras otros generales recibieron la misma
cantidad y varios jefes de policía fueron pagados con 500 mil cada uno.
Tras la autoproclamación de Jeanine Añez Chávez como presidenta interina,
Kaliman fue inmediatamente reemplazado y enseguida huyó a Estados Unidos para
resguardarse ante una posible investigación inmediata.
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