Las abejas siempre fueron su encanto. Con ellas contrajo lazos que no se rompen. Persigue sus vuelos y encuentra el refugio que las alberga en los buenos y malos momentos. Su vínculo es tan fuerte que las entiende, y llega a conversar con ellas. De ahí que extraiga de sus venas la miel, aderezada con el sabor de las más heterogéneas flores.
Sin embargo, su humildad provoca que se esconda detrás de las palabras para no contar todos sus aciertos en el mundo de la apicultura. Su nombre, Omar Martínez Meneses, un hombre que ha construido de a poco su camino en este escenario.
“Me formé como técnico medio en Agronomía, pero siempre tuve inclinación hacia la apicultura. A través de unas amistades que eran viejos apicultores me fui adentrando en esta armazón; en el año 2003 comencé con 25 colmenas, y poco a poco las incrementé hasta llegar a 130, que son con las que cuento hasta hoy”, confiesa Martínez Meneses.
Dieciséis años han pasado desde que este defensor de la naturaleza se sumergiera en la apicultura. A partir de allí busca alternativas para incrementar la producción de miel y sus derivados. Todo gracias a la labor conjunta de cuatro personas que conforman la brigada de trabajo que se dedica a estas faenas.
“Cada uno tiene su plan de producción, pero aun así entre todos compartimos las actividades de las colmenas. De esta forma no tenemos necesidad de contratar a otros individuos, pues como sabemos desempeñar cualquier función, cuando uno de nosotros se enferma o tiene otra dificultad, lo resolvemos sin contratiempos”, alega el apicultor.
Omar hoy concentra sus colmenas al norte de Taguasco y al sur de Yaguajay, y ubica otras en la costa, sobre todo en épocas de floración abundante. En estas zonas las distribuye en apiarios de 20 a 25 colmenas, y hasta estos lares apartados llega cada 10 o 15 días para atender sus abejas.
“En los meses en que las floraciones se vieron afectadas debido al paso del huracán Irma, adoptamos alternativas para incrementar la producción de miel y mantener el índice que habíamos logrado hasta esa fecha. Para ello recurrimos a métodos novedosos de alimentación como el jarabe para estimular, y el sostenimiento a base de azúcar húmeda; procesos que se aplican teniendo en cuenta las poblaciones de abejas”, comenta el productor de miel.
Gracias al movimiento de colmenas y al trabajo conjunto de la brigada, los planes de producción de este hombre alcanzan de forma mensual los 400 o 500 kilogramos.
“El cambio de reina es esencial, y se recomienda hacerlo todos los años. Unido a esto se suma la limpieza, desinfección y renovación de panales, entre otras labores que influyen en elevar los rendimientos”, explica uno de los mejores productores de miel de la provincia.
Este hombre de 47 años de edad forma parte de los más de 60 apicultores con que cuenta la Asociación Nacional de Agricultores Pequeños (ANAP) en Sancti Spíritus. Su plan de producción anual toca los límites de las 7 toneladas y media de miel, suceso que lo bautizó como el mejor productor el año anterior, y lo sitúa entre los más destacados en la actual etapa.
“Para alcanzar tales resultados hemos puesto la ciencia y la técnica en función de la producción. Apostamos por la creación de un fundidor de cera a través de vapor de agua, un alimentador multipropósito, un humador eléctrico, además de adaptar el extractor o la centrífuga para humanizar el trabajo.
“No obstante, la carreta para trasladarnos a atender las colmenas ha sido el mayor galardón. La acondicionamos con ventanas, cristales, se le pusieron los equipos en el interior, y todo está dispuesto para que los productores no tengan que hacer mucho esfuerzo físico. También podemos movernos sin preocupación por la lluvia, el sol, y sobre todo contribuimos a que la miel salga con una mayor calidad, pues no recibe los efectos del medio ambiente”, señala Martínez Meneses.
Gracias a esas inventivas Omar ha estado presente en los Fórums de Ciencia y Técnica convocados por la ANAP en el municipio, la provincia y la nación, espacios en los que ha sido laureado con el Sello Conmemorativo Aniversario 60 de la Firma de la Ley de Reforma Agraria; Vanguardia Provincial por los resultados alcanzados en la Emulación Integral; reconocimiento por haber aportado al Fórum Ramal de la Apicultura, y destacado en el Nacional de Ciencia y Técnica.
“Todos estos premios significan mucho, aunque no trabajemos para ello. Nuestra esencia es trabajar, porque nos gusta y es el medio de vida que tenemos”, asevera el campesino.
Y rendido ante esta verdad, Omar Martínez Meneses siente todos los días la descomposición de la luz del sol al recibirla de soslayo mientras acaricia sus colmenas. En ellas piensa las 24 horas, y no las descuida ni un solo instante, pues cada una le adorna y da sombra a su corazón.
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