Tras confirmarse que la Administración del presidente Donald Trump aplicará a partir del 2 de mayo de forma completa el Título III de la ley Helms-Burton, aprobada en 1996 para recrudecer el bloqueo impuesto a la Isla, la reacción dentro de Estados Unidos se ha hecho presente.
En Washington, organizaciones estadounidenses favorables al acercamiento a Cuba criticaron las nuevas medidas anunciadas contra el país caribeño y advirtieron sobre sus negativas consecuencias para el pueblo de la isla.
Al mismo
tiempo, denunciaron que tanto la aplicación del Título III de la controvertida
Ley Helms-Burton, como las nuevas restricciones a los viajes de los norteamericanos
y los límites al envío de remesas a la nación antillana, están enfocadas
fundamentalmente en las aspiraciones de reelección de Trump.
El presidente está haciendo esto por una sola razón: apaciguar a las personas
de línea dura en el sur de la Florida antes de las elecciones de 2020,
consideró en un comunicado el presidente de la coalición Engage Cuba, James
Williams.
A su vez, Collin Laverty, presidente de la compañía de viajes especializados
Cuba Educational Travel, expresó que es triste ver sufrir a cubanos y
estadounidenses porque el jefe de la Casa Blanca ha dejado su política en manos
de legisladores del sur de Florida.
Estos cambios harán retroceder los intereses estadounidenses en la isla durante
años, y perjudicarán a las empresas y los viajeros norteamericanos, y a
millones de familias que viven allí, apuntó.
La presidenta del Centro para la Democracia en las Américas, Emily Mendrala,
también estimó que con estas movidas Trump hace una declaración de política
sobre Cuba en uno de los estados bisagra más reconocidos del país, con la
mirada en 2020.
Las encuestas son claras, añadió Mendrala, los estadounidenses quieren viajar a
Cuba, quieren explorar oportunidades de negocios y quieren hacerlo sin temor a
represalias de su Gobierno.
A la par, el presidente del Comité de Asuntos Exteriores de la Cámara estadounidense de Representantes, Eliot Engel aseguró que limitar las remesas a las familias de Cuba es simplemente inhumano.
Asimismo,
dicha decisión y otra con el fin de restringir aún más los viajes de
estadounidenses al país caribeño no tendrán ningún efecto en el Gobierno
cubano, expuso el congresista demócrata por Nueva York en un comunicado.
Sin embargo, agregó, supondrán un duro golpe para el pueblo de la nación
antillana.
El anuncio sobre el Título III es simplemente estúpido y disminuye el sector
privado emergente en Cuba, que la administración actual aún pretende apoyar,
manifestó el congresista demócrata James McGovern.
Además, aseveró en un comunicado, aleja a los aliados de Estados Unidos más
cercanos en Europa, Canadá y América Latina.
Por su parte, el senador demócrata Tom Udall opinó en la red social Twitter que
el Gobierno de Trump una vez más está redoblando la misma mentalidad de la
Guerra Fría que no ha funcionado durante décadas.
Este enfoque obsoleto no sirve a los intereses de Estados Unidos y no servirá
al pueblo cubano, añadió el legislador por Nuevo México.
Las nuevas políticas de Estados Unidos hacia Cuba desalentarán la inversión en
la isla, castigarán al pueblo y perjudicarán, además, las relaciones con
nuestros aliados más cercanos, tuiteó Carlos Gutiérrez, presidente del Consejo
de Negocios entre ambos países de la Cámara norteamericana de Comercio.
También en la plataforma de microblogging, Ben Rhodes, uno de los asesores del
otrora presidente Barack Obama (2009-2017), definió a la locura como pensar en
que seis décadas de bloqueo totalmente fallido es mejor que una apertura de dos
años apoyada abrumadoramente por los estadounidenses y los cubanos.
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