Conquistar una meta anhelada deja un sabor de beneplácito indescriptible. Después de varios días de intensa tensión, una tranquilidad te recorre internamente para acomodarse y permitirte gozar a plenitud de la satisfacción.
Un estado de ánimo que ahora mismo disfrutan 15 de los egresados de la Escuela Elemental de Arte Ernesto Lecuona de Sancti Spíritus, porque atrás quedan las largas horas de estudio para el pase de nivel y ya esperan por conocer en qué centros de la enseñanza artística del país proseguirán superándose.
De esa forma, los sonidos espirituanos del saxofón, trombón, percusión, clarinete, tres, canto coral, guitarra y violín apostarán por rozar la perfección e intentarán abrirse camino en el panorama profesional.
A esta hora se suman los recuerdos de la primera vez que pusieron un pie en el plantel yayabero e hicieron sus pininos en el panorama artístico.
“Confieso que cuando llegué no me gustó; pero luego descubrí el futuro del trombón, un instrumento poco común en mujeres, así que le puse empeño para que se escuchara diferente. Ahora siempre lo presento como mi novio fiel”, dice Brenda Daniela González Hernández.
Similar le sucedió al taguasquense David Cuba Hernández, quien no deja de agradecer la oportunidad que le dio la vida de adentrarse en el mundo de las notas musicales.
“Dijeron que tenía aptitudes para el clarinete y saxofón y como este último brilla más, niño pequeño al fin, me decidí por ese. Hoy no me veo en otra cosa que no sea como instrumentista”, asegura.
Pero esas pasiones llegaron de las manos del claustro de sus profesores, capaces de guiar la tenacidad de cada uno de ellos y moldear sus talentos.
“Sin ellos este resultado sería imposible. En mi caso nunca dejaré de agradecer a mi maestra de solfeo, Leticia, a las de clarinete y también a Elián y Katia, quienes me han desarrollado la apreciación musical”, refiere Elianys Magrath Sosa, mientras evidencia un cuidado extremo para con el instrumento que lleva en sus manos.
La propia escuela ha sido por muchos años la segunda casa de estos adolescentes que ya le dicen adiós. En sus aulas, dormitorios y pasillos dejan más de una historia que nunca olvidarán.
“Este es mi futuro porque aquí descubrí lo que definitivmente quiero ser: un músico. Aprendí que debo dar mucho de mí, no solo en lo personal, sino para mi país”, confiensa Luis Javier García Rodríguez, guitarrista.
A pocas horas de haber subido al escenario del Teatro Principal para cerrar de forma oficial uno de los ciclos de sus etapas estudiantiles, los 15 egresados de la especialidad de música de la “Ernesto Lecuona” ya tienen sus miradas puestas en lo que quieren ser.
El percusionista Daniel Alejandro Escobar sabe que se le ajusta muy bien la frase de que hijo de gato caza ratón. Tanto es así que retornará a casa para seguir la tradición familiar.
“A mí me gustaba la música de forma general, pero me la pasaba tomándole las baquetas a mi tío, así que no podía ser diferente. Y mi futuro, definitivamente, será ser músico de una orquesta, no importa el formato, pero músico siempre”, añade.
Mientras que René Catalá González confiensa que la superación constante de la mano de la academia también conforma su prioiridad.
“Quiero hacer el nivel superior para ganar una mayor especialización en el tres y en composición. Después veremos donde pueda regalar mi arte”, acota.
Al concluir el nivel medio, estos muchachos decidirán si apuestan por pasar hacia el superior o laborar como profesionales. De acuerdo con lo establecido como política de servicio social deberán regresar a Sancti Spِíritus para incorporarse al mundo artístico del territorio, oportunidad válida para cerrar un ciclo que inició justamente el día que decidieron ser artistas.
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