“Yo no mandé nada a ese concurso”, aseguró la colega Dayamis Sotolongo Rojas, cuando se descubrió entre los finalistas del premio CUBACRON, auspiciado por el Instituto de Prensa y Sociedad
Hay quienes venden su alma al diablo; otros, que somos mayoría, no subastamos el decoro, la decencia. Días atrás, en la Redacción de Escambray, a la colega Dayamis Sotolongo Rojas casi se les salen los ojos de sus cuencas al leer en la web del Instituto de Prensa y Sociedad (IPYS) que su trabajo “Por Dios, ¿cuándo va a entrar el nitrazepán?”, publicado a inicios de julio pasado en nuestro medio, lideraba la relación de los 10 finalistas del premio CUBACRON, auspiciado por el IPYS, organización no gubernamental (ONG) con una hoja de ruta tan oscura como boca de lobo.
—Por Dios —aseguró nuevamente Dayamis—. Yo no mandé nada a ese concurso, dijo a voz en cuello.
Hace unas horas, la Unión de Periodistas de Cuba (UPEC) emitió una declaración que denuncia cómo el IPYS ha manipulado a colegas nuestros para auspiciar otra campaña contra el sistema de medios públicos cubanos.
De la A a la Z, esta declaración desnuda los verdaderos propósitos de la referida ONG, cuyos banqueros, de “linaje” archiconocido, son la Organización de Estados Americanos (OEA), la National Endowment for Democracy (NED) y la Open Society Foundations (OSF), de George Soros. Estas ponen los billetes —por supuesto, los verdecitos—, organizan los shows como el que intentan montar con el premio CUBACRON y arremeten contra todo lo que huela a dignidad: léanse Revolución cubana, bolivariana…
“Nadie piensa por mí”, nos recalcó la joven periodista Sotolongo Rojas, egresada de la Universidad Central Marta Abreu de Las Villas en el 2007 y reconocida en otros certámenes como el Concurso 26 de Julio y el Premio Nacional de Periodismo Juan Gualberto Gómez en la categoría de Prensa escrita, auspiciados por la UPEC y en los cuales ha participado por decisión propia.
Justo el 4 de enero último, cuando este medio de prensa arribaba a sus 40 años de existencia, Dayamis sostenía en su crónica “Escambray, mi otro hogar”, que este había sido para ella forja y desafío y algo más:
“Es un hogar, en el que encuentras el saludo de la llegada, la jarana en el pasillo, la llamada cuando enfermas, la risa para aliviar pesares, el enfado pasajero. Es esa familia imperfecta —como son las verdaderas familias— que te agobia a veces y a la que extrañas nada más con estar de vacaciones (…) A la vuelta de más de una década lo más que agradezco, quizás, es que hasta hoy Escambray, como siempre, me siga abriendo de par en par sus puertas”.
—Por eso, yo no vendo mi alma al diablo; que se vayan para… (la expresión es impublicable), nos confirmó este sábado, vía telefónica desde su casa en Cabaiguán.
SIEMPRE EL PROPÓSITO DE SOCABAR A NUESTRA JUVENTUD;NO ES CASUALIDAD QUE ESTO SUCEDA,PERO QUÉ BUENO NUESTRA RESPUESTA UNÁNIME Y LA CONFIANZA EN QUE CADA DESAFÍO,CADA ESCALADA DE AGRESIONES… NOS UNE Y FORTALECE EN EL FIEL COMBATE HACIA UNA PRENSA SINCERA Y REVOLUCIONARIA,QUE SIN TAPAR MANCHAS,DESCUBRE SIEMPRE NUEVOS HILOS DE LUZ…
Dayami vendio su alma al diablo como tambien el sitio On Cuba,fiel detractor de nuestra Revolución.
Pues siendo tal y como dicen los que comentan, así de simple, solo falta felicitarla por la nominación y ya…A mi sus enfoques más críticos me parecen poco balanceados y carentes de todas las determinaciones de los fenómenos abordados, cosa que se logra con el tiempo y la experiencia. Pero cuando es el Diablo el que nomina hay cosas que repensar.
Periodismo oportuno es el que hace Dayamis cada día que con transporte y sin él viene desde Cabaiguan ha darle a sus lectores sus mejores reportajes y crónicas, fruto de la más profunda investigación
Lo cierto es que Daya es buena… como persona y escribiendo.
En mi opinión el diablo es la obscuridad y la censura y mientras la periodista siga criticando lo mal hecho,sus lectores,que de seguro somos para quien ella escribe, seguiremos apoyándola..Lo importante es que halla el nitrazepan….La verdad es para decirla,no para encubrirla
Yo, sin embargo, creo que no se trata tanto, en los dos casos que cita José Fermin, y en muchos otros publicados en Escambray, de aportar a la opinion publica, sino mas bien de darle cabida.
De lo que siente, habla, padece y disfruta la gente, de eso escribimos aquí, pensando más en ser reflejo de la época y ayudar a procurar soluciones que en el enemigo oportunista presto a tergiversarnos. Lo otro seria callar problemas o temas por el qué dirán del lado de allá. Como ha quedado demostrado una vez mas, la mentira tiene patas cortas..
En las actuales condiciones no solo Dios y el Diablo pueden usar lo que publicamos y robarnos el alma para lo que quieren. No creo que un trabajo sobre la falta de medicamentos con este título aporte mucho a la opinión pública, como tampoco el de tesis por encargo. Una experiencia más para hacer periodismo oportuno desde Escambray.