No andábamos tras su pista, pero cuando apareció por el camino, mientras departíamos con moradores de la comunidad de Las Minas, en el municipio de Sancti Spíritus, la exclamación nos hizo reparar en él. “Mira, ahí viene el dueño del toro. ¡Qué barbaridad! todavía ese animal sigue dando de qué hablar!”, dijo una vecina.
Escambray lo abordó, en busca de más información para los internautas, que se han entusiasmado con la historia y han vertido disímiles puntos de vista sobre el suceso. Tras el saludo al muchacho, la arremetida:
Escambray: ¿Sabes?, allá se hizo una encuesta y la gente dice que tu toro merece vivir. ¿Qué piensas sobre eso?
Randy: Bueno, sobrevivió a la muerte.
E: ¿Por qué crees que salió huyendo? ¿Se la olería?
R: Él entró, y cuando viró pa’ tras se tiró por encima de los cepos, porque lo pincharon con corriente. Había olor a sangre y eso a ellos los pone calientes.
E: ¿Por qué cogió para este rumbo?
R: Venía buscando la finca. Eso es increíble, cómo ese toro venía corriendo, buscando la casa.
E: ¿Cuál es la edad y el peso de Bonito?
R: Tiene cinco años; pesa 463 kilogramos.
E: ¿A qué se debió que te lo viraran aquel día?
R: Es que tenía el pase de tránsito mal.
E: ¿Quién, el toro o tú?
R: No, son esos papeles que hicieron. Se trata de un documento o algo así, pa’ llevarlo pa’ l matadero.
E: ¿Entonces, un papel mal hecho le salvó la vida?
R: Así mismo es.
E: ¿Por fin, quién tuvo la culpa de la huida? ¿Te dijeron?
R: El animal no tiene culpa de haberse saltado del matadero.
E: ¿Y a ti, te echaron esa culpa?
R: No.
E: ¿Sabes quién va a pagar por eso?
R: No, no sé.
E:Entonces, ¿Ya decidiste qué va a pasar con Bonito?
R: Vamos a ver si lo dejamos pa’ toro padre.
E: Bueno, dale un saludo de parte de Escambray y de los lectores que ya lo conocen (risas).
R: Gracias (ríe). Sí, ya Bonito es un toro famoso.
Exigir responsabilidad civil a quien? Al matadero?
Porque el responsable es obviamente el matadero, una empresa estatal, que negligentemente no tiene las normas y procedimientos de seguridad requeridos para la actividad que realiza.
Si las tuviese el toro nunca habria llegado a las calles de la ciudad.
Muy simpáticas resultan ahora las anécdotas del peligroso suceso. ¿Quién sabe si una persona dañada, física o materialemente, exija responsabilidad civil por lo sucedido? Desconocen lo regulado al respecto.