Las primeras líneas se acomodaron por instinto sobre el papel. Cada palabra encontró su sitio exacto porque hoy reconoce que estuvo dictada por sus más íntimas esencias. Luego aprendió cuál técnica y qué recursos justifican los diferentes instantes de la historia de La alternativa de Hum, un libro que cuenta sobre un niño, un tanto diferente del resto de su grupo etario, y que próximamente podrá hojearse bajo la firma de Rosamary Argüelles García, con el sello editorial Loynaz, de Pinar del Río.
“A medida que avanzaba el proceso de edición, conocí un mundo un tanto alejado de mi formación y al que llegué por necesidad. Este será mi primer texto de narrativa, un género que nunca imaginé que sería capaz de escribir porque comencé por la poesía”, dice. Inspirada por su hijo, hace que Hum, el protagónico del volumen, se redescubra en una sociedad donde las etiquetas a las personas muchas veces marcan el ritmo de sus vidas. Solo otros personajes lo conducirán a insertarse en un espacio complejo y cuestionador a las diferencias.
Pero junto a ese alegrón llegaron otros dos, como confirmación de que no han sido en vano las horas que ha pasado sentada, vertiendo todo su mundo interior, el cual ya en el papel se ha multiplicado para sumar preocupaciones, sentimientos y cuestionamientos de otras personas.
“El texto Esta, mi yo es de poesía para adultos. En él se encuentran las voces de muchas mujeres cubanas, luchadoras eternas contra estereotipos impuestos desde hace siglos.
“Este título vio la luz tras ser aprobado por Ediciones Luminaria con el financiamiento de la Asociación Hermanos Saíz (AHS). De conjunto con la noticia de que La alternativa… saldría, supe que había ganado la beca del Centro de Formación Literaria Onelio Jorge Cardoso, una institución cultural donde aprendí mucho también, y que por eso podrá leerse Adnar y las cosas de la memoria, mi segundo libro de narrativa”, añade.
Precisamente, esta joven santaclareña, aplatanada aquí por un amor, aún no sale de la sorpresa de que su texto de poesía en muy pocos meses ya había sido vendido.
“Ojalá los otros tengan la misma suerte y, aunque muchos amigos me dicen que no me entienden, me gusta más Sancti Spíritus que mi ciudad natal. Mi madre era de Trinidad, así que el retorno a mis raíces ha sido con mucho placer”, acota esta joven que labora en el Centro Provincial del Libro y la Literatura.
¿Por qué volviste al género narrativa, si la primera incursión fue cargada de miedos?
Es cierto. Empecé a escribir poesía porque creía que era lo único que podía hacer, pero conversando con los amigos me decía: “¿Por qué esas mismas ideas que tú tienes en la cabeza y nos las dices para nuestros proyectos literarios no las desarrollas tú?”. Entonces me atreví a crear el texto La alternativa de Hum, y luego Adnar y las cosas de la memoria —así debe titularse—, donde diferentes grupos etarios dialogan sobre cómo es la vida como resultado de las complejas relaciones sociales.
Pero la literatura no es el único camino del arte por el que transitas.
Desde pequeña me sentí motivada por todas las manifestaciones artísticas, aunque al final preferí la literatura porque es la más silenciosa, íntima. En mis años de secundaria me acerqué a la Casa de Cultura de Santa Clara y al mudarme para Sancti Spíritus sentí la necesidad de involucrarme con jóvenes que como yo tuvieran inquietudes. Toqué entonces las puertas de la AHS y comencé a involucrarme directamente con el arte.
¿La música y la investigación te acompañan desde aquellos días en que corrías por el parque Vidal?
Precisamente en una reunión en la AHS, El Duende me propone que le hiciera coro en su grupo porque consideró que con mi tono de voz podría hacerlo. Empecé entonces con Oscarito, un señor que junto a su guitarra me ayudó muchísimo y nos acercamos a la Casa de Cultura Osvaldo Mursulí y luego Lalito me llevó a la radio, más tarde a la televisión y así, poco a poco, llegué a presentarme en los escenarios.
“En lo de la investigación te refieres a mi premio Memoria Nuestra, en el 2016, lauro principal de las Romerías de Mayo. Pero eso fue porque me tocó ser la nieta del cubano que hizo junto a otros colegas, la primera computadora analógica en nuestro país en 1968. Precisamente con mi estudio demostré que fue la primera en el mundo de su tipo con piezas reutilizadas y la segunda analógica en Latinoamérica, solo antecedida por México. Siempre veía la foto de la máquina en la casa de mi abuelo Felipe Ramón Argüelles, quien creó el dispositivo para auxiliar al estudiantado en sus trabajos de grado en la carrera de Ingeniería Eléctrica en la Universidad Central Marta Abreu de Las Villas. Hoy tengo el mal sabor de que nunca supimos qué pasó con el equipo, pues no está en el centro y aún el libro con la investigación no ha visto la luz, una promesa que no pude cumplirle en vida al autor de la innovación”.
¿De esa tradición llega tu título universitario?
Soy licenciada en Educación en la especialidad de Computación, aunque quería estudiar Filología, pero el escalafón no me lo permitió. Entonces dije: si domino el mundo de la informática, pudiera hacer mis propios libros y los diseños de sus cubiertas.
Tales saberes, aunque no los ha puesto en práctica de forma absoluta en la preparación de sus textos, sí le valieron para gestar su exposición de diseño gráfico Entre manos, colgada durante varias semanas en la Casa del Joven Creador de Sancti Spíritus.
¿Qué guardas en el tintero?
Escribo una novela histórica para adultos que tiene como contexto a Sancti Spíritus.
Muchos éxitos a Rosamary, solo conocía su faceta como cantante, muy buena por cierto.