El gobierno del presidente Donald Trump prohibirá todos los vuelos desde Estados Unidos hacia destinos en Cuba, con excepción de La Habana, informó este viernes la agencia norteamericana de noticias Associated Press (AP).
Se trata de una nueva medida para recrudecer el bloqueo contra Cuba y dar marcha atrás al acercamiento entre EE.UU. y la Isla promovido en el gobierno del presidente Barack Obama.
El Departamento de Transporte anunció que los vuelos de las aerolíneas JetBlue y American Airlines a Santa Clara, Holguín y Camagüey estarán prohibidos a partir del 10 de diciembre.
La medida se tomó “a pedido del Departamento de Estado”, dijeron las autoridades en un comunicado en el que especifican que la norma entrará en vigor en 45 días.
Los vuelos hacia La Habana representan la gran mayoría de los vuelos desde Estados Unidos a Cuba y seguirán “siendo legales”. El motivo citado para tomar la medida es evitar que haya turismo estadounidense a Cuba, algo que está prohibido en Estados Unidos.
Sin embargo, cuántas personas toman esos vuelos con fines turísticos. Muchos son utilizados por cubanos residentes en Estados Unidos que visitan a sus familiares en Cuba.
El jefe de la diplomacia estadounidense, Mike Pompeo, pidió en una carta al Departamento de Transporte que suspendiera la autorización de vuelo para fortalecer las sanciones contra el Gobierno cubano.
Bruno Rodríguez: EE.UU. mutila libertades a sus ciudadanos
Rechazo enérgicamente nueva medida de EE.UU de bloqueo contra Cuba que suspende los vuelos de sus aerolíneas a nueve aeropuertos cubanos, aseguró el canciller cubano Bruno Rodríguez Parrilla a través de Twitter.
El ministro de Relaciones Exteriores aseveró que esta medida “endurece la prohibición de viajar a sus ciudadanos y mutila sus libertades. Daña vínculos pueblo a pueblo”.
“No nos arrancarán concesiones. Venceremos”, dijo Rodríguez Parrilla.
Por su parte, Carlos Fernández de Cossío, director general para EE.UU. de la Cancillería cubana, escribió que el imperialismo arremete contra los vuelos regulares a varias ciudades cubanas “en afán por castigar rebeldía inquebrantable de Cuba”.
El funcionario agregó que al Gobierno estadounidense “no le importa afectar los contactos familiares” ni crear incomodidades injustas. “Nuestra respuesta es invariable”, concluyó.
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