El presidente estadounidense, Donald Trump, debe enfrentar próximamente un juicio político en el Senado, tras ser acusado en la Cámara de Representantes, pero existe hoy falta de claridad acerca de cómo se desarrollará ese proceso.
En una
votación histórica, la Cámara Baja de mayoría demócrata aprobó anoche un
artículo de juicio político contra el mandatario republicano por abuso de poder
y otro por obstrucción de la justicia, debido a sus llamados a que Ucrania
abriera investigaciones que podrían favorecerlo políticamente.
Trump se convirtió así en el tercer presidente estadounidense en ser imputado
en ese órgano legislativo, y ahora corresponde que se le realice un juicio
político en el Senado, donde, según reportes de prensa, ese paso podría
comenzar a principios de enero próximo.
Sin embargo, en las últimas horas comenzaron a ganar fuerza algunas
interrogantes acerca del momento en que tendrá lugar realmente ese
procedimiento, luego de que la presidenta de la Cámara Baja, Nancy Pelosi,
evitó precisar cuándo enviará los artículos de juicio político a la Alta.
Ella y sus colegas de la fuerza azul se han mostrado escépticos de que el
Senado controlado por los republicanos lleve a cabo un juicio justo, sobre todo
después de que el líder de la mayoría en esa instancia del Congreso, Mitch
McConnell, quien esencialmente actuaría como presidente del jurado, admitió que
no será imparcial.
Por eso, en declaraciones ofrecidas a la prensa al terminar la votación de este
miércoles, Pelosi dijo que es necesario ver cómo se desempeña el Senado antes
de tomar cualquier decisión sobre cuándo entregar los artículos de juicio
político o nombrar a los gerentes (legisladores que asumirán el papel de
fiscales).
De acuerdo con la demócrata de mayor rango del país, los representantes de su
partido político tomarán la decisión ‘como grupo’ sobre el momento en que enviarán
la documentación a la Cámara Alta.
La cadena de televisión CNN reportó en su página digital que algunos
progresistas han instado a los dirigentes demócratas a retener los cargos de
juicio político hasta que el líder de la mayoría del Senado, Mitch McConnell,
acepte los procedimientos que han pedido.
Asimismo, quieren que la formación roja permita llevar testigos de primera mano
al juicio político, entre ellos el jefe interino de gabinete de la Casa Blanca,
Mick Mulvaney, y el exasesor de seguridad nacional John Bolton.
El diario The Washington Post también indicó que más de 30 demócratas quieren
evitar que las acusaciones vayan al Senado de inmediato, lo que podría retrasar
el juicio y la casi segura absolución del mandatario, pues es prácticamente
imposible que la mayoría republicana en ese órgano llegue a condenarlo.
Sin embargo, varias fuentes dudan que esa estrategia realmente lleve al
liderazgo de la fuerza roja a acceder a la presencia de testigos demandados por
sus rivales políticos, y no creen que cualquier retraso en el envío de los
artículos se prolongue demasiado.
De avanzar todo como prevén los medios norteamericanos, la Cámara Alta recibirá
la documentación sin demora y los senadores llegarán a un acuerdo sobre la
fecha de inicio del juicio, que casi todos los reportes coinciden en que será
el mes próximo.
De cara a ese proceso, Pelosi nombrará a los gerentes, quienes presentarán los
artículos de juicio político al Senado; el titular de la Corte Suprema, John
Roberts, presidirá el juicio; un equipo legal defenderá a Trump; y los
senadores actuarán como jurados, por lo que deberán comprometerse a brindar
‘justicia imparcial’.
A diferencia de la Cámara Baja, donde bastó una mayoría simple para acusar al
jefe de la Casa Blanca, en el Senado se requieren dos tercios de los votos (67)
para que sea condenado y destituido de su cargo, lo cual obligaría a los
demócratas a lograr que 20 republicanos se sumen a ellos en ese objetivo.
Los miembros de la fuerza azul consideran haber reunido evidencia contundente
sobre las presiones de Trump a Ucrania para que ese país interfiriera en las
elecciones norteamericanas, pero las pruebas y testimonios presentados en la
pesquisa que tuvo lugar en la Cámara Baja no llevaron ni a un solo republicano
a votar contra el mandatario.
Por eso, se espera que los senadores de la fuerza roja igualmente cierren filas
para proteger al presidente, más aún cuando los índices de aprobación de Trump
entre la base del partido se mantienen muy altos.
Con todo esto, la principal interrogante en torno al juicio político contra el
jefe de Estado no es si será removido de su oficina, pues eso está
prácticamente descartado, sino el saldo político que este proceso dejará para
él y para los demócratas de cara a las elecciones de noviembre de 2020.
El tema es bien interesante, no sólo para EE.UU, como nación, sino para el resto del mundo. Los legisladores demócratas le han dejado la mesa servida a los republicanos, sobre todo al ala más conservadora y extremista, para que el propio Trump y su sucesor, tengan cartas abiertas para imponer al mundo las políticas, más neofascistas, xenófobas, extremistas, etc. Ya que Trump, tendrá en el Senado el respaldo del Partido Republicano (mayoría), (el líder de la mayoría en esa instancia del Congreso, Mitch McConnell, quien esencialmente actuaría como presidente del jurado, admitió que no será imparcial), el fallo del jurado será a favor del presidente, lo que equivaldrá legalizar o legitimar la actuación y conducta actual de Trump, con ese premio «ÉL SERÁ LA LEY», después no habrá quien lo detenga, peor aún, el PRECEDENTE que se establecerá, permitirá que otros, más racista, xenófobo, extremista del ala más radical de Tri-Party (disculpen el error ortográfico), arremetan contra los países, pueblos, instituciones y organizaciones internacionales, que luchan por un MUNDO MEJOR. ¿Qué será, no sólo del pueblo norteamericano, de su democracia, sino del resto de la humanidad?, preparémosnos, que esto está empezando. Hay que denunciar este grave peligro, sobre todo en el pueblo norteamericano.