Desde Jobo Rosado hasta San Pedro; desde Cristales hasta Jíquima de Alfonso ha llegado el programa de reanimación de comunidades rurales, extendido ya a 173 asentamientos poblacionales, distribuidos en 34 Consejos Populares, a la vuelta de cuatro años y medio de surgido en el territorio espirituano.
Al comentar su importancia, Frank Osbel Cañizares Rodríguez, vicepresidente de la Asamblea Provincial del Poder Popular, sostuvo que la iniciativa gubernamental ha contribuido a la solución de 1 584 planteamientos de los electores, no pocos de larga data.
Con la participación de las empresas y organismos y la intervención de los propios pobladores, la estrategia de atención comunitaria ha abarcado los ocho municipios y ha posibilitado la rehabilitación de cientos de dependencias de Salud, educación, Cultura, Comunales, Comercio y Deportes, entre otras.
Gracias a la implementación del programa y atendiendo a la disponibilidad de recursos materiales y financieros, el programa ha favorecido el mejoramiento de determinados viales, como el camino Meneses-Calienes, en Yaguajay; el acceso a Pitajones, en Trinidad, y las carreteras hasta Paredes y El Cacahual, en el municipio capitalino.
Para la materialización de estas y otras acciones de mantenimiento, en general, ha debido actuarse con racionalidad en el empleo de los recursos y de manera coordinada entre las entidades, según las autoridades del Gobierno en la provincia.
A diferencia de etapas anteriores, cuando se realizaba a nivel de Consejo Popular, en lo adelante el programa de reanimación comunitaria, que cierra con una feria popular, estará dirigido a un asentamiento específico, decisión que corresponde al municipio.
Esta iniciativa comenzó a mediados de la actual década por San Pedro y Palmarito, en Trinidad, y con posterioridad se extendió a toda la geografía provincial, donde ha beneficiado a más de 115 000 habitantes, o sea, alrededor del 40 por ciento de la población espirituana.
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