La sorpresiva dimisión este 19 de julio, con carácter irrevocable, del primer ministro de Kosovo, Ramus Haradinaj, encontró de inmediato amplia repercusión en Serbia por su eventual influencia en las negociaciones Belgrado-Pristina.
El jefe de
Gobierno hizo el anuncio después de una reunión del gabinete y presentó como
motivación una convocatoria del tribunal de La Haya a prestar declaración por
acusaciones de crímenes cometidos contra civiles serbios durante el conflicto
armado en esa provincia en la década de los 90 del pasado siglo.
Empero, analistas en Pristina y Belgrado consideran que la motivación real
puede ser la confrontación en la cúpula del poder en Kosovo en torno a las
medidas de Haradinaj que obstruyeron el diálogo Belgrado-Pristina para la
búsqueda de una solución de compromiso para el conflicto en torno a ese
territorio.
Por lo pronto, el mandatario de Serbia, Aleksandar Vucic, se reunió de urgencia
con el presidente en funciones por República Srpska de la presidencia colectiva
de Bosnia y Herzegovina y sus más cercanos colaboradores para analizar este
tema.
En el encuentro estuvieron los ministros de Defensa e Interior, Aleksandar
Vulin y Nebojsa Stefanovic; el director de la Oficina del Gobierno para Kosovo
y Metohija, Marko Djuric, y el secretario general de la Presidencia, Nikola
Selakovic.
Se anunció también que mañana Vucic se dirigirá al público sobre esta renuncia
y sus probables implicaciones, toda vez que la tozuda postura de Haradinaj
frente a Serbia es la responsable de la suspensión total del diálogo que se
celebraba en Bruselas con la mediación de la Unión Europea (UE).
Observadores de Pristina y de Belgrado ofrecen las más variopintas versiones
sobre la causa de la dimisión, aunque la mayoría coincide en vincularla con la
política dura del alto funcionario de mantener la tasa del ciento por ciento a
los productos serbios que motivó la ruptura del diálogo. Opinan que la
convocatoria del Tribunal Especial de La Haya para Crímenes de Guerra es una
cuestión de trámite y no una razón para renunciar a la jefatura del Gobierno.
Por eso se inclinan más hacia una confrontación entre Haradinaj y el presidente
kosovar, Hashim Thaci, a quien se le atribuye una postura menos dura sobre el
oneroso impuesto, que provocó reacciones adversas de los mandatarios de
Alemania, Francia y Estados Unidos, principales aliados de Pristina.
Destacan que no es la primera vez que dimite, pues en 2005, tras 100 días como
jefe de Gobierno, debió abandonar el cargo para acudir al Tribunal
Internacional para la ex Yugoslavia en La Haya.
Entonces afrontó causas por crímenes contra civiles serbios y otros de
nacionalidad no albanesa cuando fue jefe del llamado Ejército de Liberación de
Kosovo a fines de los 90, pero por falta de evidencias convincentes fue
liberado en 2008.
Algunos observadores califican la dimisión como una nueva jugada de Haradinaj
ante las elecciones generales en ese territorio, mientras otros la consideran
el resultado de presiones de líderes occidentales que quieren un acuerdo final
Belgrado-Pristina.
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