Las sanciones económicas contra Venezuela y el recrudecimiento del cerco político de amenazas militares marcan hoy la agenda para un cambio de poder en la nación mediante un golpe de Estado, gestado desde el Gobierno estadounidense.
Algunos expertos parecen coincidir en que los últimos anuncios de la administración de Donald Trump confirman un verdadero interés económico sobre el país sudamericano, y no la supuesta restauración de la democracia promovida por la Casa Blanca.
El periodista venezolano William Serafino explica que Washington apuesta por el recrudecimiento de las restricciones financieras para estimular un cambio de régimen y producir una fractura social, política, institucional y militar.
En entrevista con Prensa Latina, el también jefe de redacción del portal de investigación Misión Verdad asegura que se trata de una táctica ya conocida contra Venezuela y otros proyectos progresistas de la región.
‘Creen que a medida que la situación económica se deteriore tendrán mayor capacidad para movilizar a la población y provocar las rupturas militares y, por consiguiente, el derrocamiento’, subraya.
De acuerdo con Serafino, la instalación de un gobierno paralelo encabezado por el diputado opositor Juan Guaidó confirma el fracaso de tácticas como la promoción de sus campañas de sanciones financieras a través de la Organización de Estados Americanos o Naciones Unidas.
Entonces la táctica se torna hacia el desgaste económico y el estallido social, que además garantiza el acceso a propiedades y créditos venezolanos en suelo estadounidense y, por otra, preparar el terreno para un anhelado cambio de sistema en Caracas.
Como parte de su agenda, esta estrategia busca desatar un caos en las finanzas del país, que ya reportan pérdidas de unos 350 mil millones de dólares en producción de bienes y servicios entre 2013 y 2017, de acuerdo con datos de la Unidad de Debates Económicos del Centro Estratégico Latinoamericano de Geopolítica (Celag).
Incluso medios como The New York Times advierten sobre cómo el cerco estadounidense, ‘encaminado a dañar al Ejecutivo de Nicolás Maduro, perjudica más a la ciudadanía’.
Por su parte, Geoff Ramsey, investigador del centro de estudios WOLA (The Washington Office on Latin America) explicó a la BBC que se tratan de medidas ‘muy fuertes’ para la economía interna de la nación sudamericana.
‘No sabemos si estas sanciones van a producir un quiebre del gobierno, lo que sí sabemos es que va a haber un impacto en la población. El sufrimiento del pueblo venezolano va a aumentar por estas sanciones’, reconoció el experto.
Estas opiniones contravienen la narrativa de que el bloqueo sólo afecta al ‘régimen’, con consecuencias que no alcanzan a la sociedad en su conjunto, a la que por otro lado le prometen una ‘ayuda humanitaria’.
El escenario tiene daños colaterales ya conocidos en otros países, reconoce Serafino, pero en el caso particular de Venezuela se puede aspirar a la consolidación de inversiones con otros mercados como China, Rusia o Turquía.
Justamente ahora se potencian incentivos para que el país ingrese con mayor participación en todo este bloque que tiene una propuesta desde lo económico, precisa el periodista.
Un conjunto de entes financieros tratan de ‘desdolarizar’ el mercado petrolero, por lo que estas sanciones, significarían el impulso para apostar por esas alternativas en lugar de asfixiar la economía.
‘Podemos esperar que las inversiones con otros se consoliden y que justamente Venezuela se integre con mucho mayor fuerza en todo eje multipolar que no es solo geopolítico sino también multieconómico’.
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