La falta de personal en el claustro y la inexistencia de instrumentos y accesarios con calidad laceran el proceso docente de la única escuela de este tipo en predios espirituanos
El mundo se le vino encima a la adolescente de 13 años Haila Castillo Codoga cuando le informaron que no podía continuar estudios en la Escuela Elemental de Arte Ernesto Lecuona, de Sancti Spíritus, al no contar el centro con una persona capacitada para la enseñanza del fagot.
“La decisión fue que mi compañera y yo debíamos matricular en Villa Clara y hasta allá nos fuimos, pero no me adapté. Todo sucedió de forma muy brusca y nunca me sentí bien alejada de mi familia y amigos. Regresé y estoy con el instrumento gracias a la alternativa que me buscaron de viajar una vez a la semana para recibir las clases de la especialidad. El resto es aquí”, dice espontáneamente.
Por supuesto, esa atípica opción obliga a la familia a esfuerzos extraordinarios para asumir semanalmente su traslado a más de 80 kilómetros de distancia; también de Haila por estudiar con mayor concentración y dedicación para no quedarse atrás en el dominio de la técnica del instrumento y de la profesora que la recibe en el centro santaclareño para compartir solo con ella durante varias horas.
Además del fagot, el aprendizaje del chelo también debió decir adiós de la Enseñanza Artística espirituana por no poseer cobertura docente. Esta realidad —evaluada de no crítica por la directora del plantel, Maida Pérez Cancio— también roza al piano básico.
“En el caso del chelo, los estudiantes pudieron seguir en Matanzas y uno de ellos, de acuerdo con sus condiciones físicas y tras la aprobación del Centro Nacional de Escuelas de Arte (CNEART), pasó para el contrabajo. Mientras que en piano se aprobó que recibieran las clases en la casa de la profesora. Los que hoy están en otras escuelas siguen siendo atendidos por nosotros. Por ejemplo, este curso le entregamos un chelo sin estrenar a la alumna de Matanzas y todos saben que al graduarse regresan a nuestro territorio”, explica.
Por su parte, en el caso de la enseñanza del piano complementario, varios profesores especializados en otros instrumentos asumen el reto de que el alumno conozca los elementos básicos.
OPINIONES QUE FRUNCEN EL CEÑO
Dicho fenómeno, junto a otras fisuras propias de la Ernesto Lecuona, genera múltiples criterios fuera de sus muros. Un sondeo entre los familiares de los estudiantes arrojó preocupaciones referidas a la calidad de la formación: “Hay problemas con la preparación en Solfeo”; “Muchas especialidades no tienen a las profesoras a tiempo completo porque trabajan en Trinidad y cuando vienen no aprovechan los turnos”; “La rigurosidad de las evaluaciones no es como la de otras escuelas. Cogen buenas notas aquí y cuando llegan al pase de nivel desaprueban”; “Hay que buscarle repasadores”… son algunas opiniones recurrentes.
La falta del claustro necesario para la Enseñanza Artística no es exclusiva de Sancti Spíritus. La fluctuación del personal, que busca derroteros más cercanos a la creación, resulta inevitable en la geografía nacional.
A fin de revertir esa realidad y la de la ausencia de profesionales en el resto de las cabeceras municipales, desde hace varios años se pone en práctica el llamado Programa de Desarrollo, mediante el cual se forma a los futuros artistas según las necesidades identificadas por la Empresa de la Música y los Espectáculos de la provincia. No importan el deseo, interés y talento del alumno, sino suplir la carencia detectada. Por tanto, si en La Sierpe, por ejemplo, se necesitan tres guitarristas, jamás llegará allí la opción de formarse como violinista o de otra especialidad.
A ello se suma un utópico plan de captación, estipulado a nivel nacional, el cual en papeles dice que se tienen que visitar todas las escuelas de la provincia. Sin embargo, la práctica ha demostrado que ha sido imposible por cuestiones de tiempo y logística; así como en no todas donde se ha podido intercambiar han existido las condiciones idóneas para detectar las verdaderas potencialidades de los niños.
Según Pérez Cancio, la disposición del Programa de Desarrollo ha aliviado un tanto la situación de su claustro, especialmente en la enseñanza del violín, la primera línea potenciada en el territorio hace más de 10 años.
“Estrechamos los vínculos con Villa Clara, como centro metodológico por excelencia, y con la Escuela Nacional de Música. En ambos se analiza la evolución de nuestros estudiantes, sobre todo los que harán pase de nivel. También potenciamos que existan intercambios con otras escuelas para que no tengan nada más la opinión de nuestros profesionales”, añade.
Mas, para Leticia Zamora Fernández, con 15 años de experiencia como profesora de asignaturas teóricas musicales, la clave —y no del son, sino del centro— radica en la ausencia de la vocación para educar en gran parte del claustro.
“Es un don que nace contigo. En el sistema de Enseñanza Artística no existe un diseño curricular que te permita recibir metodología pedagógica. Te formas como músico. Cuando terminas y te devuelven a tu provincia, la aspiración, de forma general, es integrar un proyecto para crecer profesionalmente. La mayoría de las veces no ocurre así y si no te gusta dar clases, terminas el Servicio Social a regañadientes o ni tan siquiera lo cumples”, asegura.
A esa idea se le suman además otros tropiezos objetivos, como los bajos salarios en desventaja total con remuneraciones más atractivas en polos turísticos como Trinidad; la inexistencia de una conducción metodológica totalmente organizada al no contar con estructuras necesarias como las cátedras por cada una de las líneas de la especialidad musical, tan diversas entre sí, y la llegada al territorio para cumplir el Servicio Social de profesionales de otros territorios que, tras concluir esa etapa, retornan a sus lugares de origen o La Habana.
Aunque la mayoría de los docentes hoy forman parte de uno o varios proyectos musicales del territorio, implica un desdoble muy fuerte cumplir no solo con los horarios de las clases, sino con el amplio programa de acciones que asume la escuela espirituana como centro cultural más importante de la comunidad.
“Nos hemos percatado de que desde hace mucho no llegan a la institución alumnos integrales en sus capacidades. Pueden ser afinados, pero no tienen oído, y viceversa. Creemos que eso tiene que ver con que no existen espacios en la enseñanza general para incentivar y motivar, además del poco impacto del trabajo de las Casas de Cultura”, concluye Zamora Fernández.
Desde ahora, ya la máxima dirección de la Ernesto Lecuona solicitó al Centro Nacional de Escuelas de Arte como necesidades profesores para trombón, tres, laúd, piano, percusión, saxofón y asignaturas teóricas.
Igualmente, desde el Comité Provincial de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba se ha pedido que su membresía se acerque mucho más a la matrícula de 140 estudiantes de Música. Válidos, en ese sentido, los espacios de interacción protagonizados por Edelmiro Bonachea, Rigoberto Rodríguez Entenza y el Centro para las Artes Escribanía Dollz.
OTRAS FISURAS
La Escuela Ernesto Lecuona, por muchos años, vive otra fisura que impide el crecimiento artístico de su estudiantado: la calidad de los instrumentos y accesorios.
Como consecuencia del bloqueo económico, comercial y financiero del gobierno de Estados Unidos contra Cuba, cuesta dinero y esfuerzo que en las aulas de la Enseñanza Artística se tengan las mejores condiciones.
“En el caso de las cuerdas para guitarra, tres y laúd son de regular a mala la calidad de las que llegan y así sucede con el resto de los accesorios necesarios”, añade Clemente León, quien ha podido escapar junto a sus estudiantes este año gracias a una donación que realizó un grupo de solidaridad con Cuba.
De acuerdo con Maida Pérez Cancio, este curso resultó un alivio el envío desde el Cneart de los accesarios para las líneas de viento, las de mayores problemas, junto a las cuerdas.
La propia política estadounidense obliga a Cuba a comprar en terceros países los productos imprescindibles para esta educación, con el consiguiente pago de fletes, impuestos y sin una garantía de postventa.
Y, aunque el plantel espirituano tiene contratos con lutieres para sus arreglos, la práctica más común es que muchos de los padres asuman los ajustes o compra de accesorios, en ocasiones a precios exorbitantes.
Sin dudas, tantas desafinaciones impide que la Enseñanza Artística espirituana tenga un sonido propio. Más que aferrarse a continuar con tantas líneas, a semejanza de otras, donde existe un mayor número de profesionales, precisa repensarse cómo estabilizar las más fuertes según su capital humano. Solo así podrá, con los pies sobre la tierra, sedimentar, verdaderamente, las bases de un artista integral.
Deja mucho que desear está grave situación en una tierra de donde han salido tantos talentos en todas las épocas. Creo que hay que tomar medidas y ver desde lo «interno» donde radica el problema para sanearlo; hay que agradecer esta «alerta» de la periodista para darle solución, creo que estamos a tiempo.
Debían justificar menos y leer mejor el artículo de Lisandra. Estamos a punto de perder la enseñanza artística por pocisiones de barricada como la que veo arriba. Ya no tenemos escuela de arte de Trinidad, Nivel Medio, la casa de la trova, el Santiago… ¿que viene después?
Discrepo en algunas cuestiones que aborda el artículo, sobre todo porque los resultados hoy de nuestra enseñanza muestran avances significativos en los procesos más importantes y estos no pueden ser posible sin un buen claustro docente y con la garantía de la base material de estudio especializada, que puede no ser la de mejor calidad pero es la que nuestro estado puede adquirir en el mercado , enfrentando todas las adversidades del bloqueo, hoy no tenemos ningún estudiante sin instrumento y si es verdad que hay déficit de accesorios, y que suplimos esto con alternativas de donaciones y con los esfuerzos de los padres pero es bueno recordar que la Enseñanza Artística en el mundo es muy costosa y que Cuba es hoy el único país del mundo donde es gratuita. La asignatura solfeo dentro de las asignaturas Teórico musicales goza hoy de exelentes profesores y los resultados están expuestos el el pase de nivel. El proceso de Captación lo mantenemos con igualdad de oportunidades y llegamos a todos los municipios hasta lugares con un sólo estudiante de matrícula aunque es cierto que el programa de desarrollo puede ser contradictorio, pero no por eso se privan a los estudiantes de poder realizar sus pruebas , aclaro siempre esta enseñanza es muy selectiva , hay que tener en cuenta las aptitudes musicales. Nuestro centro tiene el claustro completo para las línea que se trabajan y es muy cierto la situación de la estudiante Haila Castillo de la especialidad de Fagot , pero la enseñanza de conjunto con la escuela buscaron soluciones ya que es una línea deficitaria en el país y no tuvimos otra alternativa para salvar la estudiante, no estamos alejados de que las perdonas emigran como ocurrió en el caso De la profesora de esta esespecialidad que salió del país beneficiada por ser cciudadana española. Pregunto entonces está muestra escuela forma general no creo que nuestra enseñanza en Sancti Spíritus esté desafinada muy por el contrario está muy a tono con la realidad cubana.
Muy lamentable que en tierra de grandes trovadores como Teofilito, Miguel Companioni, de tantos trios y tradicones la enseñanza artistica tenga tantos problemas. Fue cerrada la academia de pintura de Trinidad y el inmueble sigue sin uso y deteriorándose.