Expertos cubanos reconocen al servicio de Neonatología, del Hospital Materno Provincial, como de referencia nacional. Más del 90 por ciento de los niños que ingresan allí se salvan
“Te voy a poner linda para la foto”, dice la enfermera mientras le acomoda el gorro tan minúsculo como la diminuta cabeza. Echa a un lado, también, las mangueras que le salen y le entran por la nariz, el cable del monitor, el nailon que la envuelve para darle calor.
Al pie de aquella incubadora —como de las tantas otras que inundan el servicio de Neonatología— se desvelan siempre una o dos enfermeras y médicos, como si no los uniera a esos pequeños un nexo puramente profesional, sino sanguíneo.
Ocurre todos los días con todos los recién nacidos. Y bastaría para narrar tantas historias de salvación apenas unas cifras: de los 1 435 niños que ingresaron el pasado año en el servicio, solo fallecieron seis, lo cual representa una tasa de 1.4 por cada 1 000 nacidos vivos, una de las más bajas del país.
Ha sido así desde un quinquenio atrás: la mortalidad infantil se ha mantenido desde el 2013 por debajo de 2.0. No son los únicos indicadores. Aunque casi una veintena de los recién nacidos hospitalizados pesaron menos de 1 500 gramos, incluso uno pesó menos de 1 000 gramos, la mayoría logró egresar de la institución.
Según el doctor Manuel López Fuentes, responsable del Comité de Morbilidad Continua del servicio de Neonatología, la mayoría de los indicadores que se muestran están por debajo de las cifras propósitos pautadas por el Ministerio de Salud Pública, en específico por el Programa de Atención Materno Infantil.
“De los neonatos ingresados —sostiene López Fuentes—, 207 fueron bajo peso y 277 pretérminos; es decir, que nacieron antes de las 37 semanas. No obstante, la supervivencia de los que pesaron por debajo de los 1 500 gramos fue de un 92.8 por ciento y la supervivencia de los niños reportados de grave superó el 98 por ciento.
“Como lo evidencian las estadísticas la prematuridad y el bajo peso al nacer son las causas fundamentales de ingreso en la sala”.
Casi todos los años se repite tal causalidad, tanto que al cierre de enero de los 123 recién nacidos hospitalizados, una veintena eran bajo peso y 19 pretérminos.
Para atender a los neonatos que acuden al servicio se dispone, además de incubadoras y cuneros, la atención especializada de una veintena de especialistas en Neonatología y un equipo de Enfermería adiestrado en el manejo de este tipo de pacientes.
Amén del tratamiento medicamentoso y de procederes intervencionistas cuando se requieren, en Neonatología también se prueba desde hace tiempo otra terapia: piel a piel —o mamá canguro como se le conoce—, la cual solo precisa del contacto directo con la madre y contribuye a agilizar el progreso de los pequeños y a acortar significativamente la estadía hospitalaria.
Avalados por la condición Amigo de la madre y el niño, otorgada por el Ministerio de Salud Pública, la Neonatología espirituana ha sido calificada en varias oportunidades por expertos de la isla como un servicio de referencia nacional.
Y no precisan, tal vez, de tales reconocimientos, bastan aquellos cuerpecitos indefensos que se pierden dentro de las incubadoras, bastan los agravamientos a deshora, bastan las complicaciones inoportunas, bastan los diagnósticos rediscutidos, bastan los desvelos todos para salvar.
Felicidades a todo ese equipo de trabajo que con tanto amor salvan esas pequeñas vidas.
Sigan hacia delante que de su que hacer diario depende la felicidad de muchas familias cubanas.
Porque sabemos que todo lo que hacemos fuera y dentro del país es de corazón.
Fui una madre que vivió la experiencia de que a su hija la atendieron esa gama de médicos tan profesionales y con tanto amor y dedicación. Viva agradecida aunque mi hija estuvo y en la escala de esos nos que no sobrevivieron a tantas pruebas que se le hicieron poriginal salvarla ya ella no está. Pero igual vivo agradecida porque hicieron lo posible y lo imposible los médicos y enfermeras de la sala de Neonatologia del Hospital Provincial Camilo Cienfuegos De la Provincia de Santi Spiritus.