Al año de vida —y luego a los seis años de edad cuando se reactiva— es habitual ya el pinchazo en el brazo del niño para vacunarlo contra la parotiditis, la rubéola y el sarampión (PRS). Es algo rutinario, otra vacuna más entre las tantas que se ponen desde los dos meses de nacido.
Solo fiebre, malestares y dolores. Ha sido así hasta el pasado 7 de octubre cuando en La Habana cinco pequeños fueron ingresados con reacciones severas a la inmunización con PRS y una pequeña falleció.
De ese mismo lote de vacunas llegaron a territorio espirituano más de 200 bulbos —de los 8 700 bulbos de dicho lote liberados en el país por el Centro para el Control Estatal de Medicamentos, Equipos y Dispositivos Médicos.
“En la provincia se vacunaron entre mayo y junio con las vacunas de ese lote más de 2 000 niños —asegura el doctor Manuel Rivero Avella, director provincial de Salud— y en ningún caso se reportaron reacciones adversas graves a causa de la inmunización. Aunque 27 bulbos de ese lote están retenidos, debido a la rigurosa investigación que se lleva a cabo ante el incidente ocurrido en La Habana, se dispone del medicamento para continuar la campaña de vacunación”.
Entre policlínicos y hospitales 13 vacunatorios se hallan habilitados en Sancti Spíritus y en todos, según Rivero Avella, existen las garantías para mantener la adecuada cadena de refrigeración que exigen estos productos y se cuenta con enfermeras especialidades para llevar a cabo la vacunación.
En Sancti Spíritus, como en el resto de la isla, la inmunización con PRS comenzó en 1986 y, según fuentes del Ministerio de Salud Pública, hasta el pasado año se habían aplicado en Cuba más de 9 200 000 dosis de esa vacuna a niños de uno y seis años de edad.
Cuba dispone de un programa de vacunación altamente reconocido en el cual se administran 12 vacunas que protegen contra 13 enfermedades. Las campañas de vacunación de la isla han logrado erradicar patologías como la poliomielitis, difteria, sarampión, rubéola, parotiditis y tosferina.
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