Hay verdades que, hasta decirlas, duelen como los hechos en sí. Una de ellas acaba de repetirse: Sancti Spíritus incumple por tercer año consecutivo la zafra azucarera. No es cuestión de que ningún territorio del país pueda salvar la honrilla y muchos acumulen años y años sin saborear el triunfo. El meollo del asunto es que en lo que va de siglo esta ha sido la provincia más estable en la operación agroindustrial, que logró incluso durante nueve campañas consecutivas fabricar el plan de producción de azúcar.
La inconformidad que deja la contienda no proviene del mero hecho de incumplir uno de los principales planes de la economía, sino que apenas faltaron al central Uruguay unas 4 400 toneladas de crudo, cifra que en condiciones normales era un asunto a resolver en cinco o seis jornadas de molida.
Es cierto que las precipitaciones interrumpieron y al final pararon otra vez la cosecha, pero si un proceso está en su calendario natural es la lluvia, de manera que los 43 días de alargamiento de las operaciones estuvieron fuera de cualquier planificación inicial. Duele que después de hacer la zafra más larga en muchos años —160 días de molida— y de tanto esfuerzo por parte de miles de hombres y mujeres, la contienda quede a nivel de provincia —el central Melanio Hernández completó días atrás su meta— en el entorno del 95 por ciento del plan.
Aun así, Sancti Spíritus, junto a Matanzas y Villa Clara, aparece entre los territorios con mayor nivel de ejecución del compromiso azucarero. A favor de la contienda se debe decir también que al momento de detener las operaciones este 20 de mayo, la provincia lideraba a nivel de país la evaluación integral de la campaña y en varios indicadores principales ocupaba la delantera: rendimiento industrial, aprovechamiento del rendimiento potencial de la caña, cumplimiento del plan de azúcar y autoabastecimiento energético.
No se trata ahora de hacer la autopsia a una campaña que desde que se fue a extrainning a mediados de abril vivió más tropiezos que aciertos, porque a las debilidades que arrastró desde los inicios en cuanto a recursos y molidas por debajo de lo previsto se sumaron la caída de los estimados cañeros y la ocurrencia de precipitaciones, panorama que dio al traste con que el tiempo perdido por causa de la cosecha y el transporte subiera a un 18 por ciento, cuando lo normal es que no supere el 7.
Desde el criterio de la Dirección de la Empresa Azucarera Sancti Spíritus, la zafra espirituana enfrentó problemas objetivos bien adversos, como realizarse con menos del 60 por ciento del parque de transporte planificado, tuvo otras limitaciones de recursos y la baja molida golpeó a lo largo de la campaña.
De cara a la siguiente contienda, desde ya se asume el imperativo de actuar sobre las causas subjetivas, como son la morosidad a la hora de arrancar los cortes de caña, el no aprovechamiento óptimo de la jornada y del momento ideal de la zafra.
Prácticamente la mitad de la cosecha en Sancti Spíritus descansa en las combinadas KTP, un parque poco fiable por su bajo coeficiente de disponibilidad técnica; entonces, la única forma de contrarrestar tal debilidad es alargar el horario de corte.
Pero esta estrategia no es para aplicarla cuando la zafra empieza a complicarse, sino que debe ser la mejor alternativa desde la misma arrancada, sobre todo si recordamos que el clima de diciembre a febrero fue el mejor aliado de la cosecha. Cabe pensar entonces que esas 4 400 toneladas de azúcar de deuda estuvieron al alcance de la fabricación.
Sin embargo, por los indicadores Sancti Spíritus hizo una de las zafras más decorosas del país, gracias a apelar a cuanta alternativa estuvo al alcance para mandar caña a los basculadores y suplir el déficit de camiones.
La operación de los centrales no vivió exenta de tropiezos, pero el gran problema de la cosecha estuvo en poner materia prima en los basculadores. La gravedad aumentó a raíz de la caída del estimado cañero —sobre todo en los retoños—, cumplido solo en 11 de las 35 unidades productoras, aspecto que debe atenderse con detenimiento, porque si un desafío pesa sobre el territorio es crecer en caña.
Sancti Spíritus figura entre las provincias que más azúcar producen contra el área planificada de corte, resultado válido; sin embargo, el mejor camino para estabilizar el crecimiento cañero es incrementar la composición de cepas de ciclo largo; casualmente, las unidades que cumplieron el estimado cañero se distinguen en esa estrategia.
No se den por vencido espirituanos!