Las bandas de alzados que entre 1959 y 1965 actuaron en todo nuestro territorio nacional con el apoyo material y financiero de la Agencia Central de Inteligencia del Gobierno de los Estados Unidos, se caracterizaron por evadir el combate con las fuerzas revolucionarias y mientras esperaban que se produjera una invasión militar, se dedicaron a cometer hechos terroristas contra la población rural, incendiar escuelas y viviendas campesinas, saquear granjas y tiendas del pueblo, realizar sabotajes contra instalaciones civiles y maquinarias agrícolas, asesinar maestros, brigadistas alfabetizadores, campesinos y trabajadores agrícolas que simpatizaban con la Revolución, asesinar milicianos aislados y atacar pequeños puestos de Milicias, pero nunca atacaron un objetivo militar importante.
En abril de 1963 las Fuerzas Armadas y las Milicias Nacionales Revolucionarias desarrollaron una fuerte ofensiva contra las bandas y ante la complicada situación en que se encontraban, los cabecillas de alzados José M. Campos Linares y Raúl Ramos Ramos (Monono) llegaron al acuerdo de atacar simultáneamente dos objetivos: los poblados de Corralillo, en la provincia de Las Villas, y San José de los Ramos, en Matanzas.
Estos ataques perseguían dos propósitos fundamentales: tratar de apoderarse de las armas y hacer que las fuerzas revolucionarias tuvieran que dirigir la persecución de los alzados hacia esas regiones y no se pudieran concentrar sobre la zona central, donde se encontraban las principales bandas que quedaban en la provincia de Matanzas.
Martí Campos no cumplió su promesa de atacar Corralillo, pero Monono sí lo hizo, lo que está considerado como la única acción de los bandidos contra un objetivo militar: el ataque a la Unidad del Departamento de Orden Público del pequeño poblado de San José de los Ramos, en Matanzas.
El 29 de abril de 1963, alrededor de las ocho y treinta de la noche, los trece efectivos de la banda de Monono interceptaron el ómnibus de pasajeros que cubría la ruta de Colón a San José de los Ramos, bajaron violentamente a los pasajeros, lo abordaron y se dirigieron directamente al centro del pueblo, donde se encontraba la Unidad policiaca. Al llegar frente a este objetivo, aprovechando el factor sorpresa y la superioridad numérica, atacaron con sus armas largas.
Los tres combatientes que se encontraban de guardia en la Unidad en ese momento, enfrentaron heroicamente esta agresión. Mientras tanto, el joven combatiente de la PNR Orestes Hernández Pérez que se hallaba fuera de la unidad, atraído por el ruido de los disparos y solamente armado con su pistola, acudió en apoyo de sus compañeros y contraatacó valientemente a los bandidos por uno de sus flancos.
El combate prosiguió y cuando los bandidos contaban ya con un muerto y dos heridos, y viendo que no podían alcanzar su objetivo de penetrar en la instalación, optaron por retirarse a toda carrera.
En la defensa de esta Unidad perdieron la vida los combatientes de la PNR Orestes Hernández Pérez y Pedro Hernández Mendoza y resultó herido Orlando Ortiz Matos. También murió el compañero Agustín Antonio Reyes López y fueron heridos Heriberto Francisco Barrera y Marcelino Nieto Cruz, civiles que se encontraban en los alrededores de la unidad cuando ocurrieron los hechos.
Después de este ataque, se intensificó la persecución de esta banda. Uno de los bandidos heridos se ocultó en una casa del batey del central España, –después España Republicana– en el municipio de Perico, y resultó capturado el 9 de mayo.
El 18 de mayo se detuvieron algunos colaboradores de esta banda en el barrio de Palmillas, municipio de Colón. Simultáneamente se operó por la zona con fuerzas de los batallones de Lucha Contra Bandidos. Al anochecer, las fuerzas revolucionarias neutralizaron esta banda en la finca Antón, del mismo municipio.
En estos combates también cayeron heroicamente el sargento de las FAR Ramón Guerra Bermúdez, de la UM 2286, y los soldados Genaro Alzola Pérez y Alfredo Padilla, de la UM 2275.
La heroica defensa de la Unidad de San José de los Ramos esta inscrita por derecho propio entre las más bellas tradiciones combativas de nuestro pueblo.
Los autores del trabajo son investigadores del Centro de Investigaciones Históricas de la Seguridad del Estado
Escambray se reserva el derecho de la publicación de los comentarios. No se harán visibles aquellos que sean denigrantes, ofensivos, difamatorios, o atenten contra la dignidad de una persona o grupo social, así como los que no guarden relación con el tema en cuestión.