—¡Que se vayan todos los pasajeros de aquí, que los carros no van a virar más!, alertó aquel hombre el lunes pasado a la cola larguísima que esperaba las máquinas Cabaiguán-Sancti Spíritus.
—¿Por qué?, riposté en medio del tumulto.
—Porque no nos dejan trabajar.
—¿Les decomisaron los carros?, pregunté.
—Porque están haciendo cartas de advertencia de que no podemos cobrar a 15 pesos y eso es injusto.
Y el martes en la mañana, otra injusticia. Otro chofer y otro aviso: “Arriba, montando para Sancti Spíritus, hay que cobrar 10, pero es a 15 pesos”.
Como si supiera el botero aquel que la impunidad viaja en el asiento de al lado. Como si intuyera, tal vez, que en los más de 10 kilómetros que separan al municipio de la cabecera provincial no habría ni policía ni inspector que, al menos, lo advirtiera.
Es una película en reposición. Desde hace casi un mes atrás las máquinas particulares Cabaiguán-Sancti Spíritus anochecieron cobrando 10 pesos y amanecieron a 15. No son las únicas en espiral, igual sucedió hacia Jatibonico, Fomento, Trinidad… También algunos camiones han llegado a cobrar en la misma ruta, de vez en vez, 10 pesos.
Lo hicieron, alegan, porque el precio del petróleo se ha disparado —en el mercado negro, imagino, porque en los servicentros sigue cotizándose a 1 CUC el litro—, porque cada vez escasea más el combustible, porque las reparaciones de los equipos son más caras, porque también subieron el arroz y los frijoles y la carne de puerco.
Sucede ahora que, para nadie es un secreto, se han reducido las asignaciones de combustible; se ha limitado el transporte estatal y falta desde el pollo hasta la pasta dental.
No es la primera vez. Dos años atrás los precios del transporte privado también sufrían esa elasticidad tan generalizada y tan chiclosa. En esa misma fecha el Consejo de la Administración Provincial (CAP), con la autonomía otorgada, topaba el precio de almendrones, máquinas, triciclos, camiones, bicitaxis, coches… para todas las rutas y todos los tramos.
El Acuerdo 331/2016 del CAP establecía: “No permitir el incremento de las tarifas por concepto de transportación de pasajeros que aplican los trabajadores por cuenta propia con licencia operativa para ejercer dicha actividad”. Y consignaba un grupo de medidas: la notificación de tales decisiones a cada porteador privado; la colocación de las tarifas fijadas en terminales, piqueras y medios de transporte; el retiro de la licencia operativa de transporte a quienes dejen de prestar el servicio injustificadamente por más de 72 horas…
Eso fue antes. Bastó poco menos de un lustro para desoír tales regulaciones, al parecer. Y la gente ahora a toda velocidad: que si nadie con un salario puede pagar semejante tarifa; que si tampoco hay inspector alguno al que puedas llamar para que penalice tales desmanes; que si los boteros tienen la omnipotencia de suplir las carencias del transporte estatal; que si siempre termina agujereándose más el bolsillo del pueblo…
Pero los choferes por cuenta propia han tenido frenos. Al menos así lo sostiene Camilo Pérez Pérez, vicepresidente del CAP: “Se han puesto inspectores en la parada del Hospital Provincial y en Cabaiguán y hay un accionar del cuerpo de inspectores de todos los municipios para hacer cumplir lo que está legislado.
“Ya se han retirado dos licencias operativas de la ruta Cabaiguán-Sancti Spíritus ante la negativa de cumplir con los precios establecidos. Se va a continuar enfrentando esta ilegalidad por parte de los organismos competentes”, asegura.
Debería acelerarse sin caer en retrocesos luego. Porque los más de 500 transportistas privados que existen hoy en la provincia han supuesto una alternativa para aliviar las manquedades del transporte estatal; pero ni tan siquiera eso les debe otorgar el derecho per se de cobrar cuanto quieran y cuando quieran.
Que los carros no caminan con agua, es cierto; que las gomas son carísimas, es una realidad; que el Estado no les vende ni una tuerca, es un hecho; mas, nada de eso puede ser justificación para que pague Liborio.
Las otras cuentas también son igual de apabullantes: un almendrón monta 10 pasajeros, como mínimo, a 15 pesos son 150 pesos en solo un viaje y si se puso dichoso y tres bajaron en Guayos, por ejemplo, y el mismo número montó hacia Sancti Spíritus la vuelta ascendió casi a 200. La mitad de lo que gana cualquiera —por ejemplo esta periodista— en un mes. Y aunque se ha elevado la venta de combustible en los Cupet, a 7.45 litros diarios por equipo en el mes de mayo, se conoce de sobra que eso no llena los tanques.
Es cíclico. Hoy son las máquinas y los camiones; ayer fueron las malangas, los plátanos de fruta, los tomates. Todos tienen precios topados y todos los irrespetan —impunemente, por lo general—. Inadmisible sería que los precios siguieran andando sin frenos en esta autopista donde lo único estático, se sabe, son los salarios.
Y el viernes en la mañana el otro frenazo. Máquina mediante, 20 pesos en la mano y el vuelto: 10 pesos. Aceleré el asombro: ¿Por fin, ya cobran a 10? El tripulante de mi diestra corrigió: Será ahora, para acá siguen cobrando a 15.
Todos los comentarios tienden a reprimir, no a aperturar. Se necesita mas vision y menos estado.
QUE BUENO QUE A CABAIGUÁN CUESTA QUINCE PESOS, PORQUE A TRINIDAD NO SE VIAJA POR MENOS DE CIENTO VEINTE, ES DECIR EL EQUIVALENTE DE CINCO CUC.
SERÍA BUENO DE CUANDO EN CUANDO RECORDAR QUE EN TRINIDAD NO TODO EL MUNDO RECIBE LOS CUC POR UNA TUBERÍA: EXISTEN CUBANOS DE A PIE QUE TAMBIÉN NECESITAN TRASLADARSE A LA CAPITAL DE PROVINCIA. ES CÓMO SI EL HECHO DE PASAR DE BANAO SIGNIFICARA ATRAVESAR UNA DIMENSIÓN MILLONARIA….POR FAVOR, PIENSEN EN LOS JUBILADOS Y EN LOS TRABAJADORES QUE NO SON NI CUENTAPROPISTAS NI TIENEN NEGOCIOS.
Ante todo me alegro por todas las acciones que esta haciendo el pais para resolver los problemas de la poblacion, asi como las medidas tomadas con todo lo que se plantea en este escrito pero no dejan de tener razon estos choferes con lo que tienen que comprar para mantener ese carro que es el que en estos momentos esta ayudando a la transportacion de pasajeros, no solo en la ruta Cabaiguan-Sancti Spiritus porque, quien le pone el cascabel al gato en la ruta Cabaiguan-Jiquima via Autopista, que las maquinas estan a 20 pesos y ya entrada la tarde la suben a 25 pesos, eso si hay quien lo aguante, solo los organos del Poder Popular en cada Municipio son capaces de resolver esa situacion. Cuando?, eso depende de ellos y de nosotros que siempre hemos sido capaces de impulsar esta revolucion al precio que sea necesario, ya veremos.
Una sola pregunta: El Buró Provincial del PCC, la Asamblea Provincial del Poder Popular y el Ministerio del Interior lee la prensa provincial, acaso hay algún militante comunista en estos lugares? Da vergüenza que esto ocurra lo publique la prensa y siga ocurriendo. Acción!!!
Vaya que ha provocado revuelo el artículo, es cierto, los precios se disparan y la economía se desangra, los mecanismos y facilidades pese a lo adverso están creadas para soluciionarlo todo, el votero es insencible, ladrón y simulador, el inspector indolente, irresponsable y deja márgen para creernos que siente más «compromiso» con el botero que con el pasajero ¿por qué será eh?, y nosotros pueblo somos pasivos y no denunciamos y cuando alguien intenta poner orden entonces es atacado por extremista y pobre botero, ese que está resolviendo el problema y paga el combustible, gomas, piezas y otros accesorios, ahora lo atacan. Cerremos fila como cuadro apretado y no permitamos boteros ladrones, ni inspectores desentendidos y ocupémonos de poner los precios a la vista de los pasajeros y exijamos todos que la batalla es nuestra y tenemos que ganarla