A sus reconocidos atributos Trinidad sumó hace un año el de Ciudad Artesanal del Mundo, tradición de hondo arraigo que convive con el uso de materiales contemporáneos y nuevas formas de expresión, como modo de vida y muestra genuina de nuestro patrimonio cultural.
El primer aniversario del acontecimiento devino pretexto para reunir a muchas de las personas implicadas en el proyecto, desde quienes participaron en la confección del expediente presentado al Comité de Expertos de la UNESCO, hasta los artistas que ponen el alma en cada pieza, entre ellas los tradicionales manteles y tapetes y prendas de lujo como guayaberas y preciosas batas, evidencia del talento, la destreza y entrega al oficio, unas veces heredado, otras aprendido, pero ligado profundamente a la identidad trinitaria.
Todas estas creaciones inundan las calles y plazuelas de la urbe en un proceso de transmisión y continuidad, sobre el cual el Máster en Ciencias Carlos Enrique Sotolongo, investigador acusioso de la temática, apuntó como elemento esencial el impacto económico de la tradición para mejorar la calidad de vida de las artesanas y artesanos que la hacen perdurar.
Del provechoso intercambio, que tuvo lugar en el Centro de Documentación del Patrimonio en la Casa Malibrán, trascendió además la intención de organizar un evento de alcance internacional, propuesta respaldada por la Presidenta de la Asamblea Municipal del Poder Popular; Tania Gutiérrez Fontanills y Duznel Zerquera, director de la Oficina del Conservador de Trinidad.
La jornada de celebraciones por el primer aniversario de la declaratoria de Ciudad Artesanal del Mundo posibilitó apreciar la excelencia que alcanzan las artes manuales en la otrora villa con la apertura de exposiciones en numerosas instituciones culturales como en la Galería Benito Ortiz donde se expone una muestra colectiva en manifestaciones de textil, y otra de fibras duras y semiduras: guano, madera y henequén, en el Museo de Arquitectura Colonial.
Por su parte el Museo de Arqueología Guamuhaya acogió la muestra Luces y la excelencia del trabajo en cera de Mercedes Betancourt, a quien se unió esta vez William Varela y el joven Marcell, todo un experto del origami.
La exposición Volver a la bata, del Proyecto Urdimbre en su sede habitual, el Museo Romántico, cerró una intensa jornada de celebraciones por el primer aniversario de la declaratoria de Trinidad como Ciudad Artesanal del Mundo.
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