Cuando la pleamar llega a Tunas de Zaza y el Médano, el agua salada penetra sin permiso puertas adentro del pueblo y las bofetadas del Caribe golpean a la altura de los ventanales. Pero ya no sucede solo durante las ventiscas de un huracán o algún temporal descarriado. El pueblo vive todos los días literalmente con el agua al cuello, lista para engullirlo todo, los patios, las casas, los recuerdos y hasta los huesos que descansan en paz en el cementerio cercano.
Rodeada de marejadas por la diestra y de lagunatos de la cuenca del río Zaza por la siniestra, en estas comunidades costeras los días transcurren con el peligro pisándoles los talones: según las evidencias científicas, a partir de la elevación del nivel del mar, para el 2050 o incluso antes se las habrá tragado el océano; y por si fuera poco, frecuentemente las apocalípticas crecidas del Zaza las cubren hasta el cuello.
El Estado cubano ha indicado adelantarse a esta contingencia impuesta por la naturaleza en decenas de poblados costeros de la isla. ¿Qué va a suceder con Tunas de Zaza y El Médano, los únicos que se zampará el mar para entonces en la costa espirituana?, ¿cómo piensan los lugareños sobre estos evidentes peligros y la futura mudanza?, ¿cuáles criterios defienden el Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente (Citma) y Planificación Física, protagonistas y decisores en el asunto? Escambray echa mano a la agenda y parte hacia los horizontes del sur.
COMO SI NADA PASARA
Manglares muertos y vertederos hediondos bordean la carretera desde la entrada misma de Tunas. A media mañana, las mujeres chacharean al sol y una joven entra con su niño al consultorio. A lo lejos se distinguen algunos pescadores con sus cordeles y en la industria otros procesan la captura. Un vendedor ambulante pregona guayabas y aquel anciano de piel tatuada por el oleaje recuerda sus buenos tiempos. La vida transcurre, como si nada pasara.
“Aquí la playa se acabó, el mar ha caminado bastante, los patios llegaban hasta allá, el agua ha venido avanzando, ya se me mete en la casa. La gente tira escombros en el rompeolas para tratar de mantener el espacio, pero entra en dependencia de la marea, de la luna. Tenía un ranchón ahí y se lo llevó el ciclón. Esto está malo, va para atrás”, comenta Jorge Rodríguez, mientras tira el cordel parado en su propio portal medio inundado.
Arnaldo Ruiz vive en este sitio hace más de 40 años y recuerda cuando el mar permanecía allá lejos, las gallinas picoteaban en los alrededores y hasta el lugar exacto del terreno de pelota donde jugaba con los otros chiquillos, pero ya todo ese espacio permanece sepultado bajo las aguas: “Esto se ha puesto feo, la transformación es grande. El mar lo descarna todo, la parte de atrás de la casa me la tumbó cuando el ciclón, se llevó el televisor, los calderos, todo”.
¿Y usted qué piensa sobre la idea de mudar la comunidad?
“Hay que irse obligado, con un sur y el oleaje ya no puedo estar en mi cuarto. La marejada es cada día más fuerte y se come al ladrillo. Tuvimos que sacar el baño porque entró el mar. Algún día habrá que irse. Esto no aguanta más”.
¿Cuáles resultan más peligrosas: las inundaciones del Caribe o las del río Zaza?
“La presa no tiene corriente, no hace fuerza, subes las cosas y no hay problema, pero las olas son misiles. Cuando dicen: voy, la marejada se lo lleva todo. Y no tengo cemento para hacer un muro”.
En medio de la lengüeta de tierra sobreviviente de lo que fue El Médano, Nilsa Pérez se atrinchera incrédula detrás de los muros que construyó con su familia para resguardar su casa de las embestidas del mar. El ciclón le llevó la cocina, pero ya la reconstruyó. En una cochiquera contigua los cerdos casi flotan: “Dicen que se van a llevar el pueblo, pero mientras nos morimos aquí. Quiero arreglar mi casa, en la Vivienda me están haciendo los papeles para reconstruirla”.
¿No le han explicado que aquí ya no se puede volver a construir porque van a mover la comunidad?
“Me lo dijeron, pero no puedo esperar la ley para que la casa se me caiga, todo se filtra. Yo no me voy, ni mi marido ni mi hijo saben hacer más nada. La mayoría dice que no se va. A la larga quizás nos tengamos que ir, pero más adelante. Aquí vivo tranquila y feliz”.
¿Tranquila y feliz?, ¿y cuando anuncian ciclón o intensas lluvias?
“Me altero un poco, recojo todo, subo las cosas y llevo algunas para casa de mi hija”.
El pescador William Pérez irrumpe en la conversación con tozudez. Para él irse de aquí “es como arrancarle el corazón a uno” y argumenta su obstinación con varias teorías ilusas: que los ciclones hacen daño donde sea, que La Habana también se inunda por el malecón y nadie ha dicho de moverla, que el mar no ha entrado tanto, que cuando se muden les van a poner transporte para que vengan a trabajar solo la primera semana, que si dieran materiales todos podrían construir muros a lo largo de la costa…
¿Ustedes creen que con muros van a dominar el mar?
“Sí, si cada vecino pudiera hacer sus tramos, nos afectaría menos, con menos fuerza. Si nos vamos de aquí tenemos que buscar otra vida. En la mosquitera del Sala’o y Tayabacoa ¿quién va a vivir?”.
El matrimonio de Gelacio Márquez y su esposa ha permanecido en el litoral toda una vida y también se resiste a marcharse: “Con el tiempo esto desaparece. El que conoció esa costa y ve el hilito que queda sabe que va a acabarse. Al mar no hay quién lo aguante, pero yo no me voy. Cuando vayan a mover al pueblo ya me morí”.
¿No le tienen miedo a la inundación?
No, ya estamos acostumbrados.
EPISAN, ¿LA SOBREVIVIENTE?
Fundado en 1840, Tunas de Zaza nació como pueblo de pescadores en la ribera misma del Caribe y llegó a tener hasta un puerto floreciente y un ramal del ferrocarril, que contrastaban con las penurias de los lugareños. En la década del 50 del pasado siglo, la pluma mayúscula de Onelio Jorge Cardoso la incluyó entre los “parajes olvidados de Cuba”. Hoy en el asentamiento, que incluye El Médano, viven cerca de 2 350 personas en unas 840 viviendas y un progreso económico indudable, gracias en lo fundamental al desarrollo de la pesca.
Con varias instalaciones para la prestación de servicios —desde escuelas y consultorios hasta un Rapidito y una shopping—, sus viviendas, entre esteros y lagunas, ofrecen contrastes innegables: algunas parecen levantadas a golpe de parches, de rachas del mal tiempo, pero otras lucen con toda la modernidad dentro.
“Para muchos eso de que el pueblo va a desaparecer es un invento. Se dijo que no se debían levantar nuevas casas ni reconstruir y lo están haciendo. La mayoría son pescadores y no saben hacer otra cosa. Las opiniones están divididas. Es difícil sacar a una persona del lado del mar donde ha vivido toda una vida. Este es su mundo, ganan mucho, ese nivel de vida no lo van a tener allá. Ninguno quiere irse, pero a la larga tendrán que hacerlo”, considera Aguenier Baños, el presidente de este Consejo Popular.
La polémica también sube hasta otro protagonista de la escena, la Empresa Pesquera Industrial (Episan), a un cantío de la comunidad. Múltiples testimonios aseguran que allí jamás ha llegado la crecida porque se encuentra un poco más alto sobre el nivel del mar e incluso sirve como puesto de mando a la hora de las emergencias y cuenta con un almacén para guardar pertenencias de los evacuados.
Especie de refugio y eje central del pueblo, hasta el momento no se ha valorado trasladarla de lugar, sino continuar invirtiendo para aumentar la producción: “Aquí todo el mundo está actualizado en términos de evacuación. Cada detalle está definido y controlado. Somos una empresa de referencia con sello de calidad”, asegura Ariel Pizat, secretario del Comité del Partido en esa entidad.
La dirección de Episan reconoce que solo se les inunda la unidad Pescazaza, donde se han reportado algunos daños, pero protegen las embarcaciones y evacuan talleres y oficinas para minimizar los efectos de las inundaciones; además de que cada año se preparan para enfrentar este tipo de contingencia con los menores perjuicios.
“La situación de Tunas es grave. Lo primero es la vida de las personas. Lo último que habría que mover es esta empresa, que está a 2 metros sobre el nivel del mar, pero la industria sin hombres no funciona, tendrían que hacer un programa para, cuando los muden, los trasladen hasta acá a trabajar porque ellos ya están especializados y laboran con calidad. Le aportamos mucho a la economía país”, reflexiona Dony Alberto Gómez, el director general.
RUTAS DE UNA MUDANZA
Antes que Tunas y El Médano se borren del mapa, mucho queda por hacer todavía. Apenas el pasado año comenzaron a escuchar allí sobre la Tarea Vida, el plan de Estado para el enfrentamiento al cambio climático, que considera al asentamiento entre los priorizados a nivel nacional por afectación total debido al ascenso del mar.
Los estudios sociológicos realizados por el Citma lo dejan bien claro: más del 70 por ciento de la población no quiere abandonar el pueblo, a pesar de reconocer las vulnerabilidades por su ubicación geográfica. La mayoría mantiene la confianza en que el Gobierno garantizará a tiempo su evacuación, custodiará sus bienes y aún sueñan con la posibilidad de encontrar una solución sin necesidad de abandonar su espacio, como lo han hecho durante más de 100 años.
Arraigados allí hasta la médula, muchos aprendieron a nadar antes que a caminar y el primer regalo que hacen a los niños es un cordel, un anzuelo o una red de pescar porque eso les garantizará su vida. Pero, lamentablemente, sobre ellos pende una punzante espada de Damocles, pues, según el Consejo de la Administración Municipal, solo en el último quinquenio los han evacuado cerca de 10 veces, con gastos cercanos a los 175 000 pesos en cada ocasión.
No por gusto el Gobierno ha decidido mover el pueblo. A Planificación Física corresponde la nueva microlocalización y realizó tres propuestas: El Salado —ya desestimada porque sufrió inundación durante la tormenta subtropical Alberto—; Guasimal —por su cercanía e infraestructura creada—; y Sancti Spíritus, porque toda la población que hay que desplazar no cabría en Guasimal.
“Ya el Gobierno concluyó ubicarlos en Guasimal para que sigan vinculados al mar. Aunque vean lejos el 2050, muchas casas van a ir quedando bajo agua. Ellos no comprenden el peligro. El mar está entrando también por abajo, deteriorando los cimientos, el salitre es muy agresivo y en algún momento se van a caer las casas. Todo va a desaparecer”, considera Madelén de Armas, jefa de Ordenamiento Territorial en la Dirección Provincial de Planificación Física.
¿Y para cuándo sería la mudanza?
“En el 2030 debe estar todo listo”.
Según los estudios y pronósticos realizados, para el 2050 alrededor de 40 centímetros de Tunas de Zaza-El Médano quedarán por debajo del nivel del mar, sin mencionar que esa longitud pudiera aumentar porque los derivados del cambio climático se han acelerado: las temperaturas han subido más rápido de lo previsto, se ha precipitado el derretimiento de los casquetes polares y, por ende, ha aumentado más el ras de las aguas.
“Tunas de Zaza y El Médano se encuentran en una posición extremadamente vulnerable, la penetración del mar va ser permanente. Allí se han hecho acciones de educación ambiental, pero hace falta más trabajo de sensibilización con la gente. El problema es la baja percepción del riesgo. Hay que convencerlos de que se tienen que ir”, comenta Leonel Díaz Camero, delegado del Citma en la provincia.
¿Quién decide cómo, cuándo y hacia dónde se mudan Tunas y El Médano?
“El país quiere que se decida colectivamente, hay que trabajar con la percepción del problema, convencerlos y llegar a un acuerdo”.
Algunos dicen que sus casas no se afectan, ¿las inundaciones dañan toda la comunidad o solo sus partes bajas?
“Puede ser que haya una zona con determinada altura donde las casas no se inunden, pero quedan aislados, incomunicados una semana y sin servicios, están afectados. Esa sería la minoría porque hemos medido hasta dónde llega el agua cuando el mar sube, hasta 3 metros, no hay ninguna zona en Tunas que tenga más de 3 metros de altura sobre el nivel del mar”.
En Tunas existen otros problemas medioambientales, ¿ayudaría resolverlos o comoquiera son un pueblo sin salida?
“Nada de eso tiene que ver con el cambio climático, todo lo que hagan no va a impedir que suba el nivel del mar y se inunden. Eso no quiere decir que esos otros problemas no haya que trabajarlos”.
¿La construcción de casas en un segundo nivel y de muros en la costa remediaría la situación o constituye solo un espejismo?
“Es un espejismo porque tendrían que hacer una muralla como la china y rodear al pueblo, le entra agua por todas partes. Va a ser difícil convencerlos. Se escogió un lugar cercano porque ya cuenta con un grado de urbanización e infraestructura que permite disminuir los costos del traslado para el Estado. Además, para que sigan manteniendo su cultura; para que sigan viviendo del mar, que es una actividad muy lucrativa y es lo que quieren; para que la afectación psicológica y económica sea la mínima. Pero hay que convencerlos porque se tienen que ir, no pueden vivir dentro del agua”.
Desde una atalaya lejana, otra vez la sensatez se impone a los sentimientos. En este horizonte de urgencias, la naturaleza ultima sin remedio. Aun así, la escapatoria no debe convertirse en arbitraje de ordeno y mando, mucho menos en una guerra inútil entre dos mundos. La persuasión no solo se define en los manuales. La mentalidad tampoco permuta en un día. Pero la cuenta regresiva ya se escucha en el sur y su tiempo comenzó a morir.
Saludos cordiales les recomiendo el programa de tv Yayabo testigo del tiempo dedicado a tunas de zaza. Donde nuestra historiadora ñeñeca como cariñosamente le llaman, hablaba del puerto. la Aduana y el ferrocarril que conectaba con las provincias centrales y era el barrio más próspero de sactis spiritus yo pienso que cuando se habla de historia se debe escuchar a los historiadores y no a un cuentista que habría que ver en qué momento estuvo en tunas. Cuando la historiadora se enmarca en un tiempo más amplio y es una persona más autorizada en la materia saludos fafin
Dicho sea de paso no ha habido un diálogo formalmente abierto con los pobladores que halla definido las acciones que en estos momentos se plantea el periódico ESCAMBRAI y me refiero a escuchar dar curso y aclarar las inquietudes de la población no me queda claro tampoco por qué nos dan tan pronto esté beneficio que tardará décadas en inpactarnos cuándo hemos tenido por años problemas presentes que nos han cv afectado y nunca fueron resueltos por citar algunos la carretera el transporte el derecho a las madres trabajadoras a que sus hijos tengan un círculo infantil un parquesito donde los niños pudieran jugar una ambulancia y muchos más y ahora se resuelve un problema que aún tardará años en llegar ésto no lo veo claro bueno quién quiera irse de aquí se lo respeto es su decisión propia pero muchos pensamos diferente y créanme cuando les digo que no va hacer una tarea fácil arrancarnos de nuestra raices mejor por ahora debemos preocuparnos por los problemas que están latentes impactandonos directamente y no se resuelven si realmente quieren obrar de buena fe busquen alternativas para salvar estás comunidades esa es su obligación cómo gobernantes buscarle soluciones que sean justas para el pueblo de aquí mi familia no se mueve
Compañera Mary Luz Borrego estoy totalmente de acuerdo y apoyo el derecho a recibir un trató justo por parte de las autoridades competentes para enfrentar el cambio climático y y los desastres naturales pero lamento decirle a usted y aquien pueda interesar que está no es la manera justa de resolver este problema y deben tener conciencia de ello sólo se necesitan buenas intenciones para tratar de ayudar a salvar nuestra comunidades y se los digo porque delante de sus hojos tienen un testigo viviente el terreno que hoy ocupa la industria pesquera fu preparado hace décadas para esta misma clase de fenómenos y ahí está intacto y resistente cómo el primer día sólo a pocos metros de la orilla del mar yo en lo que a mí respecta está decicion no la creó justa y juzgenme como quieran pero va hacer muy difícil lograr que yo entienda que no halla otra manera justa de resolvernos esté problema pues es mi deber y mi derecho defender y conservar mi pueblo y nuestras culturas cuenten con una humilde tunera que se opondrá y luchará por salvar mi pueblo mis saludos
Raúl su comentario está lleno de sabiduría y cualquier lector sensato se da cuenta del dolor que se siente desde sus entrañas por la latente y real amenaza, no del mar sino del gobierno de desaparecer el terruño, nuestra prensa responde al igual que las de casi todo el mundo a los intereses gubernamentales, es más fácil decir que expertos no ven en peligro la península de ancón que parase sobre un mapa y leerlo, yo creo porque aunque no soy nacido en esa comunidad la quiero como si fuera nacido en ella y en pleno coincido con usted, que debemos salvarla, hacer como se hacía antes y resembrar los manglares, buscar financiamiento a través de proyectos extranjeros no se pero (no botar el sofá) esa es la más fácil.
Orlando le agradezco muyo su comentario, para mi tiene un doble valor, ya que como usted bien dice no es nacido en este poblado y sin embargo siente un gran aprecio por el mismo .Ojalá y muchas personas como usted plasmen un comentario en este diario a favor de encontrar una solución loable para nuestras comunidades, y que el Proyecto Vida no se convierta en un versículo más del Apocalipsis. Muchas gracias.
Estimada Mary Luz Borrego.
Con el agua al cuello se encontraron esos primeros habitantes que con mucho empeño y mucho esfuerzo lograron fundar un asentamiento, nombrarlo y hacerlo que fuera en su tiempo sin mucha tecnología, pero si con muchas ganas, parte importante de la geografía espirituana y cubana. Que por dicho puerto aunque poco difundido y quizás muy meramente sabido arribaron muchas de las grandes personalidades de la época colonial y también salieron por dicho puerto. El tristemente conocido Valeriano Weyler fue uno de ellos. Muy cerca del poblado desembarcó nuestro glorioso general Serafín Sánchez Valdivia, que por cierto ya el obelisco con la tarja conmemorativa se pierde entre el monte y que cañoneras norteamericanas bombardearan dos veces el poblado. Solo un poco de historia de la que nadie habla en un periódico, ni tarjas que recuerden los sucesos, tampoco lo encontraras en un libro de historia. Hoy no estamos con el agua al cuello, quizás con los pies un poco húmedos, marcados por el duro trabajo y el olor a sal, pero muy orgullosos, al menos así me siento yo de haber nacido, crecido y espero morir en este pedazo de tierra arrancado del mar. Sabe usted por qué Tunas se lo tragará el mar? porque nunca ha existido un proyecto lo suficientemente serio para tratar de mitigar las consecuencias del cambio climático, que por ende no es un tema nuevo, es algo que lleva tiempo sonando en el ámbito científico, tiempo han tenido nuestros profesionales y estudioso del SITMA para haber buscado una solución menos dramática y dolorosa que no sea la de desarraigar a dos comunidades de sus costumbres e idiosincrasia que nos hace únicos y diferentes, tampoco porque no somos un polo turístico de esos que abundan a lo largo de nuestro archipiélago, si así lo hubiese sido los proyectos sobrarían para salvar de la penetración del mar a nuestras comunidades. Discrepo de usted al decir que tenemos poca persección del riesgo, por supuesto que conocemos el peligro de inundación, es algo que siempre ha estado latente en nuestras comunidades, pero el arraigo y apego a la tierra que nos vio nacer es más fuerte junto con nuestro espíritu reciliente , también es cierto que la espada de Democles siempre a pendido de nosotros incluso mucho antes de que se hablara de cambio climático. La majestuosidad de la presa Zaza ha traído muchos beneficios a la economía de nuestra provincia y país, pero ha sido un constatante suspense en la vida de nuestros coterráneos y hemos aprendido a convivir con ello. Quien mejor que nuestras comunidades conocemos de nuestras vulnerabilidades, eso jamás lo pongan en tela de juicio, es otro el sentimiento que nos mueve. Aprecio mucho que un tema como este se trate en un medio tan leído por los espirituanos y fuera de fronteras .Hoy a la entrada de Tunas como bien usted lo describió hay manglares muertos y vertederos hediondos que han permanecido impunemente a la vista del sitma, Presidente del consejo Popular y dirigentes del gobierno y partido por tantos años, acaso no lo han eliminado porque saben que en un tiempo de 10 o 20 años el mar se habrá encargado de limpiar lo que debieron hacer las autoridades competentes o es que no están en los planes del sitma ver como se destruye la biodiversidad, las lagunas y los manglares que son de vital importancia para los ecosistemas que allí habitan. Concuerdo totalmente con usted cuando escribe ¨la persuasión no solo se define en los manuales. La mentalidad tampoco permuta en un día.¨ la cuenta regresiva ya se escucha en este sur donde el tiempo dirá la última palabra. Perdone a este humilde ciudadano de este poblado que solo ha querido compartir una modesta , pero sincera reflexión por algún error que pude haber cometido en la redacción de la misma, no tengo ese talento que los distingue a ustedes los profesionales del ramo, aunque me hubiera encantado ser periodista. Me basta con que haya entendido como me siento y mi sentir es el de muchos.
Atentamente, Raúl Hernández Montesino.
Para la fecha de 1919 cuando el primer censo en tunas de Zaza habían 971 habitantes. Hasta hoy pasan de los 3 mil. NADIE A MUERTO POR INUNDACIONES EN ESE POBLADO JAMÁS.
¿ Por qué el gobierno no siguió los códigos de construcción impuestos por el gobierno anterior al 59?
Estos códigos de urbanización exigina las casa en pilotes. Existen mil formas de resolver el problema antes de mudar el poblado. Para la fecha de 50 años, será toda la costa sur de Cuba la que esté bajo agua. Y créanme que no veo proyecto igual en toda esa área del país.
¿ Cuales son el verdadero propósito?
Creen que abandonaremos el barco? NO SEÑORITA. EN ESE PUERTO DE MAR TODO SOMOS CAPITANES. Y MORIMOS CON NUESTRAS NAVES.
FELICODADES PPR TU COMENTARIO RAUL.
¿ Por qué el gobierno no siguió los códigos de construcción impuestos por el gobierno anterior al 59? Qué códigos, señor mío? Cuando en los años 50 el escritor y periodista cubano Onelio jorge Cardoso me montó en un gascar y se fue a Tunas de Zaza lo que encontró fue un batey miserable dentro del mar, no a orillas del mar. No se pieda esa crónica para que conozca bien los códigos constructivos que tenía Tunas de Zaza.
Creo que valdria la pena darse un paseo por Holanda, donde TODO el pais esta por debajo del nivel del mar y donde han construido diques que llevan siglos resistiendo sin problemas.
Es cuestion de ponerse. Tienen razon los que dicen que los muros funcionarian, pero por supuesto no muros de ladrillo alicatado, sino diques hechos con todas la de la ley. A lo mejor ya hasta resulta mas barato construir diques que mudar a todo un pueblo.
Qué pena, ese pueblo dejará de existir en los próximos 11 años y me pregunto ¿ qué pasará con la península de Ancón y sus lujosos hoteles construidos y otros por construir? Si ellos se encuentran en la misma cota de tunas de zaza, es decir a menos de 2 metros sobre el nivel del mar.
Orlando:
Según las opiniones de los expertos, la península de Ancón y sus hoteles no corren los mismos peligros que estas dos comunidades. Para el 2100, un peligro similar, pero en menor magnitud, se cierne sobre la comunidad de Casilda, donde se verá afectada solo una parte de la comunidad y para lo cual también la Tarea Vida traza estrategias bien precisas.