Durante los últimos días un espectáculo inusual hace detener a la mayoría de los espirituanos que circulan cerca de la Iglesia Mayor: colgado de las cuerdas y el arnés, un joven “pasea” por los más de 30 metros de la torre campanario, como una especie de hombre araña, pero bien distante de los móviles del popular superhéroe ficticio de los cómics infantiles.
“Estamos rompiendo los parches, repellando, dando fino y pintando. A veces subo por la escalera interior, pero en la última parte de arriba tengo que hacerlo con cuerda obligado porque no tiene otro acceso”, aclara dudas Ledier Rosales cuando desciende calmadamente de las alturas.
Este joven matancero de 27 años, una suerte de alpinista de ciudad, aprendió el oficio en una empresa en Varadero y ahora trabaja por cuenta propia: durante los últimos años ha subido importantes edificios de casi todas las provincias cubanas, excepto Cienfuegos y Pinar del Río.
Vestido con short, enguatada y tenis comunes, sube y baja varias veces en el día, casi con tanta destreza como el famoso escalador Alain Robert, “el hombre araña francés”, conocido por escalar todo tipo de estructuras alrededor del mundo, incluido el puente Golden Gate de San Francisco y el edificio Burj Al Khalifa, en Dubái.
¿No resulta muy peligroso volar tan alto?, inquiere Escambray.
“Tenemos todo seguro, el arnés con todo el equipamiento. Trabajo con dos cuerdas y subo por ahí para allá. Incluso ahora estoy enseñando a otro muchacho de aquí, Yordano Harrison”.
¿No sientes miedo?
“Siempre hay miedo, el miedo lo sentimos todos, pero si tienes lo que te asegura, no. Ya estoy más confiado. No soy fácil para asustarme, puedo patinar, pero tengo las cuerdas y estoy operado de los nervios”.
Y tu mamá, la familia, ¿cómo lo toman?
“Nada, como algo normal”.
Esta resulta la tercera ocasión que Ledier Rosales asume el mantenimiento del templo espirituano, Monumento Nacional y símbolo de la villa. En esta ocasión, además de los trabajos de pintura y remozamiento, se sustituyeron las puertas del atrio, siempre respetando los valores patrimoniales de la antiquísima construcción.
Desde los portales del mercado El Convenio y en plena calle los transeúntes se detienen asombrados a curiosear el trabajo de este equipo, donde también intervienen el ayudante Yuniel Harrison y el arquitecto Magdiel Cabrera. Para unos eso de escalar así, amarrados con sogas, es una verdadera locura, otros temen por sus vidas y los más temerarios aplauden el ascenso.
“Yo estoy aprendiendo con él porque hay que aprender de todo un poco. Es difícil, pero se hace, el miedo lo dejas dentro. Algunos creen que nos vamos a caer, pero esto es más seguro que un andamio. Tenía miedo, pero ya no. Este año empecé y ya subo y trabajo allá arriba sin problemas”, remata el aprendiz Yordano Harrison.
Que alegría ver que nuestra Mayor está siendo reparada, sin dudas un símbolo de la hermosa urbe yayabera y uno de sus monumentos más fotografiados por lentes aficionados y profesionales. Es necesario preservar nuestro patrimonio y nuestra historia, y de ambos en Santilé hay mucho.