Uniss: Una universidad con los ojos bien abiertos

Tras insertarse desde hace años en el llamado proceso de integración, la joven Universidad de Sancti Spíritus alimenta la sinergia con las empresas locales en una relación que ambas partes reconocen como ventajosa

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Más de 30 carreras o titulaciones se cursan hoy en la joven Universidad de Sancti Spíritus. (Foto: Vicente Brito/ Escambray)
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Más de 30 carreras o titulaciones se cursan hoy en la joven Universidad de Sancti Spíritus. (Foto: Vicente Brito/ Escambray)

¿La universidad debe acercarse al potrero o el potrero a la universidad? La pregunta que durante algunos años se estuvieron haciendo los espirituanos más preocupados por la formación del capital humano que demandaba y demanda esta provincia para su desarrollo, parecería un sinsentido a la luz de lo que sucede hoy, cuando desde hace rato quedó claro que el recorrido debe ser en ambas direcciones.

Al menos a esa conclusión han llegado lo mismo en la Facultad de Ciencias Agropecuarias que en la Empresa Managuaco, donde los estudiantes de Medicina Veterinaria y Zootecnia entran y salen «como Pedro por su casa», madrugan como si fueran vaqueros, se involucran en proyectos investigativos y comprenden que la docencia, que erróneamente suele asociarse a los laboratorios y a las academias, también se hace –y a veces hasta mejor– en los territorios de la producción.

La facultad acoge las especialidades de Ingeniería en Proceso Industrial (en la modalidad de curso por encuentros), Ingeniería Agrónoma, Ingeniería Forestal y Medicina Veterinaria y Zootecnia, de las cuales las tres últimas aterrizan sistemáticamente en las unidades docentes que funcionan en las empresas pecuarias Venegas y Managuaco, en la Agroindustrial de Granos Sur del Jíbaro, y en la antigua Facultad Agropecuaria de Montaña (FAME), de Topes de Collantes, ubicada en el macizo del Escambray.

Para la máster en Ciencias Odmara Castellano Yero, decana de la Facultad de Ciencias Agropecuarias de la Universidad de Sancti Spíritus José Martí (Uniss), el proceso afortunadamente fluye sin mayores contratiempos, se cumple la planificación por años, no existen dificultades con los convenios y el criterio institucional, incluso, «es que los mismos se vienen fortaleciendo y que las relaciones con las empresas se encuentran hoy consolidadas».

En la acera de enfrente, que bien mirada viene siendo casi la misma,  directivos de las pecuarias Venegas, en Yaguajay, y Managuaco, en Sancti Spíritus, cada día dicen sentirse más responsables de la formación de quienes a la larga serán sus trabajadores, sus especialistas y hasta sus cuadros de dirección.

Managuaco, que acoge tradicionalmente a veterinarios y agrónomos, está haciendo gestiones con la Facultad de Ciencias Técnicas y Empresariales, de la propia Uniss, para trabajar también en la formación de estudiantes de las especialidades de Contabilidad y Finanzas e Informática. «Queremos vincularlos desde los años iniciales y que realicen sus tesis en la empresa», dice Lianne Fleites Rodríguez, especialista de cuadros de la entidad ganadera.

Con capacidad para 70 estudiantes, la unidad docente de la pecuaria Venegas viene siendo casi como el Palacio de las Convenciones para el Consejo Popular de igual nombre, según las ocurrencias de su presidente, Israel Pérez, Catanga, quien coincide en la utilidad práctica de «cocinar» allí los profesionales que tendrán luego en sus manos la suerte de la ganadería local.

Para María Julia Sánchez, directora de Capacitación en la entidad, por la tradición y la cultura alcanzadas, por los recursos humanos disponibles y por las condiciones en general creadas en el centro, «resultan ilimitadas las posibilidades para contribuir a la formación integral de los estudiantes en la empresa», que hoy mantiene vínculos con organizaciones vecinas como la Agroindustrial de Granos Valle del Caonao, la ueb Porcina y la fábrica de quesos Mérida, de Río Zaza.

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La vinculación de los estudiantes espirituanos a proyectos comunitarios es una práctica sistemática en la Uniss. (Foto: Vicente Brito/ Escambray)

CON LA INTEGRACIÓN COMO PALANCA

Cuando en enero pasado, el Presidente cubano Miguel Díaz-Canel Bermúdez llegó hasta la sede de la Uniss con un Vicepresidente, 11 ministros y dos viceministros a intercambiar sobre el papel de la universidad en el contexto cubano, ya la casa de altos estudios había graduado cerca de 37 000 profesionales y contaba con un claustro integrado por más de cien doctores, 500 másteres, cerca de un centenar de profesores titulares y más de 200 profesores auxiliares.

«A la comunidad universitaria se le debe explicar sistemáticamente cómo avanzamos en los programas; qué pretendemos hacer para impulsar el desarrollo del país; y a la vez proponerle temas de trabajo conjunto», sugería el mandatario cubano en un intercambio en el que también salieron a relucir los resultados acumulados por el centro de altos estudios en sus más de 35 años de existencia.

«Nos relacionamos lo mismo con Haití que con Alemania», le refería a Escambray hace algún tiempo el doctor Martín Santana, una de las personas que más han empujado la Educación Superior en esta región, en tácito reconocimiento a esa vocación cosmopolita de la Universidad, que en modo alguno está reñida con su intervención en importantes proyectos comunitarios y en la vida misma de Sancti Spíritus.

En la Uniss el proceso de integración fue interpretado como una suerte de palanca, según el criterio de la mayoría de los actores, que primero lo revolvió todo y luego lo reorganizó, con cinco facultades –Ciencias Agropecuarias, Ciencias Pedagógicas, Ciencias Técnicas y Empresariales, Cultura Física y Humanidades–, siete Centros Universitarios Municipales (CUM), dos residencias estudiantiles, una residencia de posgrado y más de una treintena de carreras o titulaciones, las que en buena medida hoy dan respuesta a las principales demandas del territorio.

TRINIDAD NO SOLO ENSEÑA TURISMO

Si Román Benítez, Hanny Peña y Jesús Humberto González se titularon como licenciados en Turismo y hoy se desempeñan sin mayores contratiempos en esta rama en la ciudad de Trinidad, no fue solo gracias al «milagro» de su talento, a su empeño personal y a esa perseverancia que se requiere para doblar el lomo durante una jornada de ocho horas y luego, cuando los ojos y el cuerpo piden ponerse en pausa, salir a comerse los libros.

La conquista de estos trinitarios ilustra en buena medida las bondades que representó para el territorio la apertura en 2002 del Centro Universitario Municipal –uno de los más importantes de los siete adscritos a la Uniss–, hoy una prestigiosa institución que lo mismo forma profesionales en ocho carreras, que imparte un curso de cultura tributaria o se involucra en la preparación del expediente con el que Trinidad ganó su condición de Ciudad Artesanal del Mundo.

Es cierto que la Licenciatura en Turismo despuntó desde un inicio como la carrera líder del Centro Universitario, algo muy lógico para una región que desde hace décadas viene especializándose en esta actividad; sin embargo, contrario a lo que pudiera pensarse, hoy también existe demanda en otros frentes.

La doctora Anayansi Albert Rodríguez, su directora, habla con orgullo del crecimiento de otras especialidades como Contabilidad y Finanzas, Agronomía, Derecho, Sicología, Ciencias de la Información, más los perfiles pedagógicos. «Que hoy tengamos 45 agrónomos en primer año –dice ella– constituye un verdadero suceso para Trinidad».

Pero que en estos años el centro haya nucleado a 20 docentes, todos másteres y doctores; que le abra día tras día las puertas al empresariado local y les enseñe francés, inglés y portugués a los trabajadores por cuenta propia ocupados en la atención al turismo; que investigue los problemas del territorio y contribuya a transformarlos, más que un suceso, es una manera tangible de probar que la universidad cubana está en todas partes y al menos la espirituana camina con los ojos bien abiertos.

Juan Antonio Borrego

Texto de Juan Antonio Borrego
Director de Escambray desde 1997 hasta su fallecimiento el 4 de octubre de 2021 y corresponsal del diario Granma en Sancti Spíritus por más de dos décadas. Mereció el Premio Provincial de Periodismo por la Obra de la Vida Tomás Álvarez de los Ríos (2012) y otros importantes reconocimientos en certámenes provinciales y nacionales de la prensa.

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