Reconocer que algo languidece siempre duele y, por instinto , nos empeñamos en mantenerlo con vida, aunque a veces no bastan los intentos. Por más que cueste concientizarlo, la práctica ha demostrado que la mejor solución es —aun con sensación de molestia y aflicción— tomar decisiones, afrontar consecuencias y buscar alternativas.
Precisamente, una sensación de agonía para tratar de sobrevivir respiró en la XXIX Jornada de la Poesía, un evento que en nada se parece a aquellas ediciones donde los versos ahogaban las horas del día y muchos escritores, desde diferentes puntos de la geografía nacional, confluían en esa riqueza que emana la lírica, sobre todo cuando convergen autores y lectores.
La presente edición de este evento, único en Cuba, contó solo con un programa atractivo en papeles. La práctica no encontró afluencia de público, ni de escritores, por lo que algunos de sus momentos se suspendieron y los que se materializaron contaron con las mismas caras.
De acuerdo con Caridad Atencio Mendoza, una de las voces femeninas contemporáneas más reconocidas del país y ya rostro reiterativo en esta cita, esa particularidad puede ser causada por la coincidencia de varias acciones, sin otorgarle jerarquía a este encuentro.
“En esta isla hay pocos eventos dedicados a la poesía. Ya durante años este ha agrupado a poetas de todas las provincias y diversas tendencias y eso hay que cuidarlo y defenderlo porque toca siempre lo trascendental”, añadió.
Uno de los momentos especiales que prestigió la Jornada fue el panel dedicado a Roberto Fernández Retamar, a quien se honró en esta edición, junto al espirituano Manuel González Busto.
Igualmente merece el aplauso el hecho de que el programa incluyera centros fuera de los perímetros del sistema institucional del sector de la Cultura. Escuelas, la tabaquería de la ciudad del Yayabo, la Universidad José Martí Pérez de Sancti Spíritus y las sedes de la Federación de Mujeres Cubanas y de la División territorial de Etecsa fueron algunos de los espacios que le abrieron los brazos a los versos.
Dicha posibilidad permite siempre el diálogo con los creadores, aunque no se logre de manera natural y se violenten un tanto las rutinas de los espacios porque los que aceptan escuchar las lecturas no resultan el público más receptivo. Sin embargo, queda el buen sabor de que, por lo menos, conocen que existen creaciones que a través de la palabra dibujan sus realidades y sentimientos.
Un suceso vital es el desplazamiento del hábito de lectura por el consumo de otros productos puestos en las manos por las tecnologías, una realidad que le preocupa sobremanera a Ronel González, escritor holguinero e invitado al encuentro espirituano.
“Es muy difícil ver a alguien, sobre todo de las más jóvenes generaciones, leyendo poesía. Los que lo hacen, mayormente, es por el teléfono o tableta. Lamentablemente, sucede que los versos publicados en Internet no siempre tienen el mejor acabado y eso incide en la deformación de los gustos. Resulta complejo el fenómeno, pero no nos podemos cansar y tenemos que seguir defendiendo, desde cada escritor la poesía y con el auxilio de todas las herramientas, la existencia de la poesía”, acotó.
Precisamente, por ese reacomodo al contexto, necesidades e intereses de los seres humanos que han debido asumir las expresiones y sucesos culturales para sobrevivir, quienes diseñan y organizan la Jornada de la poesía deben repensar sus futuras ediciones, si es que aún consideran oportuno que se mantenga el mismo nombre. Ya no puede responder a las mismas concepciones de sus inicios. De aquellos días en que Sancti Spíritus era referencia como capital del verso, poco o casi nada queda. Mas, nunca se podrán dejar morir los ánimos e intenciones para engalanar con un espacio dinámico, de convocatoria y pensamiento, la ciudad del Yayabo bajo la magia de la lírica.
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