En términos deportivos el estreno del 2019 no puede ser más caliente con el inicio de las semifinales del play off de la 59 Serie Nacional de Béisbol, que tuvo su arrancada en las últimas horas con el juego del Latinoamericano entre Industriales y Camagüey, con triunfo para los visitantes con marcador de nueve carreras por ocho.
Y aunque el invierno no acaba de aparecer con “autoridad”, las altas temperaturas en esta lucha por el título más ansiado del deporte cubano las respira una afición que se deshace en pronósticos y especulaciones.
Lo primero es que se trata de dos pareos inéditos entre los cuatro elencos que lograron agarrar los boletos en la campaña más reñida que se recuerde en Cuba y que complica mucho más las predicciones. Además, hubo que esperar hasta la última subserie para conocer los cuatro elegidos y hasta el último out para saber el orden: Matanzas, Las Tunas e Industriales terminaron con el mismo balance de 52 triunfos y 38 reveses, los tres a solo un juego del líder, Camagüey.
Pasa también que luego de los “dime que te diré” del nuevo pedido de refuerzos, que espero un día desaparezcan para esta fase final, cada equipo es otra cosa. Intentemos de todas maneras el riesgo de los vaticinios, que mantuvieron entretenidos a muchos en medio de los festejos por el fin e inicio de años.
Dicen las encuestas callejeras y de no pocos expertos que en el pareo Camagüey-Industriales, los azules llevan las de ganar, no solo por el peso de la camiseta y por lo que implica el regreso de uno de los grandes históricos a la fiesta de los play off.
Por más detractores que tengan y luego de su derrota inicial, a los de la capital hay que reconocerles su capacidad ganadora, si no fíjese bien. Iniciado el último tercio se disputaban el quinto o sexto puestos de la tabla, pero gracias a una reacción en cadena, como mismo hicieron para quedar entre los ocho y luego ganar el comodín, vencieron en nueve de los últimos diez partidos y eso los puso en euforia de play off y los convirtió en un rival peligroso, además de ser favoritos en el duelo ante los agramontinos, no solo por la historia y porque salieran airosos en nueve de los 12 desafíos entre ambos.
Los capitalinos cuentan con una probada garra para jugar bajo presión y su bateo es, exponencialmente, superior por la cantidad de extrabases y las carreras producidas, aunque en números son solo dos puntos superiores a su rival, con 289. Su defensa es tan magra como la camagüeyana: 272. Su lado flaco parece ser el pitcheo: 4.41 PCL, ahora con muchas más incógnitas, luego de que las expectativas por el pedido como refuerzo del zurdo Liván Moinelo se esfumaran ante la negativa del pinareño por no estar suficientemente preparado.
Sin embargo, no debe ser un duelo fácil. Sus rivales resultaron los mejores a lo largo de toda la campaña y demostraron también capacidad ganadora cuando resistieron la embestida final y lograron mantenerse en la cima, colgados sobre todo de un certero pitcheo de brazos jóvenes. Su primera vez en la fiesta de los cuatro finalistas se convierte en motivación, pero tienen varios escollos: el primero es el contrario e iniciar en estadio rival, un escenario muy complejo para soportar presiones, como la de este viernes con gradas repletas. El otro es su bateo, que aunque se comportó muy productivo en el primer choque, último entre los finalistas (287 AVE) y con poca producción de extrabases: 180 por 251 los giraldillos.
El otro pareo, que arranca este sábado entre Matanzas y Las Tunas en terreno de los segundos, luce más equilibrado y es para algunos una final adelantada, con inclinación en los favoritismos para los orientales, por su condición de actual campeón y subcampeón anterior. También por la campaña que rindieron y en la cual debieron sacar la casta para quedar entre los seis en los últimos acordes de la fase clasificatoria.
El de Pablo Civil es lo que se dice un equipo completo y el único que ha podido repetirse en la fiesta de la postemporada por tres años consecutivos, lo cual lo hace el más estable en el cachumbambé de clasificados de los últimos tiempos.
Sus bateadores son casi los mismos que han logrado tales hazañas con una conjugación de fuerza y rapidez, y su pitcheo no es segundo, ahora más reforzado con un cerrador de la estirpe de Raydel Martínez. Lo otro es que a su mánager no parece haberle hecho daño la exclusión de las direcciones del Cuba, pese a sus probados resultados, y ha logrado conducir con asertividad una selección hermética que por lo general tiene variantes bajo la manga en momentos claves y se presenta con opciones de llevarse su segundo título.
Matanzas, como Industriales, es otro de los que regresa a los play off donde fueron recurrentes bajo el mando de Víctor Mesa, al que solo le faltó el título. De ahí que lo primero que debe superar Armando Ferrer es quitarse esa deuda histórica.
No parece este un elenco superior a aquellos que se quedaron siempre en plata o bronce. Para sobrepasar el obstáculo tunero, tendrán que duplicar su garra y esperar, entre otras cosas, que el liderazgo de su torpedero Erisbel Arruebarruena, primero en jonrones, con 19, le imprima capacidad ganadora. También hace falta que su ofensiva se comporte a la altura de toda la fase clasificatoria en la que fueron los máximos productores de extrabases, con 251; los de mayor cantidad de impulsadas, con 495 y los máximos jonroneros, con 85. La inclinación por César Prieto y Raico Santos le imprime velocidad y vitalidad al juego de los cocodrilos.
De sobra se sabe que en los play off imperan las tensiones y los números suelen trocarse en estos juegos de vida o muerte en los que triunfan los que mejor sepan dominar la presión, tanto por parte de los jugadores como por los mánager.
Entonces a sufrir, discutir y disfrutar este regalo de inicios de año a la manera que solo sabemos hacerlo los cubanos.
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