Al fin los Gallos regresan a su valla del José Antonio Huelga, luego de la larguísima ausencia de su patio que le impuso la situación epidemiológica de la provincia por el rebrote de la COVID-19.
Y digo al fin porque desde el 8 de octubre pasado cuando enfrentó a Ciego de Ávila en el coloso de Los Olivos, Sancti Spíritus tomó carretera de oriente a occidente y desde que se midieron ante Guantánamo el 10 de octubre en el Nguyen Van Troi hasta este jueves 3 de diciembre que se despidieron de Holguín en el Calixto García pasaron nada más y nada menos que ¡36 partidos! jugando fuera de casa.
Y, aunque en tiempos en que todos los estadios juegan a puertas cerradas y la línea emocional entre ser home club o visitador prácticamente es imperceptible, en algo pesa, sobre todo en la psicología de los jugadores.
Ello se agravó porque en más de una ocasión tuvieron que jugar en
sedes alternas, como cuando lo hicieron en Camagüey vs. Pinar del Río, o en Matanzas contra Artemisa o en el Latino frente a Isla de la Juventud. Por eso hay que alabar bastante el desempeño de los Gallos en lo que va de campaña, pues el elenco sobrepasó con creces ese obstáculo.
Baste decir que en ese lapso fuera de su terreno los muchachos de
Eriel desarrollaron 14 subseries (de dos o tres partidos, indistintamente) y solo perdieron dos de manera general: las que sostuvieron con Pinar del Río y Mayabeque y solo ante los primeros cedieron dos veces en un mismo cotejo cuando se enfrentaron en la sede neutral del Cándido González.
De los 36 partidos fuera de casa, ganaron 22 y perdieron 14 y en
general mejoraron su accionar y su ubicación en la tabla de posiciones.
Al partir del Huelga, los yayaberos aparecían en el sexto lugar con balance de 11-7. Hoy retornan con 32 y 21 y mucho mejor ubicados en la tabla: tercer puesto, a uno y medio del líder. Llegan además con una suculenta barrida a Holguín y siete victorias de manera sucesiva.
Pero no es solo la ubicación. Los espirituanos superaron todos los
indicadores. En esa oportunidad bateaban 298 y hoy acumulan 302 con un buen aprovechamiento ofensivo y un mejor despliegue de la velocidad en función de la ofensiva con participación bastante repartida entre todos los jugadores en cuanto a la producción de carreras.
Descuella, de todas maneras, el liderazgo de Frederich Cepeda, quien ya elevó el récord de embasado hasta los 4 000 y redondeó varias marcas individuales de por vida en una campaña en la que aparece entre los mejores bateadores.
En el pitcheo la mejoría ha sido sustancial. Cuando dejaron su patio
compilaban para 4.99 PCL y hoy el promedio es de 4.19. En esta área reconforta reconocer la estabilidad lograda por los abridores, sobre todo Yuen Socarras y José Eduardo Santos, y la mantenida a lo largo de toda la contienda por el relevista Yankiel Mauris.
En cuanto a la defensa, el departamento más débil del conjunto, las
cosas no han variado tanto, pues en aquel entonces fildeaban para 969 y hoy lo hacen para 970 y siguen en la cola de la campaña.
Pero el aprovechamiento ofensivo y el manejo del pitcheo les han
permitido a los Gallos jugar con estabilidad y sostiener los saldos de hoy. Concluidas las subseries particulares de cinco encuentros con varios elencos, los espirituanos solo han perdido dos frente a Mayabeque y Pinar del Río, en ambos casos de 3-2, por lo que no han sido barridos hasta ahora.
En cambio, van delante en seis compromisos ante Industriales, Artemisa, Matanzas, Villa Clara, Isla de la Juventud y Holguín.
¿Qué ya están casi clasificados, como sostienen muchos seguidores? Es una tesis falsa. A los Gallos le quedan, contados incluso todos los partidos pendientes, un total de 21 y la tabla de posiciones se mantiene aún muy compacta, en tanto otros equipos tienen más encuentros por desarrollar.
Habrá que esperar hasta el año que viene, cuando se efectúe la
subserie pendiente con Cienfuegos, que se jugará en el Cinco de
Septiembre los días 3 y 4 de enero.
Lo que sí resulta innegable es que tienen una posición envidiable y
que todo dependerá de sus propios esfuerzos.
El regreso a casa alienta, pero no cambia el rumbo de las pretensiones. Así lo piensa el mánager Eriel Sánchez León: “No ha sido fácil, la gente no sabe lo que es estar lejos y tener algún problema familiar en tu casa y no poder hacer nada, pero les digo todos los días que deben sentirse orgullosos de que en los momentos difíciles hemos guapeado duro. Ya cumplimos una parte, que era en los primeros 45 juegos medirnos con lo realizado el año pasado, pero hay que seguir trabajando”.
Y sobre la clasificación, no quiere adelantos que puedan significar
exceso de confianza: “Todavía no estamos clasificados y para eso hay que esperar hasta el juego 75, por eso les digo que queda mucha entrega y sacrificio para sostener lo que han hecho, esta racha ganadora que hemos mantenido nos da la posibilidad de tener más bajas que altas, pero hay que seguir saliendo todos los días a jugar como lo hemos hecho hasta hoy”.
Tras enfrentar este fin de semana a Camagüey —por cierto, único elenco con el que le restan cinco desafíos—, los Gallos se quedan en el Huelga durante martes, miércoles y jueves para enfrentar a Guantánamo. Luego emprenderán carretera corta para medirse con el elenco de Ciego de Ávila.
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