Quienes conocen a Yudit Vidal Faife no me tildarán de exagerada si la catalogo como un ser de luz incansable. En el pequeño estudio de su casa, justo donde se roba una de las vistas más bellas de la tercera villa de Cuba, se le encuentra siempre enrolada en diferentes creaciones.
Pero ese empeño ha sido premiado con creces en múltiples ocasiones, tanto a nivel nacional como internacional. Precisamente, la alegría se le ha posado doblemente por estos días, al conocer de otros reconocimientos.
El primero es formar parte de la exposición United Nations-symbol of life, freedom & happiness (Naciones Unidas, símbolo de vida, libertad y felicidad), integrada por 216 artistas, de 193 estados miembros de las Naciones Unidas y seis continentes. La reconocida creadora de Trinidad es la única representante de Cuba.
“Es una iniciativa del Inter-Art Foundation Aiud de Rumanía, organizada por Stefan Balog, presidente de esa organización, que cada año tiene lugar de forma física, pero en este 2020, por la situación epidemiológica del mundo, se hace virtual y lo auspicia el Presidente de Rumanía”, explica la artista, quien ostenta la distinción de Embajadora Universal de la Paz por el Círculo Universal de los Embajadores de la Paz.
Según el catálogo de la cita, los organizadores convocaron para a través del arte crear un mundo mejor, de libertad y convivencia, de cooperación y entendimiento, y de unidad entre pueblos, naciones y culturas.
Presente desde el año 2013 como única representante cubana en esta propuesta, siempre en la sede neoyorquina de las Naciones Unidas, organización a la que se le dedica esta edición del evento por su aniversario 75, Yudit Vidal Faife en esta ocasión regala la pieza Sumergida y acompañada de mar, hecha en tinta y acrílico sobre lienzo, donde una sirena dialoga con un pez dentro de un gran caracol.
“Es mi idea de cómo asumo la transformación de las especies debido al inevitable cambio que sufre el medio ambiente”, aclara.
Pero no es solo esta la única cita que catapulta el arte cubano defendido por quien recibió el Premio Único de las Artes por acuerdo de la Asamblea Municipal del Poder Popular; también está un audiovisual con 41 de sus piezas, dedicado a todo el personal de la salud que libra la batalla contra la COVID-19, que le da la vuelta al mundo.
“Está auspiciado por Worldwide Art Movement, una organización de artistas de la India y con curaduría y organización de Jayanth Kumar, quien convoca a creadores de diferentes latitudes para regalar exposiciones personales”, añade.
Es así que se visualiza en la red de redes una selección de piezas de su serie Esparcimiento anímico, donde los colores y la luz son las protagonistas.
“Mediante ellos propongo la felicidad, el tan necesario hálito de luz y esperanza en tiempos tan complejos como en los que vivimos. Y cómo no dedicarlo a esos héroes y heroínas del siglo XXI porque, aunque otras muchas personas laboran, es el personal de la salud el que da la cara a la enfermedad”, insiste.
Igualmente, esta mujer líder del proyecto Hilos, alas y pinceles forma parte del II Encuentro Internacional de Arte y Cultura, a celebrarse en este mes de octubre, auspiciado por la Fundación Bellas Artes, de Ecuador.
“En esa cita asistiré con mi creación Ángel sumergido, nacido del carbón y acuarela sobre cartulina”, informó.
Sin perder su ritmo arrollador, desde ya Yudit Vidal Faife se alista para desde casa y gracias a las tecnologías participar el venidero 10 de octubre en el evento Homelessness An International Crisis (Crisis Internacional de los Desamparados).
“Fuimos invitados para desde el arte mostrar una solución a ese tema. En el mundo son miles de personas las que hoy sufren solos serias secuelas por la COVID-19”, añadió.
Con la maestría artística que la distingue, regalará Esparcimiento cronológico y Soplo de vida, dos creaciones que a simple vista alivian hasta las personalidades más hieráticas.
“La primera representa el espíritu de un niño desnudo, tal y como venimos al mundo, sin mayores pretensiones ni atributos materiales. Sigue una rueda por la calle vacía hacia la luz como símbolo de fe y esperanza. Es el espíritu de la nueva generación que nos impulsa a tener fe. Justo sobre él, aparecen piezas de reloj con alas, que nos indican que a través del tiempo nuestros sueños volarán y el deseo de vivir confortablemente se hará realidad.
“Por su parte, la segunda muestra el espíritu de una mujer desnuda, como símbolo de maternidad, fertilidad, polvo de esperanza a la ciudad desierta en las noches estrelladas, donde las mayores pasiones y deseos se lanzan al universo como pedido de que un futuro mejor es posible. Le acompaña una arquitectura colonial y moderna que evoca al pasado, pero mira hacia el presente”, describe.
“El arte es mi vida y sin él no es posible caminar hacia un futuro mejor”, sentencia finalmente.
Orgullosa siempre de representar a la mujer cubana en las artes, agradeciendo la labor comunicativa de excelentes periodistas como Lisandra, quien promueve con maestría las noticias relacionadas con el quehacer artístico que por estos días tanto alivia a los ciudadanos del mundo afectados por la crisis de la Pandemia. El Arte salva el espíritu. gracias por ese hermoso artículo.